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Hoy iba a ser un día especial tanto para Bokuto como Akaashi, ¿por qué? Bokuto se había armado de valor para pedirle ser su novio, pero el problema es que no quería hacerlo en un lugar cualquiera. Quería que fuese un lugar lindo y que pudieran recordar con cariño, por eso mismo, estaba hablando con uno de sus amigos: Konoha.

—¡¿Por qué dices que no lo merezco, Konoha?! —gritaba y pataleaba Bokuto.

—¡Él es demasiado lindo para ti!

—¡Eres horrible, Konoha! —fue en ese momento en que el timbre sonó. Akaashi había llegado—. ¡Ya llegó!

Akaashi vestía de una camisa con un suéter con líneas gruesas de azul marino y gris, además de un jeans negro y unas converse negras. Realmente se veía lindo. Bokuto bajó las escaleras precipitándose y por ende, cayendo en el último escalón. Akaashi al escuchar el golpe abrió la puerta, esta estaba abierta y se sorprendió que lo estuviera. Se preocupó al ver a su chico en el suelo.

—¡Bokuto-san! —se acercó a este y se agachó.

—¡Akaashi! ¿Cómo estás?

—Eso es lo que debería preguntarte a ti —preguntó negando con su cabeza soltando un suspiro al ver que sólo había sido una tonta caída y nada grave.

—¡Eso te pasa por intenso! —le gritó alguien desde arriba de las escaleras.

Akaashi soltó una pequeña carcajada.

—Akaashi, ¡te ves muy lindo hoy! —dijo este abrazándolo con fuerza, tomándolo por sus antebrazos con suavidad, mirándole de arriba hacia abajo.

Las mejillas de Akaashi se sonrojaron, sonriendo con levedad, teniendo que tapar su rostro mientras era abrazado con más fuerza por parte del más alto.

—¿De verdad lo crees? —preguntó en un susurro.

—¡Claro que sí! —dijo depositando un beso ya más calmado en sus labios a modo de saludo—. ¿Vamos?

—¿A dónde?

Bokuto soltó una fuerte carcajada y tomó las llaves de la casa, cerrando la puerta detrás de ellos, sin responder la pregunta del pelinegro, solamente caminó sin un rumbo.

—No lo sé, ¿dónde quieres ir?

—Donde tú me digas, Bokuto-san. La última vez yo dije donde ir, ahora te toca a ti —otra risa nerviosa por parte del nombrado.

—Entonces vayamos al cine, ¿te parece?

—Está bien.

...

Habían elegido una película de ciencia ficción, aunque la verdad nunca habían visto la saga. Sólo compraron los boletos para ver algo, además de unas palomitas y una gaseosa. Akaashi ya había comido y no tenía tanta hambre realmente, así que solamente habían pedido para Bokuto.

Escogieron un asiento para dos personas, a una altura adecuada para ver la película. La verdad es que Akaashi estaba emocionado, estaba feliz de poder salir con Bokuto y ver una película, realmente le ponía feliz estar con él.

Se acomodaron y llegaron justo a tiempo ya que las luces ya estaban apagándose. Bokuto levantó aquel apoyo que era para la bebida, y así recargarse en el hombro del más bajo, este no se opuso obviamente y dejaron la gaseosa en el otro apoyo.

—Me pone muy feliz estar así contigo —susurró Akaashi, pasando su brazo por los hombros ajenos.

Bokuto se separó de aquel abrazo. Akaashi le miró confundido cuando se separó; esperaba lo peor.

—¿De verdad?

—Uhm, sí...

Bokuto abrazó con cariño al chico, era un abrazo diferente. Akaashi realmente se sentía querido cuando Bokuto le abrazaba, él daba abrazos tan reconfortantes que hacía que su día mejorara en un segundo, realmente era increíble.

—Akaashi, ¿quieres ser mi novio? —Akaashi le miró con los ojos como platos y sus labios se separaron con levedad por la sorpresa.

¿Realmente estaba pasando lo que estaba pasando? ¿Estaba soñando? Claro que no. Bokuto esperaba ansiosamente la respuesta.

—Sí. Claro que sí, Bokuto-san —susurró, sintiendo aquellas mariposas en su estómago.

Ambos sonrieron con levedad, uniendo sus labios en un beso lleno de amor y cariño.

Fue en ese momento que Akaashi se dio cuenta de que estaban en el cine, un lugar público y donde todos podían verles. Se separó un poco de Bokuto pero este se negó rotundamente, ahora quería sus besos y no le importaba lo que había alrededor. Las manos de este se dirigieron hacia la delgada cintura que poseía el pelinegro, haciendo que se estremeciera.

—Bokuto-san... —suspiró entremedio de los besos, mientras dejaba sus manos en su pecho. Su musculoso pecho.

—Quiero besarte, Akaashi.

—Pero este no es el lugar adecuado... hay mucha gente.

Bokuto giró su cabeza hacia atrás, buscando si es que habían asientos en la última fila que estuviesen vacíos. Y sí, habían dos vacíos. Tomó las palomitas y la gaseosa para luego irse a los asientos de atrás. Akaashi sólo negó con su cabeza divertido y lo siguió. Dejaron las palomitas en el suelo y la gaseosa en un lado, para luego seguir con su ritual de besos.

—Bokuto-san, si íbamos a hacer esto, ¿por qué vinimos al cine?

—No pensé que iba a pasar esto.

—Para la próxima quedémonos en tu casa... o en la mía.

—Sí, tienes razón —dijo dando más besos melosos y cortos en la mejilla de Akaashi.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora