Entre tú y yo: Un cuento de la realeza

41.

El término "Simplemente perfecta/o" nunca me agrado.

Hay muchas formas de alagar a una persona, pero esa en particular no es de mi agrado. Aun así a muchas mujeres parecen alegrarse cuando otra persona les dice esa frase con cariño.

Desde mi punto de vista, es una idealización que las personas le colocan a otras o muchas veces a ellas mismas en modo de alago.

Hay que admitir que cuando le decimos así a una persona es porque la consideramos tal y como dice la frase, tan así que no miramos los incontables defectos que la persona tiene y solo nos fijamos en lo que queremos ver o en muchas ocasiones lo que la persona nos quiere mostrar.

Pero, ¿Qué pasaría si la persona que le dijo a la otra persona esta misma frase deja de agradarle de la noche en la mañana? que se dejaran de hablar, pierden la conexión y hasta lleguen a odiarse. ¿La persona aun creerá que la otra persona es perfecta/o?

Creo que no, hasta podría empezar a decir todos los defectos que la persona tiene, justamente cuando hace poco le decía lo "perfecta/o" que era. Irónico ¿No?

En resumidas cuentas, la persona en sí no es la perfecta, pero la otra persona que la consideraba así la veía de esta manera, ¿Porque? nunca lo sabremos, solo la persona que veía de esa manera a la otra persona lo sabe. 

Así que estoy volviendo loca tratando de averiguar lo que sus ojos tratan de decir cuando me ve entrando a una sala del palacio con Naím al lado.

Hace poco, Ben me aviso que esta tarde anunciaría el juicio contra la reina frente a todos los nobles del reino por medio de una cena de "bienvenida" hacia él. Y obviamente no iba a ir sola, así que es una suerte que los padres de Naím vayan a estar ahí.

Ben se para de su lugar en cuento nos ve entrar. Sus ojos captan rápidamente lo míos y los sentimientos vuelven a salir, pero esta vez son diferentes, ya no hay dolor o agonía, solo hay distancia, una que no estoy dispuesta a atravesar. Si él quiere enmendar su error que lo haga él solo, yo no voy a poner de mi parte para hacer nada.

Aparto mis ojos con disgusto y desinterés para no ver la culpa que carga Ben en ellos, lo único que observo es su desagrado hacia mi jirafa, el cual no sabría decir que le importa menos lo que Ben siente por él o si le da bastante gracia.

- Te ves hermosa- dice Ben con una media sonrisa que desaparece cuando respondo.

- Lo sé, el negro en verdad me va.- respondo desinteresada de sus halagos.

- Gracias por venir, aprecio que me acompañes- dice Ben en su intento de hacer conversación, pero eso es lo único que no quiero.

- Bueno, no me iba a perder la cara de la reina cuando hagas el anuncio.- respondo sin importancia.

- Y no eres la única, hay muchos nobles que se pusieron de mi lado el ultimo año, y solo están aquí para ver a mi abuela caer.- explica él invitándonos a sentarnos a la mesa que se encuentra en el centro.

Vaya, eso si me sorprende. Los príncipes nunca tuvieron una clase de poder luego de la muerte de sus padres, dejándole todo ese poder a la reina.

- Era de suponerse, después de todo solo volviste a eso.

La culpabilidad se plantea del su semblante frio y rígido. Se que estoy siendo cruel, pero quería que entendiera que no le iba a dejar las cosas fáciles.

- ¡Vaya!, a mi también me alegra mucho estar aquí y ser participe de la gran y cruel conversación que tienen- expresa Naím con evidente sarcasmo y con muchas ganas de molestar a Ben.

- Y tu sigues aquí- exclama Ben con desagrado.- ¿No deberías estar en el salón de banquetes con los demás invitados?

- ¿Y dejar que mi pony se cuide solo? eres una mala persona Ben.- responde con dolor fingido pero con aire de disfrutarlo.