#24- Yuta x Jungwoo

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De 10 p.m hasta la medianoche, Yuta disfruta de su tiempo secreto, pero no lo hace a solas. Todas las noches, a la misma hora, Jungwoo entra a su habitación y apaga las luces. Luego se recuesta en la cama junto con el mayor y miran el techo por largo rato.

Usualmente el primero en hablar es Jungwoo, quien suele contarle como ha ido su día e invita al mayor a hablar de sus propias cosas. Pasan de temas banales, a cosas existenciales, siempre miran al techo y evitan mirarse. El tiempo secreto es en realidad el tiempo de los secretos, donde ambos se dedican a hablar de cosas para las que usualmente no tienen tiempo. Jungwoo le ha contado que su madre le ha dicho que debería buscar alguna novia, que no son el tipo de cosas con las que deba dejar pasar mucho tiempo, porque los cuerpos se hacen viejos y los hijos ya no son tan sanos. Yuta le responde que la suya ha llamado sólo para decirle que la hija de la vecina ha tenido un bebé, y que es precioso. Siguen hablando sobre hijos, sobre cómo sus madres les gustaría ser abuelas lo antes posible, que se siente mayores y que tienen miedo de no poder disfrutar a sus propios nietos.

—¿Te gustaría adoptar un niño conmigo?

Y quizás esa pregunta hubiera sonado rara en cualquier contexto, pero no en aquel, no en uno donde todos sus mayores miedos han sido expresados en mayor o menos medida. Jungwoo conoce a su hyung lo suficientemente bien como para saber que no está bromeando.

—¿Tu madre aceptaría un nieto adoptado? — responde.

Yuta se encoge de hombros y gira un poco su cabeza para mirar a Jungwoo.

—Lo amaremos y lo criaremos, porque será nuestro, nuestro hijo. Si ella no quiere aceptarlo o aceptarla sólo porque no es de su sangre, quizás no lo merezca.

El menor lo mira a los ojos y estira una de sus manos para tocar el rostro de Yuta. El japonés suspira casi sin querer al sentir el leve toque.

—¿Estás seguro con esto? — vuelve a preguntar— Mi madre amará a todos sus nietos por igual, pero no quiero que mi hijo tenga un padre que no lo ame.

Yuta da vuelta todo su cuerpo, apoyando su mano sobre el pecho de Jungwoo.

—Amaría cualquier cosa que venga de ti. Adoraría ver crecer a un hijo que ha sido criado por los dos.

Guardan silencio. Jungwoo lleva su mano a los ojos de Yuta, delinea su nariz y luego su boca. Finalmente toma el impulso necesario para besarlo, son sólo toques suaves entre sus labios. Yuta sonríe y Jungwoo puede sentirlo. Se separan y el japonés apoya su cabeza contra el hombro de Jungwoo, cruzando su pierna sobre sus caderas.

—Deberíamos casarnos si llegamos solteros a los veinticinco— comenta Yuta, sin poder borrar la sonrisa en sus labios.

Jungwoo mira el reloj sobre la mesita de luz, marca las doce de la noche y un minuto.

—Hyung, pero ya tienes veinticinco—comenta acariciando su cabello.

Y Yuta ríe y toma la mano libre de Jungwoo, llevándola a sus labios, besando sus nudillos.

—¿Qué dices, Jungwoo? ¿Quieres casarte y adoptar niños conmigo?

Y quizás esa pregunta hubiera sonado rara en cualquier contexto, pero no allí, no donde todos los secretos se habían dicho, no donde habían llorado y reído tantas veces. El tiempo secreto, el tiempo de los secretos, el tiempo donde podían dejar de ser todo lo que esperaban que fueran para ser quien ellos realmente deseaba ser. El único tiempo que tenían para desnudar sus almas y dejar que relucir lo peor de ellos, las partes más débiles, las partes más odiadas, todos esos pequeños detalles que no querían que nadie supiera, pero que tiraban tanto de su garganta para poder salir, que dolía, dolía, torturaba hasta que podían ponerlo en palabras. Y quizás por eso, era el único momento en que aquella pregunta parecía ser perfecta, posiblemente era el único momento que existía, y por ello debían aprovecharlo.

—El primero tendrá mi apellido— responde Jungwoo.

—Entonces que sean tres.






De una forma o de otra, cuando a las pocas semanas anunciaron al piso décimo su futura unión civil, ninguno de ellos se mostró realmente sorprendido. ¿Y que podían decir? Si nunca habían vistos rostros tan felices como los de ellos mientras planeaban que iban a hacer con sus vidas cuando toda aquella locura terminara.

Así, el tiempo secreto, el tiempo de los secreto, se transformó en sólo el tiempo de Yuta y Jungwoo. 

Pausa para el café (NCT-GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora