2 Sin recuerdos

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– ¿Oh por Dios que he hecho? ¿La mate? – dijo un hombre.

– Cariño, tranquilo. Primero… primero una ambulancia. – esta vez era una mujer.

Esas voces me hicieron regresar. Las escuchaba hablar, no podía ver sus rostros pero sus voces estaban preocupadas. ¿Estaba soñando? Porque esto se sentía tan real.

– Mamá… regresaste… – dije con un hilo de voz. Mientras intentaba sonreír.

– Aún esta con vida. – dijo la mujer. 

Yo quería despertar pero podía. Otra vez sentía que me iba. Quería ver a mi madre, pero no me era posible. Si iba a morir lo haría tranquila. Mi madre estaba aquí, regreso por mí.

A lo lejos escuchaba un pip… pip… pip… Desperté en un lugar que no conocía. Trate de moverme pero me dolía todo mi cuerpo. Tenía vendajes por todas partes. Había un señor en la habitación conmigo. Estaba medio dormido en el mueble.

– Niña, que bueno que despiertas. ¿Te sientes bien? – me preguntó el señor.

– Me duele mi cuerpo. – le respondí.

– Tuviste un accidente. Lo siento, no te vi cruzar la calle. Y no debías haber hecho eso.

– ¿Accidente? – por eso el dolor y los vendajes. Pero, ¿Cómo? Si no recuerdo eso.

– ¿Tienes algún número para contactar con tu padres? – pregunto el señor.

– Mis padres…– me quede pensativa, no podía recordar a mis padres. – No, no sé.

– ¿Sabes cómo te llamas? – pregunto aún más curioso.

– Mi nombre… - no recordaba ni mi propio nombre. – Creo, cre...o que es… No sé. No lo recuerdo. – le dije asustada. De momento me dio un ataque de pánico. No recordaba, no recuerdo quien soy. ¿Qué me ha pasado? Un doctor entró a la habitación y me inyectó algo.

–  Chloe… - logré decir antes de que la inyección hiciera que me quedara dormida.

 Cuando volví a despertar, el señor de antes aún estaba allí.  Estaba acompañado de una señora.

– Hola querida, ¿ya despertaste? – me dijo la señora.

– Hola. ¿Quién es usted señora? ¿A caso sabe quién soy? – le pregunté.

Ella negó con la cabeza y me dio una sonrisa para darme ánimos, pero aun así no lo logró.

Permanecí en el hospital una semana más. A parte de las semanas dos que llevaba inconsciente. Durante todo ese tiempo las únicas personas que estuvieron junto a mi fueron los señores Willson, quienes me dijeron que eran Nina y Daniel. Ellos se ocuparon de mí. Nadie diferente me visitó excepto por las enfermeras y el doctor que me atendía.

Los señores Willson, informaron del accidente que tuvimos. En uno de esos días, vino un señor de la policía para atender el caso. No había ningún adulto que respondiera por mí. No había ningún aviso de niño perdido, con el cual pudieran relacionarme y así encontrar a mis padres. Ya que no sabía nada de lo que haya pasado antes del accidente.

Nina me había explicado que a raíz del accidente borre de mi memoria lo que paso antes del choque. De acuerdo con el doctor, en algún momento podía volver a recordar lo pasado. Lo único es que podía ser hoy o dentro de unos días, meses, años. Quizás… nunca. Pero todo dependía de mí. De mi esfuerzo y de cuando me sienta emocionalmente bien para recordarlo todo.   

 Los Willson decidieron quedarse conmigo hasta que mi familia me reclamara o algo así. Fue lo que escuche que le habían dicho al policía.  Realmente no tenía familia y ellos me iban a dar una provisional.

Es posible amar (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora