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El príncipe toma mi mano y ambos salimos corriendo es ese lugar y los hombres del palacio a tras nuestro, no puedo si quiera hablar que se detenga ya que su mano aprieta con fuerza la mía. Cruzamos en una esquina y nos quedamos pegados a la pared viendo como los hombres del palacio pasaban enfrente de nosotros. Después de recobrar el aliento soy la primera en romper el silencio.

-¡¿Qué te  sucede?!- le reclamo mirándolo a los ojos con furia.

-Lo lamento pero necesito ayuda y tu eres la única que conozco aquí- contesta con una pequeña sonrisa en su rostro. Como si solo con migo supiera como hacerlo, en las cámaras se ve que tiene ganas de suicidarse.

-¿Y esa era razón para arrastrarme por toda la feria?- espeto cruzándome de brazos.

-¿Habrías venido si te lo hubiera pedido?-dice cruzándose de brazos y acercándose a mi, soy una enana comparado con él, su estatura da miedo.

-Buen punto, pero no lo vuelvas hacer-digo y empiezo a caminar para irme de ahí, pero él es mas rápido y se pone en frente mía impidiéndome el paso. 

Trato de evadirlo pero él se mueve a donde yo vaya. Mi poco paciencia se empieza a alejar.

Si en algún momento tuve algún tipo de exceptiva de como un príncipe que no demostraba nada y que tal vez podía caer bien, me equivoque. Y aquí me queda una importante lección, nunca juzgues un libro por su portada, nunca sabes lo que puede ocultar.

-¿Puedes quitarte del camino?

-No hasta que me escuches-dice determinado, no creo que me deje ir, así que es imposible discutir con él. 

-¿Prometes que después de esto me dejaras en paz? 

-Lo prometo.

-Bien habla- digo ya mas calmada, aun no puedo creer que me este involucrando con alguien de la realeza, se supone que esa noche no iba  hacer mas que un recuerdo.

-Primero vamos a un lugar mas privado que este, ahí hablaremos con mas tranquilidad.

-Bien te sigo, pero mas te vale no hacer nada extraño-digo y empezamos caminar por la parte trasera de los puestos para que nadie nos mire, no quiero un escándalo y mucho menos con él. 

Antes de irnos llamo a Nora para avisarle que me iré a casa porque me sentía mal y quería descansar y que la vería mañana en la escuela.

Nos subimos al auto y nos fuimos de ahí, todo el camino fue un silencio incomodo hasta que finalmente el pone algo de música para oír, todo el camino estuve viendo por la ventana para evitar contacto visual con el. No era que no me agradaba, si no que no quiero involucrarme en algo que no pueda pueda causar problemas en el futuro. Después de unos minutos me doy cuenta que ya no reconozco el camino, jamás había estado por aquí.

-Alto, a donde me llevas-le pregunto girándome con algo de pánico para obtener una repuesta, pero lo único que reviso de vuelta es una sonrisa de lado y ni siquiera volteo a verme.

 Eso hace que mis alarmas suenen y empiece a cuestionarme si en verdad fue buena idea venir con el. Deje de intentar preguntarle ya que era seguro que no habría respuesta, así que me senté en mi lugar para esperar lo que se vendría.

Después de un rato de estar viendo por la ventana y de dar una vuelta mas, fijo lentamente mi mirada hacia arriba y no puedo creer lo que veo, esto no puede ser, es simplemente fantástico.

-No puede ser- susurro viendo el palacio justo en frente mía, es algo enorme, mas de lo que se veía desde lejos debo admitir.

No sabría como describirlo, es simplemente hermoso. Y mas grande de lo que se mira afuera.

Entre tú y yo: Un cuento de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora