O6

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Bokuto salía de su clase con un sonrisa que irradiaba felicidad, ¿por qué? Iba a juntarse con Akaashi, el chico más lindo del mundo. Caminó a paso rápido a la cafetería. Ya eran las seis de la tarde, por lo que el chico de ojos azules ya había terminado su turno. Cuando llegó, entró al local y sonrió al ver al mismo caminando en dirección a la salida.

—¡Akaashi! —saludó abriendo sus brazos para recibir pues, un abrazo.

—Bokuto-san... —saludó con menos energía que el más alto, pero respondió cariñosamente a aquel abrazo.

En ese abrazo, Akaashi notó que este hacía ejercicio... tenía unos buenos bíceps... ¡y claro! Estudiaba pedagogía en educación física, obviamente iba a hacer deporte, pero no pensaba que estuviera tan bien trabajado. Aquello hizo que las mejillas de Akaashi se tiñeran con un rosado pálido con levedad.

—¿Cómo estuvo tu jornada de trabajo? ¿Muy agotador?

Preguntó Bokuto mientras salía siguiendo a Akaashi por detrás, haciéndole un masaje en sus hombros mientras mantenía una gran sonrisa. Bokuto siempre intentaba buscar la oportunidad para tocar a Akaashi.

—Ah... más o menos, como siempre diría. Lo bueno es que no tengo clases hoy, así que podremos estar toda la tarde juntos.

Los ojos de Bokuto llegaban a brillar, a lo que asintió con su cabeza con intensidad.

...

Ambos sentados en una banca, comenzaron a hablar más en profundidad. Ambos querían conocerse.

—Suelo deprimirme mucho cuando algo no me resulta a la primera vez —comentó Bokuto soltando un suspiro—. ¡Mis compañeros de piso nunca me hacen caso cuando me deprimo! Son los peores.

Akaashi sonrió con levedad.

—¿Te frustras rápido? —el chico asintió—. Me pasa algo parecido... cuando las cosas no salen como quiero me pongo a sudar y me altero... También cuando mis planes cambian en algo simple... me enoja mucho.

—¡Ah...! Se me hace difícil verte enojado, Akaashi. ¡Eres una persona tan dulce que me dan ganas de apretarte! —dijo apretando sus manos en un puño.

—Tampoco es como si fuese un cachorro, ¿sabes?

—¡Pero...! ¡Es la impresión que tengo de ti! Y lo que te conozco, eres alguien muy bueno.

Silencio.

—Akaashi... si yo hubiese cancelado esta salida... ¿te hubieras enojado conmigo?

Así no funcionaban las cosas.

—Puede ser.

Bokuto soltó un jadeo sorprendido.

—¡Menos mal que no lo hice! Aunque en realidad, tampoco lo haría. No perdería ni un segundo para poder hablar contigo.

—Bokuto-san... ¿eres gay?

Aquello le tomó por sorpresa al peligrisaseo. Este negó con su cabeza.

—¡Soy bisexual! Aunque me siento atraído más por los chicos, con las chicas me siento más atraído emocionalmente, ¿entiendes lo que estoy diciendo? Es demasiado extraño.

—No es extraño... conozco a personas así. Yamaguchi es bisexual también y le pasa algo parecido a ti.

—¿Yamaguchi es ese chico que tiene el cabello negro? —Akaashi asintió—. ¿Y tú eres gay, Akaashi?

—Sí...

Su tono de voz bajó un poco, como si estuviera avergonzado de decirlo. Bokuto podría ser algo torpe a la hora de relacionarse con las personas, pero sabía que algo pasaba con Akaashi.

—¿Tu familia sabe que eres gay?

—Sí, pero no me aceptan. Mi familia es muy conservadora. Quieren que me consiga una novia, me case con ella y tenga hijos... pero yo no quiero eso.

Bokuto miraba al chico sin saber muy bien que hacer. Él siempre fue criado con mucho amor y nunca le faltó nada.

—Por eso es que vivo con Yamaguchi e intento trabajar lo más que puedo... no quiero volver a verlos. Con suerte y me ayudan con la universidad, pero... nada más.

El chico de ojos ambarinos abrazó al de ojos índigos. Sentía que necesitaba un abrazo. Algunas lágrimas se acumularon en los ojos de Akaashi al separarse.

—¡Yo estaré contigo pase lo que pase, Akaashi! Y... y tus amigos también —le sonrió tomando sus manos, apretandolas con fuerza.

Akaashi le miró como si hubiese encontrado un tesoro que todos buscaban. Finalmente asintió con timidez y desvió su mirada, sonriendo un poco.

—Gracias, Bokuto-san.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora