VIII. Keress

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El viaje transcurre en silencio, sin percances. El rey no se molesta en hablar, permanece prácticamente inmóvil.
Finalmente llegamos de vuelta a Vanis. Lo acompaño hasta su habitación.
—¿Qué tal estás? —le pregunto suavemente.
Amrin tarda en responder.
—No lo se... no puedo creer que mi hermano...
—¿Te ha hecho daño?
Él niega con la cabeza.
—La maga que lo acompañaba... evitó que lo hiciera. Pero estuvo a punto de matarme.
—Lo importante ahora es que estás ileso. —le digo mientras nos fundimos en un abrazo.
Me separo del rey y me vuelvo para marcharme, pero su voz me detiene.
—¿Ya te vas?
—Amrin... Eissesh se enfadará si no aparezco.
—Quédate conmigo... por favor.
Me volteo de nuevo y le miro.
—Está bien... pero no podré estar mucho tiempo.
El coge mi mano y me hace entrar en su habitación, arrastrandome hasta su cama y abrazándome a él. Permanecemos en silencio, abrazados. Cierro los ojos y durante unos minutos intento relajarme y fingir que todo va bien.
—Debo irme ya.
—Volverás ¿verdad?
—¿A qué viene esa pregunta?
—No lo se, hoy han pasado muchas cosas y necesito asegurarme de que esto no irá a peor.
—Volveré contigo, te lo juro. —digo con una sonrisa.
Me despido cariñosamente de Amrin y salgo de la habitación. Preparada para la reprimenda de Eissesh.
Bajo los escalones a la vez que me peino la rubia trenza rápidamente y llego hasta el vestíbulo.
«Dame una razón por la que no debería matarte.»
«Discúlpeme, pero la huida de la princesa me pilló desprevenida», digo serena. «Se que mi misión es vigilarla, pero la vida del rey es más importante, debía ponerlo a salvo».
El shek me mira con repugnancia, pero yo permanezco impasible.
«Estoy harto de tus excusas sucia híbrida. La próxima vez que me mientas, estarás muerta».
Por una vez no me dejo acobardar por Eissesh, Glorilithic me hace sentir más poderosa.
«Puede que ahora mandes tú Eissesh, pero yo seré quien releve a mi padre en su imperio, no lo olvides. ¿O acaso vivir tanto tiempo entre humanos te ha contagiado su ambición?»
«Ve a por la princesa», gruñe. «No hagas que me arrepienta».
Sin proferir palabra me marcho. Buscaré a Ailish, pero no porque el estupido de Eissesh me lo ordene. No. Lo haré por Amrin, porque él es lo único que me importa. Lo único por lo que merece la pena luchar.
«¿Cuándo me he vuelto tan humana?», pienso entonces. Me adiestraron para ser fría e insensible, pero no he podido evitar enamorarme locamente del rey. ¿En que me convierte eso? ¿En un humano como todos? Seres débiles que solo hacen cosas que les benefician. Que cometen múltiples errores y no los aceptan, que piensan egoístamente.
No se lo he dicho a Amrin... pero transformarme en shek cada vez me resulta más complicado, noto que una parte de mi se está perdiendo, y me da miedo solo de pensarlo. Cada vez mis acciones son más imprudentes y egoístas, cada vez soy más débil y predecible. Quizás debería tomar las riendas de la situación, antes de que la cosa se descontrole y acabe ocurriendo una tragedia. Un problema que no se pueda solucionar, uno del que me arrepienta el resto de mi vida.

El humo ha desaparecido, pero logro seguir un intenso olor, provocado por la madera quemada.
Intento permanecer concentrada, pero de vez en cuando mi mente no puede evitar pensar en Amrin. Aún estoy preocupada, no puedo ni pensar en lo afligido que puede sentirse. Y siento lástima por él.
Ya cerca de las montañas, veo una enorme máquina de madera hecha trizas, con restos quemados y destrozados. Pero no hay nadie. ¿Habría sobrevivido el piloto? Puede que haya muerto calcinado, pero el aire solo huele a madera achicharrada, así que descarto la opción.
Entonces el conductor tiene que haber huido. Pero ¿a dónde? ¿Y por qué Ailish ha arriesgado tanto por él?
Centro todos mis sentidos y percibo una energía diferente. Magia. Además, han sido más de un sangrecaliente. Probablemente dos magos han rescatado al piloto y se lo han llevado, junto con Ailish, a varios kilómetros de aquí.
Vuelvo a mirar a mi alrededor y descubro un pequeño pez muerto en una esquina. Magia, peces...
Una brillante idea aparece en mi mente. Conozco a una semivaru desagradable que está relacionada con ambas cosas. Darya.
Y si el piloto era un renegado...
Siempre he sospechado que la princesa estaba con los rebeldes, y no me sorprendería que fuera la espía que tanto hemos buscado. Darya es su amiga, así que las dos y el otro mago habrán llevado al piloto al Bosque de Awa. Si mi instinto no falla, la magia viene de esa dirección.

Vender pescado puede salvar vidas.

Lazos de traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora