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Kuroo y Kenma habían comenzado a distanciarse luego de ese encuentro. De vez en cuando hablaban, pero no era la gran cosa. Kuroo es el que estaba más dolido. Después de haber confesado sus sentimientos hacia el menor mientras se distanciaban ahora, sólo le hacía tener muchos pensamientos tristes hacia él.

¿Y si solo lo había dicho para que Kuroo parara de decir eso? Es decir... sólo para complacerlo.

Sin tener sentimientos de vuelta.

Esos eran los pensamientos que Kuroo tenía. La verdad es que estaba bastante triste, aunque intentaba hacer que no se notara mucho por el ambiente que había con sus amigos. Ahora mismo estaban yendo de camino a la ciudad. Vuelta a la normalidad. Kenma solo miraba por la ventana, mientras que Kuroo hacía lo mismo, sólo que del otro lado.

Se podía notar la tensión que ambos tenían en el ambiente. Todos lo notaban.

Luego de unas cuantas horas más, llegaron a la casa de Yamaguchi. Todos iban a quedarse a dormir por esta noche, habían llegado a oscuras y Tsukishima estaba cansado como para ir a dejar a sus amigos a sus respectivos hogares. El rubio dejó su maleta dentro de la casa y fue directamente a la habitación de su novio. El pecoso lo siguió.

—Tsukki, ¿no tienes hambre? —preguntó sentándose en el borde de la cama a acariciar su cabello—. Puedo hacerte algo de comer...

El rubio negó con su cabeza, soltando un suspiro. El pecoso sonrió.

—Está bien —murmuró levantándose de la cama, para luego depositar un beso en su cabeza.

Posteriormente cuando salió de la habitación, cerró esta y fue al salón, encontrándose con Akaashi y Kenma sentados mientras Bokuto estaba husmeando en la cocina para preparar algo.

—¿Dónde está Kuroo? —preguntó Yamaguchi sentándose en el sofá.

—Se fue —contestó Bokuto.

Kenma tenía un semblante apenado, incluso sus ojos se podían notar un tanto cristalizados.

—Todo iba muy bien... no sé que pasó realmente —dijo llevando sus manos hacia su cabello, comenzando a jugar con este.

—Quizás le dijiste algo que no le gustó —comentó Akaashi.

—Siempre lo he tratado de la misma manera.

—Pero eso no quiere decir que esté bien, ¿sabes? —se metió Bokuto en la conversación mientras comía un sándwich—. A veces me dice que se pone triste cuando le dices ciertas cosas.

Kenma abrió sus ojos en grande.

¿Era el malo?

Apretó sus labios, intentando reprimir sus ganas de llorar. Él no tenía la menor idea de que sus palabras podían hacerle daño algunas veces. Aunque era obvio. Necesitaba hablar con él, lo más pronto posible.

Pero, ¿cómo? Siempre le ha costado demostrar sus sentimientos a las personas, sin importar cuan cercanas eran, y cuando lo hacía, arruinaba todo, diciendo cosas incoherentes.

—¿Cómo todos pueden mostrar sus sentimientos con tanta facilidad? —preguntó Kenma mientras hacía coleta en su cabello, con sus labios abultados.

Akaashi hizo una mueca.

—Bueno... sabiendo que a Kuroo le gustas no deberías sentirte inseguro de no saber cual será su respuesta —respondió Bokuto sentándose junto al pelinegro.

—Pero... me cuesta mucho demostrar mis sentimientos. Es raro.

Bokuto y Akaashi miraban a su amigo sin saber muy bien como ayudarle. Ellos no tenían esos problemas de comunicación porque había la confianza suficiente. Yamaguchi pensaba en cómo ayudar a su amigo.

—Creo que la solución más sensata es hablarle. Kuroo lo entenderá, siempre han sido buenos amigos, ¿no? Desde pequeños —sugirió el pecoso.

Kenma le miró, pero luego se levantó del sofá en dirección a su habitación.

—Me iré a dormir. Buenas noches a todos.

Acto seguido cerró su puerta con lentitud. Cambió su ropa actual a una más cómoda para dormir, para luego acostarse en la cama. Sonrió internamente. Amaba su cama, era tan cómoda.

Tomó su teléfono y entró a la conversación que tenía Kuroo. Este estaba en línea. Aprovechó de enviar un mensaje: "Hola, Kuroo. ¿Llegaste bien a casa? Espero que sí... Buenas noches".

Soltó un suspiro y abrazó su almohada.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora