XI: Vipe

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— Guillotina, ¿quieres hacer los honores? —Preguntó Gantu a una chica con marcas de cortadas en el cuello.

Tan pronto desapareció la cyborg, al samurái y al viejo los trasladaron directo a sus celdas; a mí me tocó divertirme en la cámara de tortura. Muchos gladiadores necesitaban descargar su odio y envidia hacia mi persona, nada que no hubiera esperado.

— Todo un placer —Respondio la chica.

Sus uñas y dientes eran cuchillas, literalmente.

— ¿Y a ti qué te hice? —Dije harto.

Estaba amarrado a una columna. El ojo derecho lo tenía hinchado y me palpitaba, a mi oreja izquierda le faltaba un buen pedazo, además de que me habían arrancado con salvajismo los piercings. Hilos de sangre corrían por mi frente y me habían dislocado el hombro.

Había deseado incontables veces perder el conocimiento y que cesara el dolor, pero no sucedía. Solo podía gritar, maldecir, hacer chistes y volver a gritar.

— Te aprovechaste de que mis dedos de los pies son normales y me los pisoteaste mientras te burlabas, ¡a pesar de que hacíamos equipo!

— ¿Y cuál es el puto problema con eso? ¡Me acaban de arrancar las uñas por cosas peores!

— Acababa de llegar a la Arena —Decía mientras se acercaba a la mesa de los instrumentos—, mi Amo me azotó mucho después de esa Arena.

Agarró unas pinzas de electricista.

— Y me dejó una semana en el patio de entrenamiento de los hombres para que me violaran... mucho.

— ¡A todos le cortaste la cabeza!, ¡tuviste gran fama por eso durante meses!

— Quizás hoy yo te haga famoso por retorcerte los dedos —Admitió.

De los cientos de gladiadores que me rodeaban algunos rieron.

— ¿Cuántos pueden ser, Gantu?

— Tres —Respondió este—, de un pie.

— Eres un chico afortunado —Sonrió Guillotina—, si no fuera porque Gantu es el que manda, no vivieras para contarlo.

— Bueno saberlo; gracias Gantu por preocuparte por mi bienestar, ¡¿podemos discutir esto?!

Guillotina me quitó las botas y yo recé para que no descubrieran lo que escondía dentro de una. Chasqueó las pinzas en el aire antes de acercarla al primer dedo: El índice.

CRK.

— ¡AAGH!, ¡HIJA DE TU REPUTÍSIMA MADRE! ¡JAJA!

— ¡Se ríe, Guillotina, parece que le gusta! —Se burló otro gladiador.

Giré la cabeza hacia donde provino la voz.

— ¡Ven y te hago la manicura yo mismo!

CRK.

— ¡AAH!, ¡mi puto dedo favorito!

Guillotina rio.

— ¿Tenías un dedo favorito?

Yo reí con ella, con ganas, con fuerza, con dolor. Estaba perdiendo la cabeza.

Me incliné hacia delante, sonriente.

— Dime, mi vida, ¿cuál será ahora?, ¿el gordo, el pequeño, el anular? ¡Dime! —Había perdido la compostura.

Eligió el anular.

CRK.

- ¡AAAJAJA! ¡LOS VOY A MATAR A TODOS!, ¡ESTÁN JODIDOS GRUPO DE IDIOTAS!

— ¡Cállate! —Exclamó Gantu, amenazándome con un bate.

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