Capítulo 83

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Sus oídos zumbaban ante el estruendo del disparo, miró hacia donde estaba la mujer que amaba, por un instante pensó en salir corriendo, pero no podía, era su chica la que estaba ahí dentro, era su chica la que tenía un arma en mano, entonces abrió la puerta y la satisfacción de Valentina fue evidente y lo único que hizo fue observarla.

Juliana aún sostenía el arma, pero Rafael la observaba ahora con miedo, al ver esa mirada fría que nunca había visto en la Pelinegra, evidentemente había disparado, pero hacía el lado derecho del hombre, quien sentía el líquido caliente salir de su oreja.

Te has vuelto loca!!--- gritó al ver que la bala a penas le rozó--- casi me matas!

Créeme! Que de querer matarte lo hubiera hecho!---- dijo sin que su pulso temblará--- ganas no me faltan!...

Juls... no!--- le dijo la Castaña mientras suavemente le quitaba el arma--- basta! Hey... mírame!--- la tomo de sus mejillas e hizo que le mirara--- no eres igual a él!... no lo eres!...

En ese momento Juliana pudo darse cuenta de que Valentina había presenciado todo, y eso no estaba bien, no era lo que ella quería que viera.

Yo... lo siento...

Señorita Juliana! Será mejor que se vaya!---- hablo montilla quien entraba en presencia de otro chico--- llama a primeros auxilios, ahora!!!

Te vas a arrepentir de esto Valdez! Te juro que te vas....

Cállate!!--- le interrumpió esta vez Valentina, tomandolo del cuello--- tú le tocas un pelo a Juliana y no será ella quien te mate, y eso te lo puedo jurar!

Tú  no me amenazas...

Ya basta! Ustedes dos se van, sino quieren pasar la noche aquí!---- habló montilla ahora molesto-- y tú Gutiérrez,  no estás en posición de amenazar a nadie! Suficiente daño has hecho ya!..

Juliana salió del lugar rápidamente y Valentina intentó ir tras ella pero Montilla la detuvo.

Señorita Valentina espere un momento, es mejor que hablemos de la Señorita Valdez!.

Valentina se sintió extraña,  obviamente el hombre tenía razón en querer hablar sobre Juliana,  pero también sentía la necesidad de ir con ella, de no dejarla sola ni un minuto.

*****
Juliana.

Salí rápidamente del lugar y de pronto siento que me ahogo, y siento algo en mi cuello, causándome terror.

Te tengo —dice una voz masculina y gruesa, desconocida por mi--

Hoy le harás compañía a tu Padre niña--- dijo, haciéndome temer aún mas---

¿quien eres ? ¿quién te envió?---- dije y casi puedo estar segura de  que voy a morir, pero entonces siento que el cuchillo se aleja de mí de manera brusca, y escucho un golpe seco. Intento ver, pero no veo  más que siluetas, y además de eso, por más que intento respirar de manera correcta, siento que me ahogo más.

Caigo de rodillas al suelo sosteniendo mi garganta, mientras manos cálidas me toman de los brazos, y por un segundo temo que se trate del mismo hombre e intento zafarme, sin embargo, reconocería ese olor a kilómetros de distancia, aunque este a punto de morir, me hace sentarme en el borde de la calle.

Me altero, pero no puedo reaccionar por el hecho de que no puedo respirar.
Mi vista se aclara, y entonces la veo, era ella la mujer que amo y que amaré siempre, sus ojos están clavados sobre mí, y quiero hablar pero no puedo, empiezo a toser.

Tranquila Juls, respira lento. Entre más te agites, más te costará respirar---- toma mi rostro y nuestras miradas se cruzan---

Frunzo el ceño, y toso de nuevo---- Shh, tranquila mi amor, estoy aquí... respira---- insiste, entonces la escucho y hago lo que me dijo--- Y poco a poco vuelvo a respirar bien---- Yo lo siento Val---- le digo, frotando mi garganta---

A La Primera Persona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora