Capítulo 30: Inefable

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Leonard

Llevo un rato despierto en cama.

Acaricio con suavidad la espalda desnuda de Sheldon, mientras que él sigue dormido, apoyado en mi abdomen alto.

No puedo culparlo. Lo que hicimos anoche debió de ser muy agotador para él.

Veo los rayos de luz solar entrar por la ventana de la habitación de Sheldon. Me agrada estar aquí.

Creo que nunca me había sentido mejor, con tanta paz en mí.

Suspiro y me acomodo. Eso no parece ser muy del agrado de Sheldon, ya que él se revuelve un poco y frunce el entrecejo. Lo miro con fijeza y él abre los ojos, bastante somnoliento.

Yo sonrío de lado con malicia y satisfacción.

—Buenos días, Shelly.

Talla sus párpados con sus manos. Bosteza y me mira con un puchero.

—Bu-buenos días —susurra él. Al ver nuestros cuerpos, sus mejillas se tornan de un fuerte rojo rubí.

Abrazo más a Sheldon. Él se queja entre dientes, pero cede al final.

—¿Qué te pareció haber hecho el amor anoche? —pregunto.

Él oculta su cabeza en mi pecho otra vez. Quizás esa pregunta a quemarropa no era lo más apropiado.

—¿En verdad quieres saber? —dice cubriendo su cara con sus manos.

Yo no puedo evitar reír. Ni siquiera luego de haber tenido relaciones Sheldon pierde su vergüenza conmigo.

—Por supuesto —contesto acariciando sus cabellos y besando las áreas visibles de su frente.

Escucho cómo suspira. Se separa un poco de mi cuerpo, permitiéndonos vernos a los ojos.

—Fue… pegajoso, y sudado, y húmedo… —No resiste más y vuelve a separar su mirada de la mía—. Dolió un poco.

—¿Estás muy dolorido? —solicito—. Oh, cómo lo siento, Shelly. ¿Fui muy rudo? Pu-puedo traerte un analgésico si lo necesitas.

—No, no y no es necesario. —Espero que esté siendo honesto—. Además, es como dijiste, y como aparece en internet: era inevitable que me doliera en mi primera vez.

—Comprendo…

Cielos. Ahora me siento algo culpable. En ningún momento dijo que lo disfrutó.

¿Acaso él no lo disfrutó en realidad? Tal vez fuimos muy pronto; tal vez yo debí tomar el rol de pasivo en vez de él; ¡tal vez él ni siquiera quiso hacerlo!

—Pero… —habla, partiendo el silencio—, para ser honesto…

—¿Sí…? —consulto, desesperado por oír más.

—Para ser honesto, fue la mejor experiencia de mi vida. —Me mira con sus brillantes irises y sonríe.

Yo no puedo evitar soltar un pesado suspiro de alivio y recostarme con libertad en la cama.

—¿De verdad? —empiezo a interrogar—. ¿Te gustó mucho? ¿Qué fue lo que más te gusto?

—Sí, eh…, sí y… No lo sé, supongo que la parte del final. Aunque la verdad lo disfrute todo por igual. Mientras estuviera contigo, sabría que me sentiría bien.

—Oh, Sheldon, no sabes cuánto me alegra oír eso —confieso.

—¿Sabes? Una de las cosas que más me gustaron fue que fuiste muy gentil y atento conmigo. Digo, pareció que te preocupaste un poco más por mi placer que por el tuyo, y eso es algo digno de admirar. —Me sonrojo al escuchar eso. Creo que no me percaté del cuidado que tuve anoche—. ¿Tú lo disfrutaste igual, Leonard?

—Vaya que sí —contesto.

Y es verdad. No fue la primera vez que tuve sexo con un hombre. En la universidad tuve una especie de «aventura» con uno, pero no fue algo de lo que me enorgullezco.

Claro, hacerlo con Sheldon no fue igual a tener sexo con una mujer, pues requirió de más preparación, dedicación y paciencia. Pero, aun así, fue el mejor sexo que he tenido.

Adoré hacer el amor con Sheldon.

—¿Qué fue lo que más te gustó? —indaga él.

—Eh… ¿Todo? Amé tus gemidos.

Sheldon se ruboriza al instante. Debo admitir que se ve muy tierno de ese modo.

—Shelly —le llamo.

—¿Sí? —duda, aún algo apenado.

—Si tuvieras la opción de volver a tener relaciones sexuales conmigo, ¿lo volverías a hacer?

Me es importante asegurarme de que Sheldon está lo suficientemente conforme con hacerlo conmigo como para atreverse a volverlo a hacer. No es que sea una especie de pervertido o algo así, pero es lógico que desee tener sexo con Sheldon de nuevo; y quisiera saber si él estaría dispuesto a volver a hacerlo.

—Sí —alega y yo suspiro con calma—, pero con todas las medidas de higiene que tuvimos anoche.

—¿Nunca podremos hacerlo sin condón? —pregunto con frustración. En verdad deseo probar hasta el último centímetro del cuerpo de Sheldon sin que nada me lo impida.

—¡Claro que no! ¡Eso es antihigiénico! ¡Además, está hecho para prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual!

—Pero te dije como doscientas veces que no tengo ninguna enfermedad —le recuerdo.

—Hasta que no lo vea en una prueba médica no podré estar cien por ciento seguro.

Viro los ojos. Sheldon es un caso especial, un reto.

Y yo acepté este reto.

—Ahora voy a bañarme —indica antes de levantarse, percatándose de que no vea sus partes íntimas.

No entiendo por qué lo hace, si anoche no solo las vi sino que también las sentí.

Creo que jamás entenderé el porqué de ciertos comportamientos de Sheldon.

—¿No te gustaría que me bañe contigo? —formulo.

—¿Qué? ¡Para nada! ¡Después te excitarás y querrás que lo volvamos a hacer!

—Bueno… Es una posibilidad —admito.

Él frunce el ceño y se va a bañar. Yo puedo esperar a que termine.

Este fue un gran paso en nuestra relación; tal vez fue el más importante.

Creo que no pude haberlo disfrutado más, y me siento feliz de saber que él lo disfrutó igual o quizá más que yo.


N/A: Este es el penúltimo capítulo. ¿Preparados para el final?

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