Algo tenía seguro: Ya no estaba en el SUB-Pueblo.
Seguía bajo los efectos de una tercera inyección de ESP en el cuello cuando me llevaron a una nueva habitación con vidrieras por paredes. En seguida fue rodeada por batas blancas, entre ellas la del Dr. Adams, el que tenía barba de chivo.
Empezó a exponer sus avances.
— Con los primeros prototipos descubrimos que los nanos no se adaptaban a la sustancias corporales, por lo que creamos el ESP —Explicó—. El ESP se debe inyectar tres veces en cantidades medianas y con cierto tiempo transcurrido entre estas. La primera para ser aceptado por el cuerpo, la segunda para asegurar que el líquido se encuentre en todo el sistema, y la tercera para que su abundancia sostenga a los nanos.
Mientras él hablaba sentía como se me congelaba la sangre, los ojos me ardían y los oídos me retumbaban. Si intentaba girar la cabeza me mareaba y mis extremidades parecían espaguetis que se contraían de repente. Estaba siendo usada como rata experimental y mi debilidad no me permitía oponerme.
— He aquí el sujeto 17 de nuestro proyecto NANO-T —Continuó el Dr. Addams—. ¡El primero en sobrevivir a la segunda dosis!
El grupito de científicos aplaudió impresionado
— Como pueden ver, reacciona favorablemente a la tercera.
Claro, estaba perfecta. Creía que moría, pero perfecta.
— ¡Oh Dr. McLaren!, ¡que bueno que nos acompañe! —Dijo a un científico que acababa de llegar—. Justo iba a explicar que era usted quien auxiliaría la implantación de los nanos.
— Y yo vine para avisarle que ya el Laboratorio Nueve está listo para recibir al sujeto y comenzar el proceso.
El Dr. Adams podía ser perdonado como un obsesionado de la ciencia, muy al contrario, el Dr. McLaren se distinguía por métodos crueles y exóticos. Yo fui víctima de ellos. Premiaré como el menos doloroso al de fracturarme los huesos de los dedos para ver si las propiedades regenerativas del ESP aumentaban con la segunda dosis. No lo hacen, desaparecen.
Aunque con la tercera dosis habían desaparecido todas mis cicatrices.
— ¡Maravilloso! —Exclamó Adams— Que lleven al sujeto 17 al Laboratorio Nueve —Ordenó a los hombretones que custodiaban mi puerta.
La puerta se abrió y volví a ser arrastrada por todo el centro, esta vez, sujeta a una silla de ruedas. Pese a mi debilidad noté que atravesábamos pasillos diferentes, más vacíos y oscuros, pero ni siquiera en ese trayecto tuve paz. Miles de batas blancas revoloteaban a mi alrededor tomándome la temperatura y muestras.
Por fin llegamos al Laboratorio, también plagado por científicos. Olores extraños impregnaban el aire, incluso algunos precavidos llevaban su propia mascarilla antigás. Habían cientos de aparatos dignos de una película de ciencia ficción y el que me tocaría soportar no se podría catalogar de otra manera.
— Póngala en el equipo de implantación —Ordenó alguien.
El equipo en el que me colocaron tenía forma de aro. Este me sostenía verticalmente a dos metros del suelo gracias a los grilletes de una plataforma interior, de tal manera que mis extremidades chocaban con unos cilindros sobresalientes, huecos y medianos. Parecía la versión moderna del Hombre de Vitruvio, solo que apresado a un aro que irradiaba luz azul.
Alguien vino por detrás y desabrochó mi ropaje blanco dejando mi espalda descubierta.
<<¡Aagh!>>
Un dolor insoportable me recorrió la columna vertebral y se me hizo difícil respirar. Habían encajado en mi médula espinal un tubo flexible y de tamaño considerable, parecido a los que usan en las transfusiones de sangre.

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AntiSISTEMAs ✅
Science FictionEl SISTEMA es la mayor expresión del poder en este mundo dominado por la tecnología, sin embargo, un grupo de héroes, o mejor dicho, de desgraciados, intentará acabar con este. ¿Por qué?, porque cada uno tiene su propia historia llena de injusticias...