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Yamaguchi, Kenma y Akaashi salieron juntos de la casa en dirección a la universidad. Los tres estaban caminando en silencio, pero no era uno incómodo. Cada uno estaba metido en sus pensamientos, Akaashi, un chico completamente enamorado y feliz; Yamaguchi, un chico que estaba enamorado también, y que poco a poco estaba acercándose a Tsukishima; Kenma, un chico con el corazón roto, con sentimientos mezclados, siendo la mayoría de confusión.

Ya cuando llegaron, todos se fueron para su lado. Yamaguchi fue a aquel árbol donde siempre quedaba con Tsukishima, esta mañana tenía clases a las once, y aún era bastante temprano. Soltó un suspiro apoyándose en el tronco del árbol, disfrutando del canto de los pajaritos. Cerró sus ojos para descansar un poco, había quedado hasta tarde pasando en limpio unos apuntes.

Por alguna razón, se imaginó a Tsukishima descansando en su regazo, mientras que acariciaba esos ondulados cabellos rubios que parecían ser lo más suave del mundo escuchando su música favorita. Realmente un panorama hermoso.

—Yamaguchi Tadashi, abre los ojos.

Soltó una pequeña carcajada al reconocer su voz instantáneamente, aunque esta era más bajita y melosa.

—Buenos días, Tsukki —saludó estirando sus extremidades y bostezando.

—Buenos días... parece que no dormiste muy bien.

—Me quedé hasta tarde pasando en limpio unos apuntes... y además venía del trabajo, estoy muy cansado.

—¿Por qué no duermes un rato? Aún tienes tiempo, tu clase empieza en una hora.

Yamaguchi se acercó más al rubio, con intención de apoyarse en algún lado. Abultó sus labios. Él quería preguntar la pregunta del millón. Realmente quería tener una relación del estilo amorosa con Tsukishima, tampoco sabía si le atraían los chicos o algo así. Esta vez iba a ser honesto, sólo tenía una oportunidad.

—Tsukishima... necesito preguntarte algo.

El rubio le miró y notó que era algo serio, por lo que cerró su laptop y miró directamente al pecoso.

—¿Si?

—No sé cómo decirlo... —Tsukishima soltó una carcajada, aquello hizo que esas mariposas en el estómago de Yamaguchi revolotearan.

—¿Qué quieres saber de mi si ya sabes todo? ¿Hay algo de mi que no sepas?

—Tu orientación sexual.

Tsukishima le miró soltando otra pequeña risa, y se acomodó en el suelo.

—Soy un puto homosexual, ¿qué te parece eso?

Yamaguchi apretó sus labios, soltando un suspiro pesado y bajando su cabeza, como si estuviese aguantando un gran peso.

—Pues... me parece maravilloso —levantó su cabeza con las mejillas sonrosadas.

Tsukishima no se esperaba esa reacción. ¡Para nada! Él pensaba que Yamaguchi iba a levantarse e irse, o hacer un comentario completamente fuera de lugar, pero no. Había silencio, un silencio un tanto extraño.

—Me gustas, Tsukishima... y sé que es algo repentino pero... no podía ocultarlo más. No necesito una respuesta inmediata, ¿si?

—¿Ahora solamente hablas tú? Déjame hablar a mi también.

Yamaguchi le miró atento.

—Tú también me gustas, Yamaguchi. Pensé que era obvio...

—Soy muy inseguro y lo sabes...

Tsukishima rio llevando su mano hacia la cabeza del pecoso, entrelazando sus dedos entre los cabellos que poseía. Su cabello era suave y hacía caricias en este. Yamaguchi era como un cachorro consentido ahora mismo, siendo acariciado por Tsukishima.

Tadashi... quiero besarte ahora mismo, ¿sabes?

—Yo también quiero besarte, Tsukki.

Ambos se miraban con deseo. Un deseo de besar los labios del otro, pero no podían; muchas personas. Pero al menos, ambos habían aclarado sus dudas, ambos sabían lo que sentían el uno del otro. Tsukishima deslizó su mano desde su cabello hasta su mejilla, acariciando esta con su pulgar, para luego pasar este por su labio inferior. Pasó su mano por su pecho, hasta su hombro y su brazo, llegando a su mano.

Tsukishima no sabía lo que provocaban aquellas caricias en el cuerpo de Yamaguchi. Este poco menos que se estaba derritiendo.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora