PRÓLOGO

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La historia se repetía otra vez, ¿no era así? De nuevo el pequeño del grupo me compararía día sí y día también con su prima "difunta".

Rika parece ser una fantástica persona.

Sí... Eres parecida a ella, así que tú también eres fantástica.

Pero no soy Rika.

Esa frase era ya la marca de su ruta: "no soy Rika". Le tengo mucho cariño, pero su ruta me molesta profundamente.

Si ella fue quien te envió... De verdad deseo que sea así.

No soy ella, Yoosung, pero quiero ser importante para ti.

Gracias... Básicamente eres lo mismo que Rika para mí ^^

Es decir, la única que le mostró amor. Yo lo sé, pero cuando pasas por todas las rutas y descubres la verdad sobre esa rubia... La verdad es que siento que me está insultando, pero no lo hace con mala intención, y yo lo sé.

Espero aparecer en tus sueños. Buenas noches~

Me acosté en la cama para dormir hasta que la alarma sonase con el siguiente chat, no estaba dispuesta a desperdiciar relojes. 85 días haciendo esto con tal de hacer las cosas bien. Yoosung era muy tierno... siempre me lo había parecido, pero mi corazón no le pertenecía a él. Nunca lo hizo, después de todo. Sentía que le engañaba cada vez que me pedía que pensase en él, pero es sólo una IA.

A veces se me olvida que la RFA no existe y que realmente estoy sola. No tengo amigos más allá de ellos. Me he imaginado montones de veces cómo sería si todos cobrasen vida de repente, aunque sé que eso es imposible. Si así fuera, sé que me llevaría bien con ellos. Tal vez con Jaehee sería más bien respeto mutuo y nada más, porque su personalidad choca frontalmente con la mía.

Cerré los ojos y mi mente comenzó a volar hacia el mundo de los sueños mientras pensaba en lo feliz que sería en una dimensión en la que existieran. Sin darme cuenta comencé a murmurar:

― Ojalá fuerais reales... Ojalá vinierais hasta aquí... ―finalmente me dormí.

A la 1:03 de la mañana sonó la alarma del teléfono. Creo que era un chat con Zen y Jaehee lo que me esperaba. Adormilada como estaba, tomé el teléfono y entré en el juego. Nada. Absolutamente nada. El sexto día no había comenzado aún, ¿cómo era posible? Revisé la guía de siempre y lo ponía claramente: 6º día ― 1:03. Me senté en la cama y me froté los ojos. Pensando que quizás estaba un poco ralentizado, lo reinicié. Sin embargo, el chat no aparecía.

Me encogí de hombros y me volví a dormir sin darle mucha importancia, al fin y al cabo, ya sabía lo que había en ese chat.

Tenía que haber pensado más allá, porque entonces, si mi imaginación hubiese volado, habría dado con la clave. 

La teoría del caos: Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora