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Kenma cuando vio a Hinata, supo que era para él. Una persona buena, alegre y honesta. O al menos eso fue lo que aparentaba. Además de que era muy lindo físicamente. Al igual que con Tsukishima, consiguió su número de teléfono. Comenzaron a hablar casi todos los días, se preguntaban que cómo estaban, qué hacían, qué comían, etc.

Aquello iba de maravilla para Kenma, pero no tanto para Kuroo. Estaba celoso. Nunca debió haber llevado a su amigo a aquella cafetería. Iba a confesar: a él le gustaba Kenma. Y pues, aunque nunca le correspondiera, iba a estar ahí para él las veces que lo necesitara. Después de todo, eran amigos igualmente, amigos de la infancia.

Ya casi ni hablaban, sólo cuando Kuroo iba a Starbucks, lo cual, ya no era un cliente habitual, intentaba buscar alguna forma de acercarse a Kenma, pero cada vez que se juntaban, este hablaba de lo buen amigo que era Shoyo. Kuroo ya se estaba cansando de escucharle hablar de él.

Kenma y Hinata ahora mismo estaban en el parque de la universidad, sentados en la sombra que el árbol les proporcionaba. Hinata solamente hablaba, y Kenma le escuchaba con alegría.

—¡Realmente me encanta mi carrera! Y eso que estoy en mi primer año, solamente no me gusta cuando tengo que estudiar y eso... pero es tan raro. ¿Alguna vez un profesor de deportes te ha hecho algún examen de los músculos?

—Bueno, a veces lo hacían porque debían hacerlo. A mi maestro no le gustaba hacer esos exámenes y prefería que hiciéramos ejercicio. Yo personalmente detesto hacer deporte, no tengo mucho aguante.

—¡Por eso juegas videojuegos!

—Mmh, algo así —Kenma rio con levedad mirando el rostro iluminado de Hinata.

Realmente la pasaba muy bien cuando estaba con Hinata, sentía que podía ser él mismo sin problemas. Él era muy bueno, no iba a juzgar por las cosas que hacía. Es más, se iba a interesar en estas y querer probarlas. Ya habían quedado un día para que este fuera a la casa de Kenma a jugar videojuegos.

...

En ese mismo momento, Tsukishima y Yamaguchi también estaba sentados en la sombra de un árbol, aunque en silencio. No hablaban mucho, pero no era un silencio incómodo, era uno tranquilo. Tsukishima escribía en su portátil, mientras que Yamaguchi leía sus apuntes ya que tenía un examen a la vuelta de la esquina.

Tsukishima de vez en cuando miraba a Yamaguchi leer. Le gustaba su rostro de concentración, se le hacía divertido. Por cada minuto que pasaba, se daba cuenta de lo agradable que era Yamaguchi. Una persona responsable y ordenada —para la mayoría de las cosas—.

—¿De qué es ese examen que tienes ahora? —preguntó cerrando su portátil, ladeando su cabeza.

—Ah, son cosas básicas que tengo que saber. Ya sabes, estoy estudiando ingeniería computacional y tengo que saber ciertas cosas... —dijo cerrando su cuaderno y guardándolo en su mochila—. Si sigo estudiando se me va a olvidar todo.

Soltó una pequeña carcajada cerrando su bolso. Tsukishima le miró con una sonrisa cálida.

—¿Puedo ver que haces en tu portátil? Siempre te veo con él.

—Tomo mis apuntes con el, así que... siempre estoy ordenándolos. Viendo si tome bien los apuntes... o si es que no entiendo algo lo busco en internet y lo escribo en seguida.

Abrió nuevamente su portátil, dejándola en el regazo del pecoso. Este comenzó a mirar lo ordenada que estaba y todo en sus carpetas, separados por tema. Comenzó a leer uno de sus apuntes, dándose cuenta que sus notas también eran ordenadas.

—Son muy ordenadas y lindas. Es increíble que hagas todo en el portátil, a mi algunas veces me duele la vista cuando paso mucho rato... y eso que estoy estudiando para eso —soltó un suspiro cerrando la laptop y entregándosela.

Miró antes de cerrar el aparato la hora, y quedaban diez minutos para que su clase comenzara. Aquel dolor de estómago por los nervios se hizo presente, por ende comenzó a temblar con levedad. Siempre que tenía un examen se ponía nervioso, y era algo que no podía evitar.

Tsukishima obviamente notó a este y por inercia tomó sus manos.

—¿Estás nervioso?

—Sí.

—No tienes porqué estarlo, has estudiado toda la mañana. Es imposible que te vaya mal, puedo acompañarte hasta tu salón si quieres.

Yamaguchi soltó un suspiro apretando sus labios mientras miraba sus manos entrelazadas. Este negó con su cabeza y se levantó del suelo.

—Estaré bien. Gracias de todas formas —le sonrió.

—¿Nos vemos más tarde?

—Debo ir a trabajar.

—Por eso digo.

El pecoso soltó una carcajada.

—Claro.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora