33

4.5K 478 222
                                    

Habían pasado varios meses ya. Las relaciones de Yamaguchi, Akaashi y Kenma iban muy bien. Estaban como siempre, y la verdad es que sus vidas también estaban estables. Akaashi consiguió su trabajo, mientras que Yamaguchi y Kenma seguían trabajando en starbucks como baristas.

Esa tarde, Yamaguchi había ido al departamento de Tsukishima, y Akaashi también había salido a cenar a la familia de Bokuto, también iba a pasar la noche ahí. Por ende, la casa estaba sola, sólo estaba Kenma. Él había dicho que iba a ser una excelente tarde para jugar videojuegos, pero por alguna razón quería invitar a Kuroo, y lo hizo.

La verdad es que habían hablado recientemente sobre comenzar a tener relaciones sexuales. Kenma también había comprado todo lo necesario para hacerlas, pero aún así se sentía extraño, pero al mismo tiempo quería hacerlo.

—¡Hola, Kenma! —le saludó alegre el pelinegro cuando abrió la puerta.

El nombrado se acercó a este y depositó un beso en sus labios a modo de saludo, haciéndose a un lado para que pudiese entrar. Cuando este lo hizo, cerró la puerta y se le quedó mirando mientras jugaba con sus dedos.

—¿Pasa algo? —preguntó el más alto acercándose al menor, colocando sus manos sobre sus hombros, haciendo unas caricias en este.

—No. No hay nadie en casa.

Las mejillas del mayor se sonrosaron y asintió con su cabeza.

—Lo sé, me lo enviaste por mensaje.

—Yamaguchi y Akaashi no volverán hasta el otro día, así que puedes quedarte a dormir.

—Vine con ropa de cambio también —dijo señalando su mochila negra.

—Estaremos toda la noche solos.

Kuroo ya había captado el mensaje, pero aún así intentaba hacer como si no se hubiera dado cuenta. La verdad es que le daba un poco de vergüenza, no sabía por qué. Él ya había tenido sexo algunas veces, pero esta vez era distinto. Suspiró resignado.

—¿Quieres tener sexo? —preguntó en un susurro, como si estuviesen a punto de cometer algo malo.

—Podríamos intentarlo... —respondió el más bajo viendo a sus labios.

—Entonces vamos a tu habitación —dijo el pelinegro, tomando la mano de su novio para guiarlo hasta su propia habitación.

—¿Vamos a hacerlo ahora ya? Yo pensé que podríamos hacerlo más tarde... —musitó, aunque se dejaba llevar.

—¿Qué más tarde sería? Ya son las nueve...

—Sí, tienes razón.

Kuroo dejó su mochila apoyada en la silla giratoria del escritorio de Kenma, para así sentarse en el borde de la cama junto al menor. Ambos estaban muy nerviosos.

Kuroo decidió tomar la iniciativa. Dirigió su mano hacia el muslo del contrario, para así subirse a la cama misma y levantando las piernas de Kenma para que los dos estuvieran arriba. No tardó en besar los belfos del menor mientras que sus manos se paseaban por la delgada cintura del mismo, metiendo estas por debajo de la ropa. Podía sentir su rostro caliente, y la sangre yendo a toda velocidad por todo su cuerpo, específicamente en una parte de su cuerpo.

Sacó la camiseta que Kenma traía en ese entonces, para así imitar la acción sobre él mismo, dejando ver tu cuerpo tonificado. El menor dirigió sus manos hacia los hombros impropios, acercando el rostro de su pareja al suyo para seguir besando sus labios, estremeciéndose ante las caricias que este daba sobre su propio cuerpo. Eran caricias gentiles y amables, y de vez en cuando inseguras, lo cual provocaba incomodad en el más bajo.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora