Capítulo 2: Arrepentimiento

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Leonard

—Lo siento mucho, Leonard —me dice la enfermera Rosemary—. Aún no podemos administrarte la medicación por vía oral.

—¿Está segura? —pregunto yo—. ¡Porque me siento bien! —hablo revolviéndome entre las sábanas y mirándola con un gesto alegre.

—Muy segura. No creo que al doctor Brown y al especialista James les agrade que les contradiga.

Ella, luego de romper mis condenadas esperanzas, sale de la habitación. Me siento un poco molesto debido a que dejó el televisor puesto en un canal de noticias absurdas sobre celebridades que no me importan (además de que a un volumen muy bajo para siquiera escucharlo).

Suspiro y trato de dormir un poco, aunque ya lo he hecho mucho por hoy; supongo que es debido al efecto de los sedantes y los tranquilizantes.

Cierro mis ojos e intento —inútilmente— regular mi agitada respiración. Cuando siento que estoy a punto de dormirme, escucho un toqueado muy, pero muy conocido a mi puerta.

Toc toc toc.

—Leonard. —Toc toc toc—. Leonard. —Toc toc toc—. Leonard.

Exteriorizo una inaudible sonrisa y un muy audible «¡pase!». Veo a mi co-inquilino, Sheldon, entrando con un ramo de flores en sus manos. Vuelvo a sonreír, pues vaya que necesito algo de compañía.

Sheldon se sienta en una silla junto a mí y coloca las flores apartadas a un lado. Antes de que pudiese comentar algo, Sheldon comienza a hablar:

—Quise averiguar en internet un gesto amigable para un compañero enfermo, herido o… muerto —dice—, y todas las páginas decían que las flores son el presente perfecto. Dudo mucho el valor real que puedan obsequiarte para tu recuperación física, pero pareces ser de aquellos que disfrutan mucho los ritos sociales. Cómo sea, he cumplido con mi parte.

—¡Gracias, Sheldon! —río mirando las flores, las cuales son en verdad tan hermosas como superfluas.

—Repito: yo ya he cumplido con mi parte. Así que, más que un agradecimiento, solo te pido algo más funcional que unas inútiles flores en el hipotético caso en donde yo me encuentre en un estado similar al tuyo.

Empiezo a dudar si el hecho de que Sheldon se encuentre aquí me hace sentir mejor a como me encontraba antes.

Quise responder, expresando mi molestia, pero el médico, Michael James, especialista en casos como el mío, entró antes de que pudiese quejarme.

—Leonard, ¿qué tal te encuentras? —inquiere con una sonrisa alivianadora.

—Me siento bien, doctor James.

—Qué alivio. —Mira a Sheldon por unos instantes y dice—: ¿El hombre que se encuentra con usted es su familiar?

—No —respondo—; es mi compañero de habitación. Sheldon, él es el doctor James. Él me ha ayudado mucho.

—Es mi trabajo —responde con orgullo—. Pero, si no te molesta que pregunte, ¿podría saber dónde se encuentra tu familia?

—Ellos no vendrán —digo restándole importancia a la situación—. No viven en la ciudad, y dudo que mi madre interrumpa su trabajo para venir a verme.

El doctor Michael se impresiona. No es una novedad para mí. Todos reaccionan igual cuando les digo lo que sé acerca de mi madre.

—Pues…, en ese caso, supongo que tú y tu compañero pueden pasar un rato juntos. —Luego de abrir la puerta, el doctor nos dice—: Los dejo con más privacidad. Hasta luego, Leonard.

—¡Espere! —grita Sheldon.

Michael volteó, mirando a Sheldon con sorpresa.

—¿Sí?

—¿Cu-cuál es el estado de Leonard? Digo, ¿cuánto tiempo le tomará recuperarse? Porque, sería genial que pudiese volver a la universidad. ¿Cuándo podrá volver? Y ¿cuándo regresará a nuestro apartamento?

El doctor y yo suspiramos, casi al mismo tiempo, y él responde:

—Bueno… Esas no son preguntas tan fáciles de responder —dice—. El estado de Leonard, cuando le encontramos, era muy crítico. Muchas quemaduras fueron de tercer grado, y el impacto de la explosión quebró algunos huesos. Leonard tendrá que pasar por una larga y exhaustiva recuperación antes de siquiera pensar en volver a su empleo o a su hogar. De hecho…, es una posibilidad que Leonard no pueda volver a caminar. Lo siento.

—¡¿Qué?! —grita Sheldon—. ¿Una «posibilidad»? ¿Cuál es la probabilidad exacta?

—No podemos dar una cifra exacta. Todo dependerá de cómo reaccione el cuerpo de Leonard a la medicación y al ejercicio físico. Aun así, solo un aproximado del 50% de mis pacientes con casos e historiales similares al de Leonard han vuelto a caminar. —Toma una pausa y continúa—: Y, aunque recupere su capacidad para caminar, eso no quiere decir que todas sus demás aptitudes motoras sean iguales a como fueron antes del accidente. De verdad, en serio, lo lamento mucho.

Sheldon parece haberse quedado mudo. Quizás está intentando analizar todo lo dicho por el médico. Casi un minuto después, dice:

—Está bien, lo entiendo. Gracias por decírmelo.

El doctor hace un gesto afirmativo con la cabeza y se va. Sheldon me mira, bastante dolido.

Su mano estaba tomando la mía.

—Tranquilo, Sheldon. Haré todo lo posible para que la recuperación sea exitosa. Te lo aseguro. Procuraré obedecer a los médicos en todo lo que me recomienden.

—Más te vale —dice sujetando mi mano con más fuerza—. Perdón por llamarte «tonto» e «idiota».

—Oh. Descuida. Sé que no fue tu intención ofenderme.

—El único tonto e idiota aquí soy yo —dice cubriendo su rostro, quizás avergonzado, o quizás impotente—. Si hubiese llegado a tiempo, tú no estarías así.

—Pero —le digo— las cosas sucedieron de esta forma. No hay manera de viajar en el tiempo y evitar que esto pasara.

El cuarto queda un rato en silencio y, al paso de un minuto, Sheldon dice:

—Si pudiese viajar en el tiempo, aunque sea una sola vez, evitaría que esto hubiese ocurrido…

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N/A: Todos los capítulos irán alternando quién lo narre. Primero Sheldon, luego Leonard, luego Sheldon, luego Leonard, y así sucesivamente. 💕

Universo alternativo ꨄ︎ Shelnard ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora