Capítulo 26: Condiciones

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Leonard

Siento mis manos temblar y mis pies moverse sin cesar. Los nervios me consumen, pero yo ya me he decidido.

Respiro profundo y me levanto del sillón. Doy pasos pesados —ya sin siquiera usar bastón— y llego a la entrada de la habitación de Sheldon. Toco la puerta y él me grita que pase.

—Hola —me saluda.

—Hola. Sheldon —Titubeo un segundo y luego me armo de valor para decir—: quiero firmar el cuerdo de pareja; ya me siento listo.

Él me mira a los ojos con una clara expresión de impresión.

—¿De verdad? ¿No estás bromeando?

—No —hablo—. Estoy cien por ciento seguro de que quiero ser tu novio, Sheldon.

No es muy evidente, por poco ni lo noto, pero veo cómo Sheldon demuestra una sonrisa leve, muy leve.

—Maravilloso —celebra. Se levanta, toma el enorme monstruo de papel que estoy a punto de firmar y sale se habitación. Yo rio por cómo parece esforzarse en mantenerse de pie al tener que cargar con todo eso.

—Sheldon, ¿no olvidas algo? —comento con burla.

—¿Eh? ¡Oh, por supuesto! —Regresa a su recámara y trae un bolígrafo consigo.

—Ahora sí.

Los dos nos sentamos en el sillón y Sheldon empieza a explicarme cada capítulo, cláusula y subclasificación de todo el acuerdo.

Esta será una muy larga tarde.

—Procuré que nuestro horario sea alterado en lo más mínimo posible.

—¿A qué te refieres?

—Oh, ya sabes: noches de videojuegos, comidas, series de T.V. Tal vez ahora seremos novios, pero me dijiste que eso no impediría que sigamos siendo mejores amigos.

—Ah, claro…

—¿Eso te hace sentir inconforme?

Lo pienso un poco y replico:

—No, para nada. Es solo que pensé que, desde que firme en adelante, tendríamos un poco más de tiempo para convivir nosotros solos. Tú sabes, como una pareja de verdad. Hablar sobre nuestros sentimientos y aspiraciones y cosas así.

Sheldon desvía la mirada y veo cómo traga con pesadez.

—Sí, las parejas de verdad hacen eso —dice—, pero también somos mejores amigos. —Yo me decepciono un poco. Debí suponer que este acuerdo traería un truco o una discusión en él—. No me malinterpretes: sí haremos cosas de pareja como…, eh…, tomarnos de las manos, y besarnos las mejillas, y todas esas demás cursilerías; pero planeo que nuestros cambios rutinarios vayan de manera más sistemática a como lo hacen las demás parejas.

Lo pienso un poco. Todo el tiempo que estuve indispuesto en el hospital, Sheldon hizo cosas por mí.

¿Por qué no hacer un pequeño sacrifico para él también?

—Estoy de acuerdo.

—Además —explica como si no me hubiese escuchado—, ¿nunca has oído hablar de esas parejas que terminan por «ir demasiado rápido»? No tengo idea de qué diablos eso significa, pero prefiero que no corramos el riesgo.

—Sheldon —expreso con algo de incomodidad mientras uno mis manos y jugueteo con mis dedos—, ¿cómo decirlo…? Eh, eso se refiere a parejas que… tienen sexo en la primera o segunda cita sin conocerse bien. No tiene nada que ver con nosotros.

Veo cómo él se avergüenza. Es raro, pero me gusta esa expresión en su rostro.

—Oh, vaya. Jamás lo vi de ese modo.

¿Y cómo no? Esto no me sorprende. Sheldon es todo lo contrario a un malpensado.

—Y ¿qué hay de las citas? —indago.

—Oh, sí. Las citas serán una vez al mes.

—¿Solo una vez? —Sheldon me ve con un rostro que dice: «No me presiones, Leonard», y me callo de nuevo.

—Eso irá cambiando con en tiempo. El primer mes será de solo una cita. El mes siguiente serán dos citas. Luego, una al mes otra vez, el siguiente mes serán dos y después tres al mes para volver a una sola el siguiente mes. Y así sucesivamente, hasta que el horario vaya modificándose con tal de que quede en una cita a la semana todas las semanas.

Mi mente se lía por completo. Ya veo por qué Sheldon tardó tanto ideando este tonto acuerdo.

—Bueno… Mejor cambiemos de tema. ¿Qué ocurrirá con… la posibilidad de que nos demos un beso en los labios?

—Sabía que preguntarías eso. —Sheldon hojea un montón de páginas para hacernos llegar hasta una sección titulada «Besos», y empieza a leer—: Debemos de habernos cepillado los dientes, y la lengua y encías, al menos media hora antes y no haber comido nada en ese transcurso de tiempo. Solo podrá ser uno al día, en una hora de tiempo libre. Para asegurarse de que una hora es de tiempo libre revisar el horario. Los besos no deberán de durar más de cuatro segundos, pero tampoco menos de un segundo. Si alguno de los participantes usará su lengua debe de pedir permiso al otro, avisando con anterioridad.

»Para mayor disfrute, es recomendable que uno, o ambos participantes hayan masticado una pastilla o Tic Tac de menta, el cual es el único alimento que se permite en el transcurso de tiempo entre cepillarse los dientes y el beso. Si, en el futuro, se inventa alguna especie de máquina, artilugio o alimento que mejore el olor y/o descontamine la boca, su uso será negociado por los participantes.

»No está permitido que los besos sean en público, a menos que sean amigos de confianza conocedores de la relación romántica o familiares que hayan demostrado apoyar la relación.

—Espera, ¿qué? ¿N-no podremos besarnos en público?

—Eso es lo que acabo de leer.

—Pero, Sheldon, sería lindo mostrarle al mundo que estamos enamorados y que podemos demostrar de forma física nuestro afecto.

Él parece pensarlo unos segundos. Temo que mi opinión no sea del agrado de Sheldon, pero en verdad quiero ser capaz de revelarle a todos lo mucho que lo amo.

—Está bien. Solo no abuses de este permiso. —Yo sonrío gozando del éxito—. Escribiré una nueva subcategoría —dijo, se sentó en su computadora y empezó a escribir una nueva página para el acuerdo.

Y este es solo el principio.

Universo alternativo ꨄ︎ Shelnard ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora