—Necesito hablar contigo—digo nada más cerrar la puerta.
Veo a Amrin sentado en la cama, no se mueve ni responde, pero noto que tiene un arañazo en la mejilla. Me acerco rápidamente.
—Amrin, lo siento mucho, e-es solo que...
—¿Es eso a lo que referías cuando dijiste que a veces no te controlas?
No respondo, ya sé lo que estará pensando, pero no le culpo, tiene razón. Soy un monstruo, un monstruo descontrolado que solo causa desgracias.
Aparto la mirada y noto como una amarga lágrima asoma por mi ojo. No lloraba desde hacía mucho tiempo.
—Perdóname… yo no quería…
—Entendería perfectamente que me odiaras, no te culpo. Puedo pedir que me encarguen otra misión, y no volverás a verme… y
La voz se me quiebra
Amrin me cubre los hombros con su brazo. Apoyo mi cabeza en su hombro y cierro mis ojos, sollozando. Nunca antes me había sentido tan débil, tan vulnerable.
—Tranquila, lo entiendo. No debería haber ido tan rápido y lo siento, no quiero arruinar nuestra amistad, me importas. Solo quiero… solo quiero que volvamos a ser amigos, se que es pedir mucho pero me gustaría que me dieras otra oportunidad.
Me sorprende su respuesta. ¿Cómo es que no sentía asco, o miedo? ¿Es que acaso no pensaba que yo era un monstruo? No entiendo porque quiere seguir a mi lado, porque no quiere separarse de mi.
—No Amrin, no es culpa tuya, sino mía. Lo que digo es que no quiero que te arrepientas de ello, no hiciste nada mal. Y realmente, te aprecio mucho, no quiero hacerte daño.
Me corto rápidamente, ¿de verdad acababa de decir eso?
El joven me mira, sus ojos se iluminan. Una fugaz sonrisa se forma en su rostro. Me abraza de forma cariñosa, y noto como mi estómago se llena de mariposas.
—Hum… —musito, sonrojándome.
Él se aparta avergonzado.
—Perdona…
—No importa.
Sonrió intentando parecer serena. Aunque realmente por dentro soy un tornado de emociones, nunca antes me había sentido así.
—¿Entonces… asistirás al baile conmigo?—dice sonriendo.
—¡Oh! ¡Claro! ¿Crees que sigo llevando este vestido por gusto?—digo agitando las faldas del vestido.
—Pues vamos, ya ha anochecido. La fiesta está a punto de empezar.
Amrin me tiende su brazo y salimos de la habitación alegremente.El Gran Salón está lleno de gente que viene y va. Todo el mundo se lo está pasando bien, bailando y charlando. Veo que Ailish está aburrida en una esquina, mientras que su pareja, el príncipe Kerion, está riéndose junto con un par de damas.
Agarro a Amrin de la mano y le conduzco hasta el centro de la sala donde la gente está bailando, casi sin que se de cuenta.
—¿Pero qué…?
Antes de que pueda terminar de hablar pongo su mano en mi cintura y empezamos a bailar. Mis movimientos son torpes, y me habría caído unas cuantas veces de no ser porque Amrin era un experto. Le miro a los ojos sonriendo, y por un momento nos veo viviendo una vida juntos, llena de paz y felicidad. Sin guerras, sin nada que nos hiciera daño. Me apoyo en su hombro y cierro los ojos.
Bailamos durante un buen rato, ajenos a lo que está ocurriendo, solo existimos nosotros. Pero de repente Amrin se separa y me mira.
—Quiero enseñarte algo—dice.
Me coge de la mano y me lleva por los pasillos, yo me dejo llevar. En un par de minutos ya estamos en el otro lado del palacio.
—¿Qué es lo que ocurre? —le pregunto.
—Solo quería que estuviéramos solos, no me gusta que la gente nos mire. Además en esta zona no hay nadie, esta todo el mundo en el Gran Salón.
—Pero, ¿no te echarán en falta? Quiero decir, es tu cumpleaños y…
—Sabes perfectamente que no hemos celebrado esta fiesta por que yo cumpla años. Y en todo caso, no creo que me echen en falta.
Asiento, no muy convencida.
Estamos un rato paseando en silencio, cuando llegamos a una sala llena de pinturas. Al parecer de familias nobles de Vanissar.
—Este es mi lugar favorito del palacio, es muy amplio y nunca viene nadie. Suelo venir aquí cuando estoy estresado —comenta Amrin.
—Es precioso.
Él sonríe mientras señala un cuadro a nuestra derecha.
—Ese es el cuadro de mi familia, el de arriba es mi padre, el rey Brun. A su lado está mi hermana Ailish. Debajo estamos yo y mi mi hermano mayor, Alsan —señala a un joven de unos catorce años de aspecto atlético.
Me sorprendo al ver el gran parecido entre los dos hermanos, a pesar de que Alsan es unos años mayor.
—Caray, y yo que pensaba que tú eras guapo…
—¡Eh! Te prometo que soy el rey más guapo que Vanissar haya tenido jamás —responde con aire ofendido.
—No lo dudo.
Me pongo de puntillas, y esta vez soy yo la que le besa. Al principio reacciona con sorpresa, pero luego me devuelve el beso. Deslizo mis manos por su cabello despeinadole, y él me coloca un mechón detrás de la oreja.
—Te quiero, Keress.
—Por muy frío que sea mi corazón, tú consigues encenderlo.
Nos miramos a los ojos y en los suyos veo infinita ternura. En ese momento me doy cuenta de cuanto lo amo. Le vuelvo a besar y me sonríe.
—¿Te das cuenta de que vamos a ser el nuevo cotilleo de la Corte?
—Me da igual. Que digan lo que quieran.
Nos besamos una última vez y nos dirigimos a dar un paseo por el jardín. Me siento la persona más feliz del mundo junto a él, deseo que ese momentos dure eternamente.No esperaba despertarme bajo un árbol junto a Amrin. Recuerdo algo avergonzada la noche anterior. No me arrepiento de nada de lo que pasó, pero aún tengo miedo de lo que podría suceder si me rechaza. Podría solo haberse dejado llevar, puede que realmente yo no le gustara.
Le miro, y veo que sigue durmiendo. Le cojo la mano disimuladamente, mientras una oleada de emociones me invade. Sentía miedo por lo que podría decir Amrin. Pero también alegría por haber dado finalmente el paso, y haber sacado a la luz mis sentimientos.
Amrin habre un ojo y me mira somnoliento.
—¿Qué hora es?
—Creo que es la hora de volver al palacio—digo mientras me pongo en pie.
—Keress… lo que pasó anoche…
—No me remuerde la conciencia, si es lo que quieres saber. Pero si fuimos demasiado rápido y quieres que seamos sólo amigos, lo entenderé.
—¿Me preguntas esto después de haberte dicho que te amo? Ya deberías saber que soy tuyo.
—Entonces…
—No se puede dejar de querer a alguien de un día para otro, Keress.
Me besa y se levanta.
—Debemos irnos.
—Sí.«¿Podrías explicarme que hacías anoche bailando con el rey Amrin, y por qué desaparecisteis?»
—Ya te lo he dicho Eissesh, solo fuimos a dar un paseo. Y respecto al baile, deberías saber que es mejor tener a tus enemigos cerca.
«Vale», me responde no muy convencido.
—Hablemos de la princesa Ailish. ¿Sigue siendo sospechosa?
«Es verdad que sigue siendo la principal sospechosa, pero como ayer estuvo presente y se ausentó con coartada por ahora está libre de sospechas. Según nuestras fuentes, el topo se reunió ayer con el infiltrado, pero Ailish estuvo todo el tiempo con Kerion. ¿Por qué tanta curiosidad?»
—Es simplemente para estar al tanto, si no tengo información sobre lo que hace, vigilarla no serviría de nada.
«Sí, supongo que tienes razón». Parece que va añadir algo más, pero se detiene.
—Sé que hay algo más, Eissesh.
«Ayer la señorita Ailish golpeó al príncipe de Dingra, sin ninguna razón aparente».
Hago un esfuerzo por no reírme, al parecer Ailish no es tan idiota como yo creía.
—¿Y qué harán con ella?
«El rey Kevanion se ocupará de hablar con ella», pone los ojos en blanco. «Típicas estupideces de los sangrecaliente».
Asiento, yo tampoco entiendo esos estúpidos actos de orgullo.
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Lazos de traición
FanfictionEsta es una historia de fantasía, inspirada en el maravilloso mundo de Memorias de Idhún. La historia transcurre a la par que la saga original, solo que contada desde los puntos de vista de otros personajes. Esperamos que os guste. Iremos publican...