XIV. Ailish

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He dejado a Xalion en la parte trasera de la taberna, en algo parecido a un establo. Necesitamos descansar y recuperar fuerzas antes de continuar. Lo que me preocupa es que alguien me eche en falta en palacio, el viaje se me ha alargado demasiado y no se como me voy a librar de esta.
Tras asegurarme de que no hay szish en la taberna, me deslizo dentro. Estoy empapada por la lluvia y el calor de la chimenea me reconforta. Me subo la capucha ocultando mi rostro, Ashran tiene espías en todas partes.
Me siento en la barra y el tabernero se me acerca.
—¿Qué desea, forastera?—gruñe.
Aún estoy enfadada, con Garin, con el mundo, pero sobretodo conmigo misma. La culpa me invade a cada latido de mi corazón. Una princesa no debería beber, pero ya todo me da igual.
—Deme  un remedio para ahogar mis penas.
—Con que un corazón roto, ¿eh?—dice mientras llena un vaso con un líquido azul intenso.
—La vida es un asco.
—No te lo discuto.
Me planta la bebida delante de mi narices. La miro un poco asqueada.
—¿Está seguro de que esto servirá de algo?—le pregunto al tabernero no muy convencida.
—Tú bébetelo todo de golpe y verás.
Sin más miramientos, vierto todo el líquido en mi boca. Siento como si estuviera bebiendo agua del mar, un casquillo recorre mi boca. Toso un par de veces por el fuerte sabor.
—¿¡Qué me has dado!?
—Lo llaman "el abismo". Es una nueva bebida que nos han importado desde Nanetten, a los semivarus les vuelve locos. Si no me crees, compruébalo por ti misma—añade señalando a una chica familiar que se ríe a carcajadas mientras baila sobre las mesas al son de la música.
Sus zapatos resuenan contra la madera y la gente le aplaude. Cuando acaba la canción me ve y se acerca hacia mí. Estoy mirando al infinito cuando me toca el hombro.
—¡Princesa!—dice casi sin aire. Tiene cara risueña y su pelo está despeinado.
—Darya, ¿qué haces aquí?
—Podría preguntarte lo mismo. Hoy es mi último día en Vanissar y quería celebrarlo. Bueno, y puede que también haya discutido con mi novio. Dablu ha ofrecido huir con él a Derbhad, donde hay una base rebelde. Le he dicho que no, no puedo abandonar a mi tía por la misma causa que mi primo Shail.
—Pues ya somos dos. Garin cree que no debo abandonar el palacio, pero es lo que más deseo. ¿Algún consejo?
—A veces, por muchas aventuras que queramos vivir tenemos que aprender que hay personas a las que importamos, y que debemos aferrarnos a la vida por ellas. Si no, ¿qué nos queda?
—Entiendo que Garin se preocupe, pero se cuidarme sola.
—Bueno, has acabado bebiendo conmigo en una taberna...
—Eso no viene a cuento. Además, no puedes echarme nada en cara, pues tu problema es parecido al mío.
—Sí, pero ¿sabes qué? Hablar contigo me ha hecho reflexionar. Creo que me uniré a los renegados con Dablu, pero me quedaré en Puerto Esmeralda un tiempo más. Él más que nadie lo entenderá.
—Ojalá tuviera las ideas como tú...
—Deja de quejarte, no sirve de nada—dice a la vez que se pone en pie de un salto.— Adoro esta canción, vamos a bailar.
—Yo no bailo —digo rápidamente.
—Oh, venga... ¿Sabes lo que pienso? ¡Que eres una princesita sosa!
—¡¿Sosa, yo?! Te vas a enterar—me bebo otro vaso de "el abismo" y con un cosquilleo en los pies me pongo a bailar con Darya. No me importa lo que piensen los demás, solo quiero divertirme.

Un ruido en mi ventana me despierta un poco antes de la salida del sol. Un pájaro está picoteando el cristal. Me pongo en pie para dirigirme hacia él, pero casi me caigo. Todo me da vueltas y me duele la cabeza. «Así que esto es la resaca...» Abro la ventana y el pájaro se posa en mi brazo. Tiene un pequeño pergamino atado a la pata. Con los dedos temblándome y el corazón a mil, desenrollo la nota. Reconocería esa letra en cualquier parte: Garin.

Querida Ailish,
Te hago saber que hoy mismo al amanecer marcho de vuelta a la sede de los Nuevos Dragones, y no volveré hasta dentro de un tiempo. Decidas lo que decidas respecto a tu estancia en palacio, mantente a salvo y estate siempre alerta. Espero que nuestra pequeña pelea no afecte a nuestra amistad y pueda seguir siendo tu amigo, puesto que nuestro romance no lleva a ninguna parte.
Siempre tuyo,
Garin.

¿Cómo tan pocas palabras pueden hacer un daño tan intenso? Noto como algo me desgarra por dentro, y las lágrimas salen a la luz. En ese momento me doy cuenta de que hay algo que deseo más que mi libertad: un futuro junto a Garin.
Sin pensármelo dos veces, y olvidando mi dolor de cabeza, me visto a toda prisa y corro a las cuadras con cuidado de que nadie me vea. Como Xalion aún está herido, me subo a lomos del caballo de mi hermano Alsan. Hace 14 años que desapareció, y por eso he cuidado de su caballo. Se fue en una misión para salvar Idhún, y por eso le admiro. Al menos alguien más intentó limpiar el nombre de la familia. Pero eso ya no importa, porque nunca volvió. Aparto los oscuros pensamientos de mi mente y espoleo las riendas del caballo.

Lazos de traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora