18 Intensidad

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Mark me estaba esperado despierto. Cuando vio que entre, se paró de la sala y se fue al estudio. Allí era donde él estaba durmiendo.

– ¿Qué mosca te pico? – dije más para mí que para él.

No le tome más importancia y entre a mi habitación. Me duche y me puse la pijama. Encendí la televisión pero no había nada interesante. Espere un poco por si Dyland me llamaba o escribía. Espere media hora y nada. Apagué la televisión y me acomode para dormir.

– Chloe, Chloe vamos. – gritaba una mujer.

– Ya voy mamá. – dijo la niña frente a mí. – Vamos que nos llaman. – dijo tomándome de la mano. La seguí escaleras abajo para encontrarnos con “nuestra” madre. Ya me había acostumbrado a ver a la niña cara de espejo.

– ¿Te pusiste el traje que te regalo tu padre? – pregunto la señora.

– Si, mira como me queda mami.

– Cariño que hermosa estas. – dijo dándose la vuelta.

– Gracias mami. – dijo mi yo pequeño mientras giraba en sus talones. La señora la atrapo entre sus brazos. – Me aprietas mami. – decía la niña entre risas.

– Lo siento mi niña. – dijo mientras se separaba de mí. Me tenía abrazada a mí, no a la pequeña niña. – Lo siento tanto. – dijo mientras empezaba a llorar.

Desperté sobresaltada. No sé en qué momento desperté a Mark que estaba asomándose por la puerta.

– ¿Estas bien? – Negué con la cabeza – ¿Otra pesadilla?

– Te… quedas… como antes. – le pedí. Se subió a mi lado y me tomo en sus brazos.

Tenía la sensación de haber conocido a esa señora. De haberla visto antes pero lo lograba hacer la conexión. Luego de forzar mi cerebro quede rendida junto a Mark. Quien se había dormido minutos antes.

 Habían pasado varios días desde aquella pesadilla. Ya no la había vuelto a tener. Mark decidió quedarse un tiempo más conmigo. Por si volvía a recaer como antes. Cuando Dyland se enteró que mi hermano se iba a quedar más tiempo, formo una pelea que ni se imaginan.

– ¿Mamá me comento que tenias novia? – le solté a Mark quien estaba en el comedor.

– ¿Hace cuánto fue eso?

– Ha pasado un tiempo ya.

– Pues… Claire y yo no funcionamos.

– Eso era algo que se veía venir.

– Y ¿tu?

– ¿Yo que? – pregunte algo desconcertada.

– Dyland ¿Cómo?

– Ah eso. – dije. – Solo se dio. Quise darme una oportunidad también.

– Sabes que te amo. – dijo parándose de donde estaba.

– Deja eso quie… – no termine de decir porque sus labios estaban aprisionando los míos.

Se sentía tan cálido tenerlo así de cerca. Era tan magnifico estar besando sus labios que no quería ni separarme para llenar mis pulmones. No sé en qué momento termine sentada en las piernas de Mark. El beso estaba dejando de ser algo inocente. Sentía el roce de sus manos descubriendo cada centímetro de mi cuerpo. 

Sus manos se posaron en mis caderas tomando el dobladillo de mi camiseta la cual iba subiendo poco a poco. De un momento a otro la magia se rompió. El timbre de la puerta nos trajo a la realidad. Por dentro maldecía quien se atrevía a tocar a esta hora. Me pare de sus piernas y trate te refrescarse antes de ir a la puerta. Él se fue al estudio. Idiota. Se escapó.

Abrí la puerta y allí se encontraba Dyland. En mi interior estaba riendo como maniaca.  ¿Cómo es posible que estos chicos estén conectados de esa forma? La primera vez fue Mark quien nos interrumpió a Dyland y a mí. Esta vez fue Dyland que nos interrumpió a Mark y a mí. Para ser franca no tengo sentimientos de culpa por lo que casi acababa de hacer con Mark. Lo siento tanto por Dyland, pero él sabía que había alguien más en mi corazón.

– Arréglate para dar un paseo. – demando Dyland al entrar.

– ¿Se puede saber para donde me vas a llevar?

– Es una sorpresa.

No dije más y me fui a arreglarme. Salí a la media hora. Al parecer Mark no se animó a salir. Le había enviado un texto diciéndole que afuera estaba Dyland, por si quería ir a saludarlo. Su respuesta no era lo que esperaba. Cuando me encontré nuevamente con Dyland dejamos el apartamento y estaba montada en su auto. Luego de un tiempo ya estábamos estacionado frente a un restaurante. Entramos y allí estaban sus padres nuevamente.

– ¿Por qué no me avisaste? – dije entre dientes manteniendo una sonrisa.

– Quería darte una sorpresa. – dijo besando mi mejilla.

Nos acomodamos en la mesa junto a sus padres. Pedimos la cena y empezamos a conversar.

– ¿Hace cuanto tiempo que estas con ellos? – pregunto la señora Morrison.

– Aproximadamente 13 años.

–  Los quieres mucho verdad. – dijo el señor Morrison.

–  Si, sea como sea ellos son mis padres. Han sido quienes han estado conmigo durante este tiempo.

– ¿Cuántos años tienes? – preguntó de momento la señora.

– Tengo 23 años. –  los ojos de ella brillaron de momento.

– El cumpleaños de Chloe es dentro de un mes. – dijo Dyland

– Tienen casi la misma edad. – dijo más para ella que para nosotros. – ¿cuándo es tu cumpleaños?

–  El 19, ese fue el día en que llegue con mis padres adoptivos. Por mi accidente no recordaba nada de antes, solo mi nombre. Ellos decidieron que ese día íbamos a celebrar mi cumpleaños.

– Yo tenía una hija. – soltó de momento – se llamaba como tú, Chloe. 

– Y… ¿Qué le paso? – pregunte.

–  Chloe no… –  había empezado Dyland per ella lo interrumpió.

– Tranquilo. – dijo mirando a Dyland. – Eso fue hace mucho. Ella debería de tener más o menos tu edad. – le empezaron a bajar lagrimas por las mejillas.

–  Cariño, sabes que hicimos todo por encontrarla.

–  Lo siento mi niña. – me dijo mientras se limpiaba los ojos. – No…

No sé qué seguía diciendo. Lo que sentía era eso. Ella me dijo –  Lo siento mi niña –. Como en mi sueño. Creo que estoy empezando a alucinar. Como es posible que esa señora de mi sueño se me parezca de momento a la mamá de Dyland. En qué cabeza cabe eso. Me estoy volviendo loca en estos momentos. Dios ayúdame, por favor. Estaba empezando a sentir que me faltaba el aire. Mi cabeza dolía.

– Chloe ¿estás bien? – pregunto Dyland sacándome de mis pensamientos.

– No. No me siento bien. Solo estoy un poco nerviosa. – mostré una sonrisa ocultando mi ansiedad.

 No entendía que era lo que estaba pasándome. Tome la copa de agua tomándomela toda de un trago.

Es posible amar (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora