Regulus miró al chico sobre su pecho con duda, sintiéndose repentinamente indefenso ante la confirmación de sus sentimientos, los cuales podría decir que no eran nada recientes, pero su descubrimiento si, o tal vez siempre lo supo, solo que nunca se molestó en analizarlo, al fin y al cabo todo terminaba en la misma conclusión. Le gustaba Harry, le gustaba demasiado, tanto que la palabra gustar le quedaba corta a todo lo que sentía, él estaba enamorado del ojiverde.
Enamorado de su rostro angelical, sus mejillas sonrojadas, sus pestañas largas, sus ojos verdes brillantes, sus labios rojos, su cabello despeinado, su piel aterciopelada, sus marcadas clavículas.
Enamorado de sus risas, su inteligencia, los pucheros que hace cuando esta triste, como frunce el ceño cuando esta molesto, como es tan bueno en cada rama de la magia, como es tan interesante y divertido y como puede hacerle suspirar con facilidad.
Enamorado de como se siente su peso sobre su cuerpo al dormir o tan solo cuando se sienta sobre sus piernas, como su corazón brinca cuando se recarga contra su pecho o deja suaves besos contra sus mejillas, como toma su mano y entrelaza sus dedos o simplemente como frota su rostro contra su pecho como un tierno gatito en busca de mimos.
Regulus estaba enamorado de Harry, de todas las cosas que lo representaban, así fuera su torpeza o su manera de hacerlo enojar, pero lo amaba, y estaba tan perdido, tan hundido en el sentimiento que solo podía pedir misericordia por su corazón, que se encontraría sufriendo por los sentimientos no correspondidos.— ¿Reggie? — Harry murmuró suavemente, parpadeando un poco ante la oscuridad de la habitación — Tengo frío — Musito esta vez, moviéndose suavemente sobre el cuerpo de Regulus en un intento por recibir más de su calor corporal.
El Black extendió sus manos hacia las mantas, cubriendo de forma completa sus cuerpos con ellas para posteriormente rodear al chico con sus brazos, sonriendo levemente ante él suspiró de satisfacción que este soltó luego de ello.
— Descansa Harry — Regulus besó suavemente su cabeza antes de mecer al chico sobre su cuerpo, intentando ayudarlo a conciliar el sueño de nuevo.
— Te quiero — Musitó este en voz baja antes de caer nuevamente dormido.
Y no, su corazón no debería apretarse de esa forma ante lo que podría ser una declaración, porque no lo era, Harry quería a muchas personas, Draco entre ellas aunque le costara admitirlo, y dudaba mucho que hubiera gran diferencia entre el cariño que sentía con él y Sirius por ejemplo, por más que le doliera admitirlo.
Apretó su abrazo un poco más, temeroso ante la idea de perder a Harry, su corazón golpeando contra su pecho por la posibilidad, y tal vez... tal vez era hora de intentar dormir.
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— Harry — Regulus llamó intentando despertar al chico que descansaba cómodamente sobre su cuerpo.
Era fin de semana y ninguno tenía ningún pendiente, por lo que podrían estar todo el día en la habitación si así lo quisieran, sin embargo tanto el ojiverde como él querían ir a Hogsmeade, razón por la que se encontraba despertando al adorable chico.
— Vamos cariño, despierta — Pidió Regulus revolviendo suavemente sus cabellos, siguiendo con el proceso por un par de minutos más hasta que cayó en cuenta de sus palabras. Eso había sido tan familiar, tanto que ni siquiera se había dado cuenta, y a la vez se sintió tan bien, como si el mote cariñoso hubiera sido creado para que lo usara en Harry, y solo en Harry, tan confuso.
— ¿Que hora es? — Cuestionó una adormilada voz contra su cuello, enviando un pequeño escalofrío por toda su columna.
— Queda 1 hora para irnos — Mencionó haciendo que Harry gruña y se incorpore, se incorpore de una manera distintiva, ya que él chico no se levantó realmente, en cambio simplemente se sentó sobre su abdomen en un rápido movimiento, luciendo tan cómodo que Regulus no pudo evitar preguntarse si realmente era consciente de la posición en la que se encontraban, siendo que él estaba conteniendo el aire ante la bendita imagen que recibía.
Mentiría si dijera que aquella posición no le gustaba.
Tener a Harry, sentado sobre su abdomen, con su cabello revuelto, mejillas y labios rojos, mirada cansada y una sonrisa en sus labios era demasiado para su pobre corazón.— ¿Iremos a comprar dulces? — Preguntó sacando a Regulus de sus pensamientos, el menor hacía un pequeño puchero mientras se tallaba sus ojos con el dorso de su mano intentando despertar por completo.
Regulus sonrío y se relajo de forma instantánea, colocando casualmente sus manos sobre la cintura del chico, acariciando la suave piel que sobresalía en el lugar.
Porque aquello también lo hacían los amigos, ¿no?
— Todos los que quieras — Prometió apreciando el brillo en los ojos del más pequeño, y en momentos como este Regulus se daba cuenta de que le regalaría cada estrella del cielo si así Harry lo quisiera, todo por ver ese brillo y esa sonrisa.
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Por las calles de Hogsmeade un par de amigos se encontraba caminando tranquilamente entre pláticas y risas.
— Bien, ¿comemos algo o vamos por dulces? ¿Qué quieres primero? — Cuestionó Regulus mientras movía sus manos juntas de lado a lado, meciéndolas con suavidad.
— ¿Te parece si comemos algo antes? — Preguntó Harry en un suave susurro acercándose a Regulus y colocando sus brazos sobre sus hombros.
— Lo que quieras — Regulus besó su frente con suavidad, sintiendo su pecho cantar de alegría por la calidez que estar con el Potter le brindaba.
Regulus rodó los ojos con cariño antes de tomar su servilleta y pasarla delicadamente por los labios y comisuras de Harry, limpiando el exceso de salsa que estos tenían.
— Eres un niño pequeño — Se burló antes de volver a su platillo, intentando no concentrarse demasiado en la mano de su amigo que descansaba sobre su pierna.
— No soy un niño pequeño — Respondió el ojiverde recargando su cabeza contra su hombro una vez terminó con su comida, o al menos una vez supo que no podría comer más.
— Vamos por aquí — Harry tomó su mano y los guió por la tienda.
Chocolates, gomitas picantes, varitas de regaliz, babosas de gelatina, plumas de azúcar, grageas, y prácticamente todo lo que se le antojara llegaba a la bolsa.
— ¿No crees que es demasiado? — Cuestionó Regulus tomando la mano de Harry y viendo la pequeña bolsa de dulces que sabía que contenía el triple de lo que normalmente podría.
— Claro que no, ¡es para ambos! — Harry salto en su lugar antes de comenzar a caminar a la salida, tirando de Regulus con su mano.
— ¿Harry? — Llamó Regulus al chico, quien se encontraba comiendo su decimosexto dulce, y realmente comenzaba a preocuparse, no quería que el menor se enfermara por exceso de azúcar.
— ¿Mhm? — Harry giró su cabeza para verlo, y Regulus por un momento olvidó lo que tenía que decir, los labios de Harry estaban cubiertos de chocolate, tanto que repentinamente su mirada no podía quitarse de ese lugar en específico, y al parecer el contrario lo noto, ya que su siguiente movimiento fue sacar su lengua para limpiar el residuo de chocolate con ella, y no, eso no ayudó en nada a las ganas que tenia de quitar el chocolate de los labios del ojiverde con su propia lengua, absolutamente en nada.
— ¿No crees que ya comiste demasiados dulces? Te hará daño — Razonó Regulus saliendo de su ensoñación, usando todo su esfuerzo para mirar a los ojos de Harry y no a sus labios.
El más joven miró la bolsa y luego los empaques de dulces y se sonrojó casi instantáneamente, mirando al contrario de forma avergonzada.
— Lo siento, no me suelo dar cuenta — Con un movimiento de varita desapareció la basura y guardo la bolsa con los dulces restantes en un cajón, para luego acercarse a Regulus y recostarse sobre su pecho con tranquilidad.
Y mientras el Black abrazaba a Harry, tan solo pedía que el chico no se diera cuenta de lo rápido que su corazón latía en esos momentos.