29 ¡Al final estamos juntos!

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Estaba sola en la casa, por lo que decidí ir a dar un paseo corto ya que no podía ir muy lejos sola. Dyland había tenido que irse de emergencia a un viaje de negocios a Londres junto con su padre, Dave. Mientras que Caroline, estaba con unas amigas haciendo obras de caridad en el estado vecino. Resumiendo la situación, estaba completamente sola. Pero eso no quitaba que me estuvieran llamando todo el tiempo, hasta habían contratado a alguien para que este en la casa por si llega el momento.

Llegue al parque que estaba a unas cuantas calles de la casa. Allí me gustaba ir y ver a los niños jugando con sus padres. Me relajaba el ambiente familiar que se podía respirar en ese parque. El verdadero motivo de salir de la casa fue pensar en el encuentro que tuve hace tres semanas con Mark. Después de eso no he sabido nada de él. 

Compre un helado y me senté con cuidado en uno de los bancos que estaban cerca de un gran árbol frete a un lago. Ese lugar me encantaba para ir a pensar, cerrar los ojos y sentir el viento acariciar mi piel. 

– ¡Chloe! – dijo una voz masculina muy conocida. Abrí los ojos de golpe y me los encontré allí parados frente a mí.

– ¿Estas embarazada? – dijo Nina fijándose en mi enorme panza. Inmediatamente puse mis manos en mi vientre como si eso impidiera que no vieran lo ya tan obvio.

– ¡Hola! ¿Cómo han estado? – no sé porque me sentía nerviosa ante ellos. Si ellos fueron o son como unos padres para mí durante años.

– Hemos estado preocupados por ti. Aunque me enviabas la postal cada cierto tiempo. Chloe, tu eres otra hija más para nosotros. – añadió Daniel.

– Me alegra saber que estas bien, aunque… yo tengo algo de culpa. – dijo Nina. – Cuando Mark regreso a casa después que lo dejaste estaba una furia. Se enojó, aun esta molesto conmigo. Me echa la culpa y sé que me lo merezco. Cogió sus cosas y se fue de la casa.

– Lo siento. – Dije – yo no quería hacerle daño a su familia.

– Chloe, quien tiene que disculparse soy yo. – dijo Nina con los ojos llorosos. – Por mi culpa fue que tomaron caminos diferentes. Si no lo hubiera hecho los tendría a los dos. Ahora ni siquiera tengo a Mark.

– Mark es adulto, el sabrá lo que hace. Cuando el crea que haya pasado tiempo volverá a la casa. – tercio Daniel.

Seguimos hablando un largo rato. Terminamos perdonándonos por las idioteces que cometimos. Ella por haber actuado ciegamente al echarme de la casa sin pensar bien. Y yo a ella por el trato de esos últimos días. Me sentía feliz, porque tenía a mi  familia de vuelta. Nina se emocionó tanto sabiendo que iba a ser abuela. Claro no sabe o no quiso preguntar quién es el padre de la criatura.

 Dos días después, alguien toca a la puerta un tanto desesperado porque le abran. Cuando voy ahí estaba Mark.

– Tenemos que hablar. – dijo con tono cortante mientras entraba a la casa.

– Claro, entra – dije al aire ya que él estaba llegando al salón.

Entre al salón donde ya me esperaba Mark quien no me quitaba los ojos de la panza.

– ¿Cuándo ibas a decirme? – dijo señalando a mi vientre. – Pensabas si quiera decir me que vas a tener un bebé. – el continuaba – ¿Cuándo demonios ibas a decírmelo? O es que… no tenías pensado decirme de la existencia de ese bebé. – me termino diciendo a gritos.

– Mark, cálmate – le dije. – No te alteres por favor. 

– ¿Que no qué? Ese niño es mío. Es mi hijo también. – Se pasó las manos por el pelo frustrado – también tengo derecho, me lo negaste al no decirme nada.

– Yo… lo siento. No quería. – creo que por primera vez en tanto tiempo me estaba sintiendo vulnerable ante lo que pasaba. A Mark nunca lo había visto tan furioso y tenía razón. En algún momento le iba a tener que decir – Mark este niño es tu hijo –  y los dos brincaríamos de emoción, cosa que jamás iba a pasar.

–  No hay escusas para eso, Chloe. Ese niño que llevas ahí también es mío – dijo hecho furia. Yo no podía contener las lágrimas que se estaban desbordando por mis mejillas. Lo que no lloré en los últimos meses Mark estaba haciendo que lo vote. El seguía como una fiera diciéndome barbaridades.

– ¿Qué iba a solucionar el que sepas que ibas a tener un hijo? – le espete entre sollozos.

– Tarde o temprano lo iba a saber. Soy su padre y no me iba a desatender de él.

Mark se acercó a mí y puso su mano en mi panza. Estaba acariciando a nuestro hijo. Deposito varios besos. Era una imagen tierna. 

– Es un niño. – le dije. El alzo la cabeza y nuestras miradas se cruzaron. Sentía la electricidad que corría por nuestros cuerpos aun después de tanto tiempo separados.

Mark no apartaba la mano y él bebé estaba tan contento ahí dentro que estaba pateándome. Cómo Mark tenía la mano allí, estaba feliz sintiendo a nuestro bebé patearme.

No sé si arreglamos nuestra situación, pero de lo que si estaba segura era que Mark estaba feliz, el bebé también y yo. Era como un reencuentro después de tanto tiempo.

– ¿Qué piensas? – preguntó Mark de momento.

– Quizás… si no me hubiera ido así como lo hice…

– … otra fuera la historia. – completo.

– admito que fui un cobarde en salir huyendo así.

Mark no respondió, se limitó a juntar nuestros labios. Era una sensación extraña y nueva a la vez. Besar sus labios, era como estar en el cielo. Bueno como no he ido allí para decir bien, es como tener lo que más quieres en la vida. Nos separamos para tomar algo de aire. Nos miramos como dos tontos, porque eso era lo que parecíamos.

– Bueno, creo que es mejor que me vaya. – dijo parándose el mueble.

– No tienes por qué irte. Quédate… aquí. – le dije algo tímida. – No quiero estar sola.

– ¿Estas segura que quieres que me quede? – asentí con la cabeza.

 – Estoy cansada, ¿vamos? – le dije mientras le jalaba escaleras arriba dirigiéndome a mi habitación. 

Es posible amar (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora