solangelo: viaje escolar 2/3

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Nico

Estábamos afuera del aeropuerto esperando la van que tenía que recojernós asé medía hora.

Will y yo estábamos sentados en unos bancos afuera de la entrada, mientras la señorita Johnson intentaba contactar con las personas que nos hiban a recoger.

Unos minutos después logro contactar pero tenia unos contratiempos.

—señorita no le entiendo, no hablo italiano— dijo intentando calmarse.

Me pare de mi sitio y fui donde la maestra, extendí me mano para que me diera el celular, ella desconfiada me lo dio.

—Ciao signorina— dije empezando una conversación.

Eira

Todos menos Will y la profesora estábamos impactados de oir a Nico hablar fluidamente un perfecto italiano.

—¿Cuando aprendió italiano? ¡Es bien difícil!— dijo Jana Seyfried.

—no lo es cuando es tu lengua de nacimiento— dijo obvio el Solace.

—¡¡Nico es italiano!!— gritamos todos los alumnos.

—pense que lo sabían por su apellido— dijo la señorita Johnson.

—yo pense que solo era coincidencia— dije bajando los hombros.

Mejor, pensé, tendremos unos hermosos bebes italianos, estaba toda eufórica dentro de mi cabeza que no me fije que Nico ya avía terminado la llamada.

—estaran aquí en 15 minutos, tuvieron que cambiar la llanta de la van— dijo dándole el celular a la maestra.

—muchas gracias jovencito— dijo con una sonrisa.

Estaba en mi mundo pensando en Nico, era tan perfecto, asta que Natalia Hernández me llevo a la Tierra.

—por favor, por lo menos disimula— dijo dando unos chasquidos de dedos al frente de mi cara.

—ademas, no me creo que todavía no te hallas dando cuenta— dijo cruzada de brazos.

Volví a ver a donde estaba Nico, tenia la cabeza abollada en el hombro de Will, el rubio tenia un brazo al rededor de la cintura del azabache.

—n-no es cierto, Nico no es de esos— dije exaltada.

—¿Segura?— dijo con una ceja alzada.

—¡Claro!— dije enfadada.

—¿Entonces por qué tartamudeasté?— dijo señalando con un dedo en el pecho.

Me quede pensando un rato, tal ves podía ser verdad.

Olimpia

Justo como dijo Nico, en unos 15 minutos llegaron las personas.

Eran dos hermanos con una pinta muy roquera.

Mientras íbamos a la manción los dos hermanos nos contaban historias sobre el lugar y la familia.

—mi bisabuelo tubo un hijo y dos hijas, Nicolò, Arabela mi bisabuela y la menor María— dijo Luca Russo.

Note que Nico no prestaba atención y veía el paisaje por la ventana con añoranza, es como si ya se conociera la historia, pensé viéndolo.

Ya en la manción nos recibió una amable anciana en silla de ruedas.

—bienvenidos a la manción di Ángelo, les pido que no toquen nada frágil— tenia una sonrisa cansada y con amargura.

Se veía que le avían pasado cosas malas en su vida.

mortales conocen semidiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora