XVI: Cristal

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¿Rabia? No, estaba demasiado descepcionada como para enojarme.

<<Sola y encerrada, de nuevo>>

Esta vez, dentro de un cubo de titanio transparente, con los brazos apresados en tubos cilíndricos cuales esposas, callada por una mordaza, a punto de caer inconsciente gracias al sedante que, constantemente, un aparato me inyectaba, y vigilada por cámaras con pistolas, androides con pistolas, paredes con sensores de movimiento... y una mesita de noche con pistola.

Ni la incomodidad, el simple deseo de querer salir de aquel cubo o el zunzún volando sobre mi cabeza (Obra del tranquilizante), lograban evitar que pensara en Charlie, en lo que acababa de ver, en lo que significaba.

Cuando me lo reencontré en el puerto una parte de mí sabía que ese no podía ser mi Charlie, sin embargo, cedí ante mi esperanza. Dejé que la razón se ahogara en aquella agua portuaria cochina para que mi corazón pudiera navegar libremente, mientras me susurraba con convicción "¡Es él!, acéptalo estúpida!, ¿prefieres admitir que te quedaste sola por el resto de tu injusta vida?"

Y mi mente replicaba "¡Imbécil! ¡Tantos años de supervivencia en las calles para dejarte llevar por las emociones a estas alturas! Aléjate de él, olvida lo que sientes, quema su recuerdo, sus fotos, sus cartas, para no vert..."

<<Maldito sedante>>

Pero fue curioso, en ese pequeño instante antes de que todo se desmoronara lo había reconocido. Había reconocido a mi Charlie.

¡Mide cómo le hablas a Chris!

<<Te oí, Charlie, estuviste ahí por un momento... y a la vez no eras tú>>

Escuché la compuerta abrirse seguida por una voz metálica de regaño.

EX-soldado 0414, no posee permiso para permanecer en esta habitación. Tiene órdenes de ir al salón de mantenimiento.

— Traigo un mensaje del general para la cyborg —Respondió el impostor.

Levanté mis pesados ojos del suelo y quedé cara a cara con la silueta de aquel androide infernal que se ocultaba bajo la piel de mi Charlie. Sentí mi sangre hervir.

Sí, ahí fue cuando afloró mi rabia, pero estaba tan sedada que mi rabieta se manifestó única y exclusivamente por el poder de los ojos furiosos.

Él, se mantuvo frente al cubo en que me retenían sosteniendo mi mirada. Su apariencia humana, la tristeza que transmitía, la forma en que pronunciaría mi nombre.

— Cristal...

<<¡Que rabia!>>

El traidor dejó de hablar al ver que todo lo que tuviera un arma giraba hacia él. Tragó saliva sin perder la valentía.

Ya lo veía venir.

<<"Lo siento, estoy programado para ser así. Con el tiempo he descubierto que te quiero, y comprendí que no estaba haciendo lo correcto. Iba a contarte bla bla bla". Me guiñarás un ojo y buscarás la forma de liberarme, ja. Esta es la vida real, ese tipo de payaserías no me las tragaré nunca>>

Echó un último vistazo a las cámaras que nos grababan antes de proseguir.

— El proyecto Reencarnación fue iniciado por la Dra. War harán unos... dos años. ¿Por qué?, por los mismos motivos de siempre: La búsqueda de la inmortalidad, los descubrimientos biotecnológicos, crear humanoides que sirvieran como armas de guerra.

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