23 Adiós por siempre

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Cuando llegué a casa era muy tarde. Abrí la puerta y me fui escaleras arriba antes de que me detuvieran para el interrogatorio. Entré a mi habitación y me tire en la cama. Mientras mi mente no dejaba de pensar en las cosas que escuché de esa señora en la iglesia.

– Padre si tan solo supiera donde está, le diría que su padre está enfermo. El hombre que una vez ame esta postrado en una cama de hospital esperando la muerte. Me siento tan culpable por eso. Por mi culpa se dedicó a la bebida. Aleje a Chloe de su lado y se refugió en el alcohol.  Yo soy la culpable de las desgracias de esas personas tanto de mi hija como de su padre.

Cuando menciono a mi padre vinieron vagos recuerdos de él y ahora ella dice que está en un hospital muriéndose. Mi cabeza estaba echa un desastre.

– Caroline no te sientas culpable… El Señor que está en los cielos lo ve todo. Él sabe todo lo que has hecho por encontrarla y lo hiciste. También él sabe lo arrepentida que estas de la forma en que actuaste.

– Padre, lo que hice está mal. La deje frente a esta iglesia, ¡la abandone aquí! La deje a su suerte. Su padre no tenía trabajo para poder mantenernos. Él no iba a poder hacerse cargo de nosotras por lo que tome esa decisión. Abandonar a  mi hija… y a mi esposo. No tengo perdón de Dios por mis actos. Soy una mala mujer merezco todo el castigo del mundo.

– ¿Chloe todo bien? – pregunto Nina quien estaba en el marco de la puerta.

– ¡Ah!... Si. – le dije saliendo de mis pensamientos.

Me pare de la cama y me senté frene a la laptop.

– Hija…

– ¿Qué? – dije sin despegar la vista de la pantalla de la laptop.

Una vez el sistema subió empecé a buscar teléfonos de hospitales cerca de la iglesia. Había cientos de hospitales pero en uno de esos estaría él. No me di cuenta en que momento Nina se había marchado de mi habitación. Vi los números telefónicos y comencé a llamar número por número. Las primeras veinte llamadas obtenía la misma respuesta.

– Buenas noches, allí se encuentra hospitalizado el señor Wesley Thompson.

– Lo siento pero no puedo dar esos detalles.

– ¡Por favor! Es importante ese señor es… es mi padre.

– No le prometo nada. – se hizo una pausa que para mí fue eterna. – Lo siento pero en nuestros sistemas no aparece registrado.

– Gracias.

Llame como a diez hospitales más, ya me sentía cansada pero tenía que encontrarlo. Ya eran las once de la noche. Había pasado casi dos horas realizando llamadas telefónicas. Tenía mis esperanzas puestas en los últimos cinco hospitales que me faltaban. Marque los números y espere que respondieran.

 – Buenas noches, allí está hospitalizado el señor Wesley Thompson.

– Lo siento pero no puedo darle esa información.

– Señorita, por favor. Ese señor es mi padre.

– Bien, deme un momento para comprobar en nuestra base de datos. – luego de varios minutos de silencio vuelve a hablar. – Le informo que el señor Thompson está internado en el hospital.

– ¡Gracias! Muchas gracias.

Cuelgo la llamada, cierro la laptop y cojo mi cartera.

– ¿Vas a algún lado? – pregunto Mark quien estaba observándome desde la puerta.

– Sí, tengo algo que hacer. – dije tratando de esquivarlo.

– ¿No es muy tarde para ir a la calle?

– ¿Me dejas salir? Por favor. – le pedí.

– Crees que ellos no se dieron cuenta de tu actitud. De la forma en que llegaste. Mamá esta triste, por lo de hace rato.

– Mark, lo sé. No soy tan tonta como crees. Además, ellos hicieron mucho por mí. ¿Quiero aunque sea verle? Aunque haya pasado eso…

– Pero son parte de tu pasado.

– Aun así no dejan de ser quienes me dieron la vida.

– ¿Por favor después de 14 años Chloe? – me recrimino Mark.

– Si, 14 años que no sabía quién era yo. Tengo aunque sea que verlo Mark. Esta podría ser la última vez. Yo no me recuerdo muy bien de cómo era él.

– Yo… voy contigo. Es muy tarde para que andes sola por ahí.

 Mark me llevo al hospital durante el camino ninguno de los dijo nada. Fui directo a la recepción y pregunte por él. La enfermera me dijo el número de habitación y me dirigí hacia allá. Frente a la puerta dudaba en entrar.

– Ve. Hicimos todo el camino para que lo vieras. Anda. – Mark me dio el empujoncito que necesitaba para abrir la puerta.

Entre un poco asustada ante lo que me encontraría en esta habitación. Él estaba acostado en la cama conectado a muchas maquinas. Me acerque hacia su cama con paso vacilante. Cuando estuve lo suficientemente cerca tome su mano. Mis lágrimas caían una detrás de la otra. Como es posible que este así. Yo lo veía igual que cuando era niña. ¿Cómo era posible que ahora estuviera postrado en esta cama esperando el momento?

– Hola… - le mientras sostenía su mano. Sentí que apretó mi mano y poco a poco abrió los ojos.

– Chlo… Chloe. – dijo y le sonreí asintiendo con la cabeza.

– Sí, soy yo. – unas lágrimas se corrieron por sus ojos.

– Te eché de menos. – dijo y empezó a toser.

– Lo siento… por no recordar antes…

– No… yo soy quien lo siente no – tose – poder… haber hecho más… por ustedes. Lo siento. – tose nuevamente. – Siempre espere por este momento…

– Pa… papá. – le dije y bese su frente. 

– Chloe… hija… te amo... – la maquina empezó pitar en el instante en que sentí que su mano se aflojaba de la mía.

– Papá… papá… - las lágrimas caían como cascadas de mis ojos.

La máquina aún seguía pitando. Todo indicaba que su corazón había dejado de latir. Los doctores entraron y las enfermeras me sacaron del cuarto no quería dejarlo solo. Afuera Mark me abrazo fuerte. Pero cuando el doctor salió y dijo – Lo siento, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance – las palabras más tristes y dolorosas que pueden decirle a las personas. Al oír eso enterré mi cara en el pecho de Mark, ahogando el llanto y el dolor que sentía. Mientras sobaba mi espalda. ¿Cómo era posible? Apenas lo tuve hoy y… al rato lo estaba perdiendo. Parecía que estuviera esperando por mí. Verme una última vez antes de morirse. 

Horas después, ya estaba saliendo el sol yo me encontraba tirada en mi cama hecha un ovillo. Las lágrimas corriendo mis mejillas y mis ojos los sentía cansados. Estaba procesando todo lo pasado durante las últimas 7 u 8 horas. Realmente no sabía en que día y hora estaba viviendo. Solo los escuchaba hablar desde la puerta de mi cuarto, al parecer estaban los tres ahí reunidos.

– No crean que no me di cuenta que ninguno de los dos paso la noche en la casa. ¿Dónde estaban? – demando Nina.

– Mamá, este no es el momento para eso. Anoche Chloe…

– ¿Qué le paso a Chloe? – pregunto Nina alarmada.

– Anoche la acompañé al hospital a ver a su padre biológico. – decía Mark.

– ¿Qué? – escuché a Nina gritar.

– Ella lo vio y después… después se… murió en sus brazos. – podía escucharla llorar y lamentarse por lo que pase.

– Porque no nos avisaron. – dijo Daniel.

– Era muy tarde y trate de convencer a Chloe de que no fuera. Pero termine acompañándola. Su padre falleció. Si no, no me lo hubiera perdonado. Su padre estaba muy enfermo, tenía el hígado dañado y no había ido a hacerse estudios médicos antes. Por lo que la enfermedad estaba bien avanzada.

 – Nosotros nos encargaremos del funeral. – dijo Daniel. – A fin de cuentas él era su padre biológico es lo menos que puedo hacer. 

Es posible amar (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora