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Yamaguchi se colocó su delantal como siempre, preparándose para una jornada medianamente corta, empezaba a trabajar desde las diez de la mañana un día lunes hasta las seis, no tenía clases ese día. Sólo trabajaba los lunes, martes, los viernes y algunas veces los sábados cuando necesitaban personal. Lamentablemente sus amigos no trabajaban los lunes ya que tenían que ir a clases, ellos trabajaban en el horario de las seis, por lo que tenía que trabajar con sus otros compañeros, no es que no le agradaran, es solo que eran muy... machistas para sus cosas.

Sacaban fotos cuando trabajaban y a veces se quedaban vagueando sin trabajar, excusando que estaban teniendo una mañana complicada y cosas así. Afortunadamente solo trabajaban en común los lunes.

—En mi salón tengo a un gay de mierda —comentó.

—¿Cómo sabes que es gay?

—Tiene las uñas pintadas y siempre usa el rosa.

Yamaguchi soltó un suspiro, incómodo por el ambiente. ¿Podría dejar de trabajar o comunicar el ambiente a su jefe? Sí. ¿Lo hará? No.

Estaba ordenando la caja registradora cuando levantó su vista y vio a aquel chico rubio alto que tanto le llamaba la atención, aunque estaba solo. Se acercó a la caja mientras tallaba sus ojos, se veía algo cansado.

—Hola, buenos días —saludó amablemente, mirando las variadas opciones en los carteles de arriba.

—Hola, ¿qué vas a pedir?

—Me gustaría... —se quedó callado un momento, desviando su mirada ante los ojos del chico pecoso durante unos segundos—. Un café normal, muy cargado y un rollo de canela, por favor.

—Está bien, ¿su nombre... era Tsukishima? —preguntó sacando la tapa del plumón para anotar.

Tsukishima le miró con una sonrisa pasiva. Yamaguchi no pudo pensar en esa sonrisa, ¿estaba burlándose de él o qué? Era una sonrisa burlesca. O eso era lo que pensaba Yamaguchi.

—Sí. Tsukishima.

Yamaguchi relamió sus labios y escribió el nombre, desviando la mirada hacia el vaso.

Finalmente pagó y se fue apoyar en una pared mientras esperaba que hicieran su café. Yamaguchi se pusó a prepararlo, procurando seguir las indicaciones del cliente. Ya cuando hizo el café, sacó el rollo de canela y lo colocó en una bolsa de papel, para finalmente acercarse a la zona vacía donde dejaban los pedidos.

—¿Tsukishima?

El nombrado se acercó y tomó su pedido, dejando algunos billetes en la mesa como propina.

—Comenzaré a venir más seguido. Me gusta el café de aquí.

—¿Ah, sí? —preguntó divertido Yamaguchi, soltando una pequeña carcajada tomando los billetes, para luego meterlos en los bolsillos de su delantal.

—Será mejor que guardes eso en otro lado...

Ladeó su cabeza sin entender lo que quiso decir, hasta que miró a sus dos compañeros que le miraban con ojos de pues, quitarle el dinero. Apretó sus labios y caminó hacia la zona donde estaban sus pertenencias.

No pudo evitar soltar otra carcajada. ¿Dijo que vendría más seguido? ¿Había escuchado bien? Aunque quizás no venía por él, dijo que le gustaba el café... Por lo menos podría verle.

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Lo que no le había dicho, es que vendría solamente en la mañana, al menos en esa semana, porque nunca más le vio en la tarde, sólo en la semana.

Akaashi y Kenma le habían dicho que había ido en la mañana el miércoles, cuando Yamaguchi trabajaba en la tarde.

—Todos están consiguiendo pretendientes en el café. ¿Será que encuentre al mío ahí también? —bromeó Kenma.

—Ah... Tsukishima es lindo.

—¿Por qué no le pides su número?

—¿Su número? No. Se ve que es distinto a mí.

—¿De qué hablas? —preguntó Akaashi con su móvil en su mano.

Yamaguchi se encogió de hombros.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora