Capitulo 6.

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— James, Harry, ¿tienen todo listo? — Preguntó su padre mirándolos atentamente en un intento por notar cualquier inconveniente, ambos hermanos asintieron rápidamente esperando marcharse lo más pronto posible.

Pasarían prácticamente casi todo el descanso de clases en casa de los Black, ambas familias conviviendo y eso no podía emocionarlos más.

Ambos llevaban un par de obsequios para entregar, como todos los años tenían uno para cada hermana Black, pero esta vez añadieron a la lista regalos para Sirius y Regulus. Harry aún recuerda lo difícil que fue encontrar un regalo adecuado para el menor de los Black, todos le parecían muy poco interesantes y simplones, hasta que finalmente encontró uno que valiera la pena.

Los hermanos Potter se posicionaron frente a sus padres en la chimenea, Harry agarrando fuertemente el brazo de James preparado para lo que seguía.

— ¡Número 12 de Grimmauld Place! — Pronunció Fleamont con voz clara y segura, al instante las llamas los consumieron y aparecieron en la chimenea de los Black, los brazos de James rápidamente volaron a Harry para evitar que este cayera como solía hacerlo cada que usaban ese método de transporte.

— Estuvo cerca — Admitió un poco sonrojado, esperando que nadie hubiera visto su pequeño desliz, porque eso sería sumamente vergonzoso.

Su madre hizo un rápido y fluido movimiento de varita eliminando cualquier rastro de polvos que hubiera quedado, aunque estos eran mínimos.

— Bienvenidos se... — Comenzó Kreacher, según lo anteriormente dicho por Regulus, el elfo doméstico de los Black, siendo interrumpido por Sirius que corrió hacia ellos con una sonrisa.

— Hola ¡James! ¡Harry! — Los abrazo con fuerza contra él mientras Kreacher soltaba un bajo suspiro antes de negar con la cabeza en un gesto de rendición, demasiado acostumbrado a la actitud de su amo Sirius.

Orion le hizo una pequeña seña y este con un flup este desapareció llevándose con él los baúles.

— ¡Hola Sirius! — Saludaron ambos a la vez devolviendo el abrazo igual de fuerte, eso hasta que Harry sintió una pesada mirada a su espalda.

Al girarse se encontró con Regulus, quien ya había saludado a sus padres y esperaba por tener su turno en esa sesión de abrazos.
Así que, no deseándolo hacer esperar el menor de los Potter rápidamente salto a sus brazos, rodeándolo con entusiasmo, lo había extrañado, incluso si no habían durado demasiado tiempo sin verse.

— Hola Harry — Saludo este en voz baja, susurrando el saludo solo para que él lo escuchara, como si fuera un secreto que debían mantener entre ellos dos.

— Hola Regulus — Respondió de la misma manera mientras lo abrazaba con fuerza por el cuello.

Ambos tan concentrados en el abrazo que no se percataron de las miradas puestas en ellos, ignorando totalmente a las personas a su alrededor.

— ¿Y a nosotras no nos saludarás joven Potter? Que falta de respeto — Bromeó Andromeda a sus espaldas rompiendo el momento, haciendo que los chicos se separaran, ambos con las mejillas sonrojadas.

— Tan bellas como siempre — Respondió Harry antes de caer en los brazos de la mayor de las Black quien lo apretujó con cariño, él mismo abrazándola con fuerza, Andromeda se había graduado anteriormente de Hogwarts, por lo que no convivía con ella de la misma manera que con sus hermanas.

Luego de ser liberado Harry siguió con Bellatrix, quien lo molestó por unos segundos con cosquillas antes de pasar finalmente a Narcissa, quien saltó a sus brazos contenta.

Fue entonces que Harry se giró hacia los Black mayores, Orion y Walburga, quienes estaban terminando de saludar a James.

— Harry, creciste unos centímetros ¿O es mi imaginación? — Preguntó Orion antes de abrazarlo suavemente, revolviendo su cabello al separarse.

El mencionado soltó una corta risa, un pequeño puchero queriendo manifestarse, no había crecido ni un poco y ellos parecían estar conscientes de eso.

— Oh pero que bello Harry, en poco tiempo tendrás a las jovencitas detrás de ti — Mencionó Walburga abrazándolo igualmente, una sonrisa que no supo descifrar plantada en su rostro.

El ojiverde se sonrojó un poco ante el comentario, por lo que se apresuró a colocarse al lado de su hermano, quien lo veía con una mueca burlona.

— Okay chicos, lleven a James y Harry a sus habitaciones — Pidió Orion antes de comenzar a platicar con los Potter mayores.

— James dormirá en mi habitación, y no es pregunta — Fue lo primero que dijo Sirius, una mirada desafiante plantada en su rostro mientras veía a su madre.

Harry observo como Walburga alzó una ceja pero no dijo nada, su mirada dirigiéndose a Regulus, quien lucia nervioso y miraba fijamente a su madre pero sin mencionar palabra alguna. La mujer parecía esperar algo, algo que nunca llegó a juzgar por el suspiro de rendición que soltó.

— Está bien, lleven a los chicos a sus habitaciones, espero ninguno haga alguna tontería — Pidió antes de centrarse en la plática que el resto de los adultos mantenía.

— Sígueme James — Pidió Sirius antes de comenzar a caminar hacia las escaleras, Harry supuso que en dirección a su habitación.

Entonces miro con atención a Regulus, esperando alguna indicación de su parte, pero en cambio, el menor de los Black tomó suavemente su mano entre la suya guiándolo hacia las mismas escaleras por las cuales sus hermanos habían desaparecido.

Ambos caminaron por el largo pasillo hasta llegar a una de las últimas habitaciones, la cual Regulus abrió para posteriormente dejarlo pasar primero, todo sin soltar su mano en ningún momento.

— Espero no te moleste dormir aquí, si quieres puedes quedarte en la habitación que habían preparado, no me molestaría que lo hicieras, puedes decirme si así lo quieres — Harry soltó su mano sin poder evitar sonreír ante su pequeña divagación.

— Prefiero dormir aquí — Aseguró deteniendo su parloteo suavemente — De hecho, gracias por proponerlo, solo Merlin sabe cómo me iría escapando de mi habitación para venir a la tuya — Bromeó haciendo que Regulus riera y por fin se relajara.

El Potter entonces estudió la habitación, las paredes estaban en un tono gris suave, la cama estaba al centro, alrededor habían algunos muebles, mesas, y un par de sofás, alfombra por todo el suelo y luces en el techo, pero lo más importante, olía a Regulus.
Era linda y sencilla, se sentía demasiado cómoda, acogedora tal vez era una buena palabra para describir la sensación que lo llenaba.

La vista de Harry eventualmente se dirigió hacia Regulus, encontrándose con la vista del chico ya clavada en él, sus miradas se cruzaron por lo que pareció una eternidad, ninguno dispuesto a dejarse dominar por el otro.

— ¡Chicos! — La puerta se abrió sobresaltandolos a ambos de la impresión, pero Sirius ni siquiera se inmutó por sus reacciones simplemente continuó — Jugaremos quiddich, papá ya nos dio permiso — Les hizo una seña de impaciencia que demostraba lo entusiasmado que se encontraba.

Harry simplemente sonrió antes de seguirlo, Regulus detrás de ellos.

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