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Me despierto por la luz que entra por la ventana, los ojos me pesan y mi garganta me pide a gritos agua, siento mi cuerpo pesado y con dolor de espalada, y ahí es cuando me doy cuenta que esta no es mi habitación, abro los ojos como plátanos para darme cuenta que estoy en un auto y estaba acostada en el asiento de adelante. No recuerdo casi nada de la noche anterior. Recuerdo cuando llegamos a la fiesta y comenzamos a beber, de ahí todo es borroso.  

De repente escucho un ruido del asiento a mi  lado, ahogo un grito cuando me doy cuenta de que no estaba sola en el auto, alguien mas se encontraba dormido en el otro asiento, era un chico y seguía dormido, de pronto se voltea y ahí es cuando noto que no trae camisa y vaya que hace ejercicio, pero no es momento de pensar en eso, tengo que salir de aquí antes de que despierte. 

Suspiro con alivio al ver que trigo toda mi ropa puesta a excepción de los zapatos. Algo es algo.

Agarro mis zapatos y trato de abrir la puerta pero se encuentra con llave, que lista soy (Vean el sarcasmo) entonces escucho otro sonido, volteo rápidamente para encontrarme al chico de antes levantarse poco a poco y estirar sus músculos, mientras yo me quedo como estatua. Él se percata de mi existencia y se queda sorprendido igual que yo o peor si es posible.

-¿Quien eres tu?- pregunta con una voz ronca por su despertar y un poco desconcertado.

-Ábreme la puerta- le exijo ignorando lo que me pregunto.

-NO, primero dime que haces en mi auto.- me dice con una voz amenazante.

-Si te sirve de consuelo ni yo lo recuerdo, ahora ábreme la maldita puerta- exclamo perdiendo la paciencia, solo quiero irme de aquí.

-Lo haré si prometes no decir nada a nadie de lo sucedió-dice en un tono serio y mirándome fijamente, ¿a que se refería con eso?, ni que fuera alguien que deba cuidar de su reputación.

-No es que fueras alguien importante para...-Me quedo callada por unos segundos gracias al recuerdo que cruzo por mi mente, la persona que esta enfrente de mi, la persona con la que pase la noche, esta misma persona de hermosos abdominales, es...EL PRÍNCIPE BENJAMÍN.

-Al parecer la chica ya recordó quien soy, así que te pediré que guardes el....-no lo deje terminar ya que logre quitarle el seguro a la puerta y salir del auto, él se queda estupefacto ante mi reacción y sale rápidamente el auto para perseguirme, camino lo mas rápido que puedo para salir de ahí. 

¿Cómo es posible que yo haya pasado la noche con él? y no estamos hablando de cualquier persona, estamos hablando del príncipe, una de las personas mas importantes del reino . Tengo que salir rápido de aquí. 

Mierda PORQUE A MI.

Sigo caminando cuando siento que alguien me toma del brazo fuerte, eso provoca que me detenga con brusquedad, me giro para ver al príncipe  que al parecer se quedo sin aliento por correr a tras mío.

-Por favor detente ya-dice arrastrando las palabras por lo cansado que esta.

-No, yo me tengo que ir de aquí-digo soltándome de su garrare para luego ver si hay un taxi cerca.

-Escucha, esto no lo tienes que mencionar a nadie-parecía desesperado y con miedo es su rostro.

-Bien, pero tu tampoco vayas a mencionar nada de esto.

-De acuerdo, y por favor déjame llevarte a casa en modo de compensación-me dice en un tono de voz mas calmado. Lo pienso un instante, y me pregunto si estará bien que él me lleve a casa, al final no le encuentro problema y acepto.

Ambos nos encaminamos al auto para irnos de ese lugar, cuando nos subimos él parece percatarse que no lleva camisa y se coloca una que encontró. No parece afectarle que me lo este comiendo con la mirada, como si estuviera acostumbrado a este tipo de afecto.

Entre tú y yo: Un cuento de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora