Universo alternativo ꨄ︎ Shelnard ꨄ︎

Capítulo 13: Característica

Sheldon

—¡Leonard, ¿cómo se te ocurre?!

—¿Nunca lo has pensado?

—¡Ningún ser humano está capacitado para responder esa pregunta!

—¿En serio? ¿Nunca nadie te lo había preguntado?

—Bueno, nunca había tenido un amigo con gustos similares a los míos…, ¡pero, si quién sea me lo hubiese preguntado, habría puesto a esa persona en mi lista de enemigos! ¡Esa pregunta es inaudita!

Leonard me hizo una pregunta imposible de responder. Creo que lo mejor sería citarlo. Bien, aquí va:

«Oye, Sheldon, si tuvieras que escoger entre Marvel o DC, ¿cuál elegirías?»

Lo sé, lo sé. Es ridículo pensar en elegir solo a uno. Digo, por un lado tengo a Spiderman, a Ironman y a Captain America; pero por el otro tengo a Superman, a Batman y a Wonder Woman.

Aunque tengo que quitarle puntos a DC por poseer a Aquaman. Él es patético.

—Bueno, mejor otra —dice Leonard. Le da un mordisco a su rollo primavera y mira hacia el techo, pensativo.

—Estoy esperando.

—Eh… —Él se ve nervioso, y me pregunta—: ¿Qué te gusta?

Yo parpadeo incrédulo. ¿En serio me está preguntando eso?

—Leonard, me conoces lo suficiente como para darte una idea. Y, por si no lo sabes: me gustan los cómics, Firefly, la física, Star Wars, la higiene, Star Trek, los espaguetis con salsa de tomate y salchichas picadas, los…

—¡Sheldon, Sheldon! No me refería a eso.

Inclino la cabeza. Vaya que Leonard es mucho peor explicándose de lo que recordaba. Le doy un último bocado a mi arroz frito con gambas y pregunto:

—¿A qué te referías entonces?

Leonard parece bastante avergonzado, pues sus hombros se ven retraídos y sus mejillas coloradas. No entiendo el porqué y eso me hace dudar de mi reciente capacidad para leer los sentimientos por las expresiones faciales y corporales.

—Me refería a… físicamente.

—Pues la teoría de cuerdas, como ya sabes. ¿Y eso a qué viene?

No comprendo nada de lo que ocurre. Leonard golpea su rostro —desacomodando un poco sus anteojos, pero luego reacomodándolos—, sus pómulos se tiñen aun más de rojo y vuelve a hablar:

—Me refería a qué clase de personas te atraen físicamente. Ya sabes: altas, bajitas, blancas, asiáticas, hindúes, de color, rubias, castañas, pelirrojas…

Arqueo mi entrecejo mientras le doy un sorbo a mi jugo de durazno y después lo dejo a un lado. ¿Cómo a Leonard se le ocurre hacerme tal pregunta?

—Qué pregunta más absurda e irrelevante. —Desvío mi mirada de él. No pretendo meterme en chismes de adolescentes sobre atractivos físicos. ¿Qué sigue? ¿Que hagamos una pelea de almohadas y leamos un horóscopo?

—Oh, vamos. No tienes que avergonzarte, Sheldon. Somos mejores amigos, así que debe de haber confianza entre nosotros. Dime, ¿tú confías en mí?

Seguí con mi mirada apartada de él mientras mantenía mis brazos cruzados. No iba a caer de forma tan fácil en su tonto juego infantil.

—Y…, si yo digo qué me gusta —continúa—, ¿me lo dirías luego tú? Es solo para saber que ninguno usará esta clase de información en contra del otro en ningún contexto.

No me di cuenta de cuándo di un asentimiento, y escuché cómo Leonard parloteaba:

—Bien. Pues, a mí me gustan… las de cabello rubio. Creo que tienen algo especial. Muchos dicen que las rubias son «tontas», pero creo que eso es solo un estereotipo sin fundamento. En general, me han atraído chicas de tez clara, pero de vez en cuando me he derretido por alguna que otra con piel oscura. No lo sé, siento que son como más exóticas o algo así.

»El color de ojos no es tan importante mientras me mire solo a mí. —Leonard suelta una risa de bufón. Esta «conversación» ya está empezando a cansarme y frustrarme—. Aunque me gusta el castaño claro, algo así como un avellana; creo que es lindo. ¡Oh!, y que sea bajita. Súper bajita. No me gustaría para nada que ella fuese más alta que yo, eso sería muy vergonzoso.

Vaya… Esto es… ¡No!

Ja. Por un segundo me alteré debido al hecho de que yo no tenga ninguna de las características que Leonard encuentra atractivas en una mujer, pero ¡eso es absurdo!

Yo no soy una mujer, y mucho menos una posible pareja para Leonard; así que no veo motivo alguno en que yo me frustre.

Es un error que yo me sienta de este modo.

—¿Y bien, Sheldon? ¿A ti qué clase de personas te atraen?

—No lo sé y no me importa. No estoy interesado en mantener ninguna relación por el momento.

—¿Siquiera sabes si te gustan las mujeres o los hombres, o ambos, o… ninguno?

¿Qué es esto? ¿La noche de las preguntas incómodas?

—Como dije con anterioridad: no lo sé y no me importa.

—Vaya —se estremece—. ¿En verdad aún ni siquiera sabes si te gustan los hombres o las mujeres? ¿Cuando ibas a la secundaria o a la universidad no te atrajo nadie?

—Cuando iba en la secundaria no había alcanzado aún la cúspide de la pubertad, y en la universidad tenía cosas más importantes de las que preocuparme que de un simple enamoramiento.

Leonard queda callado, como si quisiera analizar lo que dije. ¿Qué tiene de impresionante que aún no descubra mi «orientación sexual»? Después de todo, todavía no me interesan esas cosas. Algo así no sería más que una pérdida de mi valioso tiempo.

—Y… —Su tono de voz suena quebrado y tembloroso; no sé por qué—, si te enamoraras de alguien de tu mismo género, ¿cómo te sentirías?

¿Alguien de mi mismo género? ¡Eso es absurdo!

No tengo ningún pretendiente de mi mismo género. De hecho, apenas tengo pocos amigos que, en un caso hipotético muy alejado de la realidad, podrían quizá llegar a establecer una relación romántica conmigo.

Y esos amigos son solo Howard, Raj y… Leonard.

Y es… imposible que tenga una relación romántica con alguno de ellos tres…

—No tengo idea de cómo me sentiría. Ahora, ¿podemos cambiar de tema, por favor?

Él me ve, baja la cabeza y asiente.

Ahora, solo me toca intentar comprender el motivo por el que me siento tan deprimido.