Sally x Poseidón: Marea de amor

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Sally

Las chicas decidieron que sería bueno para mi salud mental ir a la playa y despejar los problemas.

¿El resultado? 3 chicas de 20 años en una mini van en dirección a la playa, Melissa estaba de copiloto sosteniéndo un mapa, Noé en el volante y yo viendo como los paisajes de la playa ya comienzan a verse.

Noé aparcó junto con otros autos en un pequeño sitió, desempacamós nuestras maletas de la cajuela y nos dirigimos a la cabaña que rentamos durante dos días.

—esto esta echo un asco— dijo Melissa cuando abrió la puerta.

Era verdad, todo estaba lleno de tela de araña las paredes estaban con humedad y las repisas repletas de polvo.

Pasamos varios minutos limpiando la cabaña, al terminar ya era la tarde, así que fuimos a un pequeño sitió en la playa para comer.

Nos sentamos en una mesa apartada de las demas, Melissa pidio pescado frito, igual que Noé, yo no tenía mucha hambre así que pedí unas papas.

—tengan señoritas— dijo la camarera, me extrañe un poco cuando puso una malteada azul al lado de mis papas.

—señorita, lo siento pero, yo no pedí esta malteada— dije señalando al baso.

—claro que no, es a cortesía del bombón de la barra— dijo señalando a un hombre azabache y de ojos verdes.

Nuestras miradas se conectaron, tenía una hermosa sonrisa, sentí que me puse roja al compás que las chicas soltaban un "ewww" mirándome coquetas.

Terminamos nuestra comida pagamos y fuimos de nuevo a la cabaña.

Estaba acostada en una de las camas pensando en cierto hombre azabache.

—oye~, tierra llamando a Sally— dijo Melissa pasando una mano por mi cara.

—l-lo siento ¿Que decías?— dije mirándola.

—alguien estaba en la lela~— dijo con un tono juguetón.

Me tape mi sonrojó con la manta.

—como sea, decía que si vamos a la playa— dijo señalando la puerta.

Minutos después Melissa y Noé están jugando en la orilla del mar mientras yo estaba enzima de una manta leyendo un libro.

Por el rabillo del ojo vi al mismo hombre mirándome desde la orilla del mar.

Saque la mirada del libro para verlo, otra ves esa sonrisa que ni me percate que el chico estaba viniendo hacia mi.

—hola— dijo sacándome de mi cabeza.

—ho-ola, ¿El chico de la malteada verdad? Aunque admitiré que papas y malteada no es una buena mezcla— el río, y por Dios fue la risa más hermosa que e oído.

Nos pasamos la tarde platicando entre risas, llego el momento de regresar a la cabaña.

—espero verte mañana— dijo sonriente.

—tenlo por seguro— dije mirándolo.

Fue el primer acercamiento a el, y no podre mentir, cuando se acabaron muestras pequeñas vacaciones no pude contenerme y después de unos meses volví a aquella playa con la esperanza de volverlo a ver, y sorprendentemente el estaba esperándome a la orilla del mar.

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Aclaraciones

•Noé y Melissa cuidaron a Percy en sus primeros meses de vida, después tuvieron que mudarse.

mortales conocen semidiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora