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-Marcus...- susurró ella.
-No,- dijo él con los ojos llenos de lágrimas al verla acercarse.- no puedo creerlo.
La chica lo miró fijamente sin entender nada.
-Nos vemos mañana, Diana. Perdón por...- dijo y miró a Zayn. Le tendió una carta.
El hombre se subió al auto y arrancó rápidamente. No terminó su frase. No volvió a mirarla. Sólo se fue.
-¿Qué quería?- preguntó Zayn.
La chica desdobló el papel confundida.

No sé si voy a ser capaz de decirlo, así que escribí esta carta por si acaso. No creas que soy un cobarde, por favor, es sólo que esto es muy duro.
Hace unos días, mis papás, Marcel y Mimi (como siempre le decías) salieron a cenar. Habían vuelto a vivir a mi casa, se los veía bien, felices.
Papá decidio llevar a cenar a mamá porque hacía mucho que no lo hacían. Cuando salieron del restaurante los asaltaron. No sé por qué ni qué pasó, sólo sé que los mataron.
Lo siento muchísimo, Diana.
Mañana vamos a enterrarlos en el mismo cementerio que a tus papás. A las 4 de la tarde. Esa es la hora a la que se casaron pero eso ya lo sabes, estoy seguro.
Espero verte ahí y lamento mucho no ser capaz de decírtelo en persona.

La chica releyó la carta tres, diez, veinte veces. No podía ser. Las lagrimas estaban ardiendo en sus ojos pero ella no las dejaba salir. Zayn tomó el papel ante la reacción de ella. Quiso rodeara con su brazo, pero se apartó.
-Diana...-dijo él poniéndole la mano en el hombro.
-No me toques.- dijo ella.- Si me hubiera quedado en casa esto no habría pasado.
La chica se echó a correr rápidamente. Al llegar a la esquina fue consciente de lo que había pasado y se puso una mano en la frente y otra en el corazón.
-No- empezó a susurrar.- no...
En ese mismo instante Zayn la vio caer y corrió hasta ella.
-Diana. Diana. Dios.- dijo al llegar. La tomó en sus brazos rápidamente y la llevó hasta la casa. Nunca antes había visto a Diana desmayarse.- Perdoname. Perdoname, bebé. Siempre hago todo mal. Es mi culpa. Él tiene razón. Es mi culpa.
Entró en la casa rápidamente con lágrimas en los ojos y el primero en acercarse fue Harry.
-Dios mío. ¿Está bien?
-No lo sé. -contestó Zayn.- Mierda. La volví a arruinar.
Harry apartó las cosas del sillón para que él recostara a la chica. Algo no andaba nada bien y ambos lo sabían.

...

Esa noche, los cinco chicos la escucharon llorar. Cada uno en su cuarto, oían ese sonido suave y quebrado, ella había cerrado la puerta con llave, los había dejado fuera. Oían y no podían hacer nada. Fue como un tormento para ellos. La veían tan fría y dura que escucharla llorar lo único que hacía era confirmarles que ella estaba rota, que las cosas no podían terminar de arreglarse.
La chica salió al día siguiente a las 3:00 de la tarde. Llevaba un vestido negro, el mismo que había usado para el funeral de sus padres. Abajo encontró a Zayn en traje. Él se le acercó, pero ella se apartó rápidamente evitando su mirada. A Zayn le dolía como los mil demonios saber que ella lo odiaba tanto, que era su culpa y lo sería siempre.
Cuando llegaron al cementerio, Marcus ya estaba ahí. Él tenía cerca de 40 años, su pelo era rubio y sus ojos azules. Estaba casado con Norma, una hermosa castaña de ojos café. Tenían dos niños. Uno de ellos era Jonatan, de tres años y un bebé, Prince.
La chica se acercó a ellos y les dio todo el apoyo posible. Zayn notó que ella ni siquiera los tocaba. Su hermana se había aislado de cualquier posible muestra de afecto.
-Yo los cuido. Hagan lo que necesiten, no se preocupen.- dijo ella.
Norma pasó a Prince a los brazos de ella. El bebé sonrió y ella le devolvió la sonrisa.
-Vení, Jonny.- dijo la chica.- Vamos a ir a comprar un helado. ¿Si?
El nene asintió y le abrazó la pierna.
-No es un lugar para dos nenes tan chicos.- le dijo ella a Zayn.
Zayn permaneció quieto mientras ella se alejaba. Su hermana parecía otra con esos dos nenes. Parecía la Diana que él conocía, la que corría con sus primos en el patio y reía a carcajadas. La vio alejarse y Marcus le presionó el hombro.

...

Diana llegó a la heladería al poco tiempo.
-Un cucurucho de chocolate y crema americana, por favor.- pidió ella y el nene sonrió.
El bebé dormía entre los brazos de ella. La chica pagó el helado y se lo dio al nene. Se sentaron en una de las mesas y él empezó a comer, con la sonrisa que lo caracterizaba cuando mucha azúcar entraba en su sistema.
-Me contaron que empezaste el jardín.- dijo ella.
-Si. Está cerca...- el nene empezó a contarle detalladamente cómo era el jardin y su mochila, sus cuadernos.
Ella se acercó y le limpió el helado de la cara cuidadosamente. Empezó a juntar las cosas para irse y el bebé empezo a llorar.
-Shh bonito, tranquilo bebé.- dijo ella meciéndolo.
Le acarició suavemente la mejilla y el bebé se tranquilizó. Claro. Era lo que Mimi siempre hacía. La miraba con sus enormes ojos celestes mientras reía. Diana era simplemente Diana ante esos ojos. Se preguntó si alguna vez habría sido ella quien mirara a la mujer y sonriera por las caricias, nadie respondería eso jamás.
-¿Vamos a la plaza?- preguntó Jonny.
-No lo sé, primero tengo que llevarte con tus papis. Un día de estos te paso a buscar y te llevo a la plaza si queres.- dijo ella y le tocó la punta de la nariz.
El nene rió y asintió. Le tomó la mano y empezó a caminar con él y Prince en brazos. Era hora de volver al entierro.
Zayn la miraba desde la esquina de la cuadra. ¿Cuándo había crecido tanto su hermanita? Ah cierto, cuando él no estaba. Pasó por su lado y ni siquiera lo notó. La había perdido.
La chica llegó a la puerta del cementerio. Ahí estaba Marcus. Jonny corrió a tirarse en los brazos de su papá y le preguntó por qué lloraba. Ella lo miró con tristeza. Nadie respondió.
-Gracias, Diana,- dijo él.- por todo.
-No te preocupes, Marcus, todo va a estar bien.- dijo apoyándole la mano en el hombro.
-Ellos te amaban.
-A vos también.
La chica pasó al bebé a brazos de su padre y se despidió de los tres.

...

-¿Vamos?- preguntó Zayn a su espalda.
-No... Un segundo más.- pidió ella. Eran los únicos que quedaban, ambos parados frente a la tumba de los ancianos.
-No creo que sea lo mejor,- dijo Zayn.- ya está empezando a llover.
-Andá a la casa si queres.- dijo ella.- Yo voy a quedarme un rato.
-Voy a esperarte en el auto.-dijo él.
El chico estuvo dos horas en el auto hasta que la vio llegar completamente mojada. Ella iba con la vista gacha y las manos en la espalda.
-Andá a casa, Zayn.- dijo asomándose a la ventanilla.- Yo camino.
-No,- dijo él.- subí al auto ahora.
Ella obedeció, miraba sus pies y el pelo le cubría el rostro.
-Lo siento tanto.- dijo Zayn.
Ella lo miró por el rabillo del ojo. No quería que él supiera que ella estaba llorando. Se mordió el labio para reprimir un sollozó, pero este escapó de todas formas.
El chico detuvo el auto y la miró. Ella estaba mordiendo sus uñas nerviosamente. Ay Diana pensó nunca supiste esconderte del todo.
-Vení acá.- dijo Zayn abriendo los brazos.
Ella dudo unos segundos pero rápidamente él se acercó y la rodeó con sus brazos.
Las lágrimas salían de los ojos de ella y más sollozos de sus labios. Empezó a removerse para salir de ahí pero Zayn no pensaba a permitirlo.
-Tranquila.- dijo él.- Soy yo. Soy Zayn. Tranquila.
La chica fue quedándose dormida vencida por el cansancio de llorar e intentar zafarse. Él la dejó en el asiento y aseguró su cinturón antes de arrancar, tomando una de sus manos. No dejaba de mirarla. No podía. Diana nunca lloraba.
Zayn entró a la casa con ella en brazos. Dormía a la vez que fruncía el ceño.
-No.- murmuró.- No lo dejes.
-Shh. Shh. Estoy con vos. Es solo un sueño.- le murmuró Zayn.
Ella despertó y se bajo de sus brazos casi como reflejo.
-Dios, no.- murmuró y corrió escaleras arriba.
Zayn se quedó quieto sin saber qué hacer por un instante. Los demás lo miraron.
-Cambiate, Zayn,- dijo Liam en tono amable.- estás mojado. Ella ya va a salir.
El moreno asintió y subió las escaleras. No sabía qué había hecho mal.

La hermana de Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora