-Diana, es tu hermano.- dijo la mujer tendiéndole el telefono.
Ella lo rechazó con un simple gesto de la mano.
-Gracias, Mimi, pero no quiero hablar con él.- dijo con voz suave y amable mientras seguía tecleando en su teléfono.
La mujer le dijo al chico que ella no quería hablar, de todas formas ya lo había escuchado. Siempre era la misma historia con ellos dos.
-Algún día vas a tener que hablar con él.- dijo la mujer canosa dedicándole una pequeña sonrisa.
-Lo odio.- se limitó a decir la chica mirando por la ventana.- Es un idiota.
-Diana.- la retó escandalizada la mujer, más por la palabra que por el sentimiento.- No hables así de tu hermano.
-Él ya no es mi hermano.- dijo la chica saliendo de la habitación sin dirigirle siquiera una mirada al teléfono.
Aún llevaba puesto su vestido negro. La mujer suspiró y volvió a mirarla. Diana nunca había vuelto a ser la misma desde que él se fue, pero no era odio lo que sentía. Ella estaba segura que no era odio.
-Voy a salir.- le dijo al mayordomo al pasar por su lado. - Sabe que cuándo quiera, puede irse.
-No vamos a dejarte sola, Diana.- dijo el hombre canoso.-Dejá el usted, el rencor. Dejá todo y vení acá.
Ella volteó y lo abrazó. Él sonrió con suavidad. Nunca sería tan dura como quería aparentar.
-Te quiero, Marcel.- dijo ella.
-Andá tranquila.- dijo él.- Vamos a estar cuando vuelvas.
Ella sonrió y salió luego de besarle la mejilla. Mimi se acercó a él y se sostuvo en su pecho mirando la puerta por dónde ella había partido. Todos aún vestían de funeral.
Caminó hasta la casa de Peter. Llamó a la puerta y él salió abrazándola con fuerza y despegando sus pies del suelo antes de saludarla siquiera.
-¿Cómo te sentís?- preguntó él besándole la cabeza.
-Fatal.- admitió ella.
-Adentro tengo chocolates, peliculas y no hay nadie.-ofreció y, al no obtener respuesta negativa, supo que las cosas iban peor que nunca.
Ambos entraron y se sentaron en el sillón. La chica se sacó las zapatillas y le tendió a él la pelicula "La princesa y el sapo". Él le sonrió y se sentó su lado dándole una barra de chocolate. Diana no era fácil de arreglar, hacía tiempo que lo había aprendido. No quería que alguien la apoyara o estuviera ahí porque, sin importar lo que ella declarara, su consuelo estaba muy lejos de esas paredes.
Recostó su cabeza en el hombro de él, como a ambos les gustaba y clavó la mirada en la pantalla.
Cuando la pelicula terminó, ella se había dormido profundamente. El chico la recostó en el sillón y la tapó con una manta para luego besarle la frente.
-¡Peter!- el grito llegó desde afuera, sobresaltándolo.
Se apresuró a salir y cubrir la boca de su hermana a la vez que reía. Ella lucía alterada, pero su hermano no la Conocí a de otra forma.
-Si, si. Queres matarme, pero no grites. Diana está adentro, dormida.- dijo el chico.
-Lo sabría si no hubieras vaciado el tanque del auto. Pensaba pasar por la casa de ella.- dijo la chica furiosa a la vez que pasaba por su lado y lo empujaba.
Él rió ante eso y le sacó las llaves de la cartera.
-Sos un tarado.- dijo ella y entró en la casa.
Su amiga dormía en el sillón. Ella le besó la mejilla y subió a su habitación, sin cruzar palabra alguna con el muchacho....
-Basta, idiota.- gritó la chica golpeando a su hermano.
-Cómo se aman los hermanitos Jonson.- dijo Diana parada en la puerta de la cocina, descalza.
-Es ella.- se quejó Peter.- No sabe cocinar.
-Pobre Carol.- dijo ella abrazando a su amiga por la espalda.- No es su culpa. Con un cheff como vos, ¿para qué aprender a cocinar?
-Bueno, "cheff".- dijo la rubia de ojos celestes simulando comillas.-¿Qué vamos a cenar?
-Pastas.- dijo él.- Diana, llevátela porfa.
La chica rió y sacó a su amiga de la cocina pasándole el brazo sobre los hombros y avanzando hacia el living.
-Es un estúpido.- se quejó.
-Amas a ese estúpido.
-Bueno sí, pero eso no evita que quiera matarlo.
Carol y Peter eran los famosos mellizos Jonson conocidos por todo el barrio por ser los mas ruidosos. Conocidos por todos por ser los más ruidosos. Problemáticos y peleadores como eran, se amaban como nadie, pero compartir mejor amiga solía aumentar sus crisis.
Las chicas se sentaron en silencio y empezaron a armar pulseras que Carol vendía a las exploradoras más chiquitas para ahorrar y comprarse entradas para ir a ver a Ed Sheeran. Lo que no sabía era que Diana ya se las había comprado y esperaba para dárselas en su cumpleaños. Le gustaba acompañarla de todos modos, Carol parecía relajarse en esos momentos y era muy difícil verla relajada. Siempre andaba de un lado al otro con mil cosas por hacer. No se quedaba en quieta, nunca estaba en casa.
Peter las llamó para cenar y ambas pusieron la mesa.
Era divertido estar con ellos. Quizá la hubiera pasado mejor si esa misma tarde no hubiera sido el entierro de sus padres. Habían sufrido un accidente automovilístico que los había matado a ellos y al conductor del otro auto. Trágico. Mientras más se lo repetía, más ficticio le sonaba, menos duro y real.
-Te llevo.- dijo Carol cuando su amiga se dispuso a salir.
-No hay combustible.- dijo Peter y Diana vio la mirada de odio que su mejor amiga le dedicaba a su mejor amigo.
-Está bien, chicos. Yo voy.- dijo la chica despidiéndose.
-Llamá cuando llegues.- dijo Peter.
La chica asintió. No lo haría.
Era lo mismo que le decía su papá. Fuera a donde fuera lo hacía. Ella solía responderle "sí, señor" algo molesta. Como le hubiese gustado que su padre estuviera en ese momento para decírselo o para reprocharle que ya era tarde, que no se había duchado todavía, que el pelo estaba demasiado desprolijo, que las nenas de su edad no pueden andar solas por la calle cuando el sol ya se escondió.
Llegó a su casa y entró avisando que había llegado con voz cansada y pasos lentos. Mimi y Marcel la esperaban algo nerviosos. Ella no preguntó el por qué, le parecía raro pero ya estaba agotada y el día no daba más que para llorar.
La chica subió a su habitación y se puso su pijama. Tomó el té que le habían dejado junto a la cama y suspiró. Su mamá Sólo a tomar té con ella en las noches.
Mientras ella dormía todas sus cosas fueron empacadas y subidas al auto de forma casi mecánica. Marcel y Mimi besaron su frente mientras el hombre la cargaba en sus brazos.
Las pastillas para dormir funcionaron y eso permitió que ella no se despertara hasta que tuviera que aceptar lo que sucedía. Hasta que tuviera que aceptar que ya nada iba a ser como antes.
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La hermana de Zayn Malik
FanfictionDiana Malik queda al cuidado de su hermano a quien ha tomado odio y rencor al pasar los años. ¿Seran capaces los hermanos Malik de restaurar su relacion?¿Seran capaces de unirse para superar los problemas de su pasado?