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Akaashi abría sus ojos con pereza. Los rayos de luz natural entraban por su ventana y chocaban directamente a su rostro. Destapó su cuerpo de las sábanas y se levantó de la cama de un brinco, acto seguido tomó una toalla para dirigirse al baño. Iba a darse una ducha ya que aquel día iba a ir a aquel lugar que le había recomendado aquel chico llamado Oikawa.

Mientras iba al baño, la puerta de la habitación de Kenma se abrió, dejando ver a un Kuroo con su cabello completamente despeinado. Aquello le había hecho gracia al menor.

—Oh, buenos días, Akaashi —le saludó con una sonrisa somnolienta.

—Buenos días, Kuroo —saludó de igual manera.

Kenma iba detrás del más alto, también con expresión somnolienta.

—¿Yamaguchi aún no ha llegado? —preguntó el mismo.

—Al parecer no —respondió Akaashi, para posteriormente caminar en dirección al cuarto de baño.

Yamaguchi se la pasaba en casa de Tsukishima, era como si viviese allí.

No pasaron más de veinte minutos para que este ya se duchara y se vistiera. La verdad es que él era bastante ordenado, aunque sí podía ser algo ansioso la mayoría del tiempo, esperando que todo fuese como él lo había planeado, y cuando algo no pasaba o sucedía en otro momento, se ponía nervioso. Bokuto siempre le decía que intentara no fijarse en esas cosas y que siguiera el momento como tal.

Le costaba hacer eso.

Ahora mismo Akaashi caminaba en dirección a la librería para aquel puesto de trabajo, encontrándose con una fila de no más de cinco personas, y todos eran jóvenes universitarios. Soltó un suspiro comenzando a jugar con sus dedos, tronándolos entre sí. Su teléfono vibró, era un mensaje de Bokuto.

« ¡Buenos días, Akaashi! ¿Cómo dormiste? Espero que bien. ¡Qué te vaya bien en tu entrevista! Estoy 100% seguro de que conseguirás el trabajo »

El chico de ojos azules no pudo evitar sonreír ante sus palabras, a lo cual contestó de manera rápida viendo que la fila comenzaba a avanzar, aunque con cierta lentitud. Iba a estar un largo tiempo allí.

...

Era el último, todos ya habían pasado y salían con rostro de pocos amigos. Cuando Akaashi fue a ese puesto de barista en starbucks, no le hicieron muchas preguntas, en realidad lo colocaron a trabajar dos días después, por lo que tuvo que aprenderse todas las recetas, lo cual no suponía un problema tan terrible, él era responsable.

—¡Que pase el otro! —exclamó el que estaba entrevistando.

Akaashi se sorprendió al ver a un joven que parecía tener una edad similar a la de él.

—Hola, eres el último, ¿no? —preguntó mientras daba un sorbo a su botella con agua.

—Sí, eso creo —respondió mientras se sentaba.

—Soy Iwaizumi.

—Soy Akaashi.

—Bien. Comencemos.

...

Iwaizumi había quedado maravillado con las respuestas que el chico había hecho, realmente pensaba en contratarlo. No es como si Akaashi hubiera visto videos de para tener una entrevista exitosa, ¿verdad? En realidad sí lo hizo. Tampoco es como si fuese un trabajo serio, pero lo necesitaba si quería seguir viviendo con Yamaguchi.

Al salir del lugar, llamó a su novio para contarle como le había ido. Este dijo que iría a su casa a comer. Se había invitado solo, pero no le molestaba en absoluto, y a Yamaguchi tampoco. Le gustaba que haya gente en su casa, aunque no fuese la más grande.

Ya cuando había llegado, sintió un agradable olor a dulces. Kenma, Kuroo y Bokuto estaban en el comedor comiendo unos pasteles.

—¿Cómo te fue en tu entrevista? —preguntó Kenma entretanto masticaba un trozo de pastel.

Akaashi caminó en dirección a la mesa para sentarse y conversar mejor. Apenas se sentó, recibió una caricia en su cabeza por parte de Bokuto, quien le recibía con una sonrisa.

—Creo que me fue bien, estuve bastante tiempo hablando con él y se veía interesado en mí —respondió mientras miraba los pasteles.

—Sé que te gustan los onigiris, pero pensé que algo dulce no vendría mal —comentó Bokuto.

—Sí, está bien. Me gustan los dulces también.

Y así el día pasó. Yamaguchi llegó a la casa también, aunque Kuroo se había ido. Akaashi le había pedido a Bokuto si es que quería pasar la noche con él, a lo que no tardó en responder que sí. ¿Por qué iba a negarse? Además hace mucho que no dormían juntos, quería estar con su novio.

Akaashi se acercó al mueble donde tenía su ropa, donde comenzó a buscar algo de la misma para el mayor, quien le miraba desde la cama obedientemente.

—Creo que esto puede quedarte bien —dijo entregándole una camiseta junto un pantalón corto.

—Oh, puedo dormir en ropa interior si quieres.

Las mejillas del ojiazul se sonrosaron con levedad. La verdad es que estaba haciendo algo de calor esa noche, por lo que no podía negarse ante eso. De hecho, él solía dormir con una camisa sin mangas y en ropa interior.

—Si quieres...

—¡Sí quiero!

Ambos se acurrucaron entre las sábanas, aunque no tanto ya que como se había mencionado anteriormente hacía calor. Akaashi le dio la espalda al peligris, quien se acercó a este y lo abrazó por la cintura, apoyando su cabeza en su hombro.

—Bokuto-san, hace calor como para que...

No terminó su frase ya que fue interrumpido al sentir una mano intrusa paseandose por su pecho. Entrecerró sus ojos y suspiró, sintiendo sus mejillas rojas al sentir como esta presionaba sus pezones y los estimulaba.

—¿No quieres hacerlo? —preguntó en un susurro.

—Hay gente en casa, Bokuto-san.

—Pero están durmiendo... además hace mucho no lo hacemos, por favor —insistió.

Akaashi la verdad es que tampoco era un santo completamente. Se giró para quedar frente al mayor, y así unió sus labios en un beso húmedo y candente.

—No tengo preservativos... —susurró el ojiazul en medio de los besos—. Tampoco estoy aseado.

—No te preocupes, no es necesario que lo meta...

La mano de Bokuto se dirigió ante el bóxer del contrario, bajando este lo suficiente para que su miembro erecto saliera como una flecha. Acto seguido comenzó a masturbarlo, moviendo su mano de arriba hacia abajo. Akaashi no tardó en reaccionar e imitó su acción, masturbandole de igual manera.

El mayor se levantó de allí durante unos segundos, para así posicionarse entre las piernas del pelinegro, quien se dejaba hacer completamente. Posicionó su miembro frente al de su novio, haciendo que estos se tocaran, para luego comenzar a mover su cadera.

Akaashi se sentía muy bien, y Bokuto también.

Pasados unos cuantos minutos, ambos llegaron al orgasmo, limpiando los restos de su esencia de sus manos. Ahora tenían más calor que antes, sus cuerpos estaban algo sudados, pero no lo suficiente como para necesitar una ducha. Bokuto se acostó mirando al techo, entretanto Akaashi usaba su brazo de almohada.

—Te amo, Akaashi —susurró cerrando sus ojos.

—Yo también te amo, Bokuto-san —respondió en un susurro también, imitando su acción.

Después todo, sí habían dormido abrazados, aunque no estaban tapados con las sábanas.

Strawberry Frappuccino ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora