Extra 2.

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Harry no estaba nervioso, para nada, solo estaba por tener el mejor día de su vida y sentía que en cualquier momento podría entrar en pánico.

¿Que pasaba si se caía? ¿Y si hacía algo que no debía? ¿Que tal si su traje se arrugaba? ¿Que debía hacer en caso de no recordar algo?

Había tantas maneras de arruinarlo que Harry simplemente no podía dejar de cuestionarse qué tan difícil podría ser ir y posponer todo hasta el año siguiente.

El ojiverde tomó un fuerte respiro antes de repasar su vestimenta, el traje estaba impecable, los zapatos, su cabello (El cual milagrosamente decidió cooperar y ser más trabajable de lo habitual), todo estaba perfecto, pero él sentía como si fuera a vomitar en cualquier momento.

— Harry, Harry — James se acercó a su hermano con rapidez, tomándolo de los hombros antes de continuar — Regulus no está aquí — Informó en un pequeño susurro, haciendo que Harry abra sus ojos con sorpresa.

— ¿No está aquí? ¿Como que no está aquí? — Harry cuestionó temeroso, saltando en su lugar para abordar a su hermano.

— Si, no está aquí, está en su lugar esperando por ti, ¿ya estás listo? — Le cuestionó tranquilamente, haciendo que Harry golpee su brazo con fuerza ante el susto que acababa de darle.

— Eres un idiota — Se quejó antes de mirarse una vez más en el espejo frente a él — ¿Como me veo? — Cuestionó inseguro, evitando pasar su mano por su cabello en un movimiento que arruinaría el arduo trabajo que habían hecho sobre el.

— Como alguien que debería huir lejos y no casarse nunca — James respondió con sinceridad, aún algo inseguro en querer que Harry se case, así sepa que Regulus nunca sería capaz de hacerle daño, era solo eso, la sensación melancólica que les recordaba que habían crecido, que formarían sus propias vidas.

— Siempre serás mi persona favorita — Harry le recordó antes de abrazarlo suavemente, notando su mirada triste sobre él.

— Eso lo sé bien — Beso la frente de su hermano con cariño, tomando su mano para dirigirlo hacia donde su padre le esperaba, sabiendo que el chico no daría el primer paso por si mismo. No con lo nervioso que se miraba.

La ceremonia fue rápida, o se había sentido así. Harry había permanecido perdido en lo bello que Regulus lucia como para poder concentrarse en la duración del evento más importante de su vida, por lo que para cuando se dio cuenta se encontraba aceptando y besando a Regulus con un coro de aplausos detrás suyo.

Había sido mágico, siempre se aburría en aquel tipo de eventos, nunca entendiendo lo bello de ellos, no hasta ese momento, que miraba la sonrisa de su ahora esposo, sintiendo la emoción crecer dentro de él. Era como si todo brillara, todo era más que mágico.

Pero la mejor parte había llegado, la fiesta.

Había sido organizada con ayuda de Draco, James, Sirius, Narcissa y Bellatrix.

Había luces, velas, flores, todo organizado de forma que lucia elegante, juvenil y más que perfecta.

La música era fuerte, una combinación totalmente necesaria para hacer la noche más que increíble.

Era divertido, había gritos, alcohol, y en el momento en que sus hermanos tomaron los micrófonos pudieron estar seguros de que esa noche sería más que inolvidable.

— Harry y Regulus — James comenzó, tropezando levemente con el cuerpo de Sirius, quien le abrazaba de cerca — Nuestros pequeños hermanos, nuestra versión pequeña, y quienes irónicamente se están casando antes de que nosotros — Una pequeña risa se escuchó.

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