El amor suele ser algo complicado.
Tan complicado como luchar contra los insultos de mi madre por mi nuevo e increíble corte de cabello. Eso si muy complicado.
Mi madre es comprensiva y paciente, bastante para mi gusto diría yo, pero ahora es todo lo contrario. Tiene una mirada desafiante y sumamente furiosa. Si las miradas mataran diría que Emely, mi padre y yo ya estuviéramos tres metro bajo tierra.
Ahora parecíamos unos perritos regañados todos en el mismo sofá y mi madre al frente.
- Son increíbles, los tres- refuta enojada mi madre- No puedo creer que sean tan impulsivos, ¿Por qué tenían que salir igual a su padre?- dice señalándome a mi hermana y a mi.
Nos echamos una mirada rápida los tres esperando que alguien dijera algo para calmarla, pero aun así mi madre siguió con su discurso, ahora todo dirigido hacia mi.
- ¿Y tu Stacey? ¿Por qué fuiste tan arriesgada y cruel con tu bello cabello?- pregunta dolida- Sabes que si tu padre te apoya en algo debes venir a mi primero para confírmalo, él acepta cualquier locura que tu hagas.
Mi padre la ve algo ofendido pero decide quedarse callado por su propia protección, y que a mi parecer es la mejor opción para los tres.
Hace poco me di cuenta de algo que llevaba molestándome dese hace mucho tiempo, y es que mi cabello me estaba molestando, a tal punto que le pedí a mi padre que me llevara a la peluquería a quitarme mi larga melena, algo de lo que Emely no se quiso perder, es más, ella me ayudo a decidir que corte hacerme.
Mi padre mas que complacido me llevo a cortarme mi cabello, cuando volvimos lo primero que vimos fue a mi madre hundida en todo tipo de sentimientos al vernos entrar, hasta se le cayeron las rosas que traía del jardín, eso no sucedía a diario. En verdad se molesto.
Mi padre fue el primero en sufrir las consecuencias por apoyarnos en esta clase de locuras, en verdad lo amo.
Luego de mucho charlar, mi padre logro convencer a mi madre que mi corte de cabello era muy bonito, a lo que ella no muy contenta acepto pero eso mejor que morir en sus manos.
***
El tiempo paso rápido toda la semana. Me la había pasado de aquí para ya, gracias a que el periodo de ir al instituto termino me siento como si no tuviera nada que hacer. Al contrario de mi, mis amigos vienen prácticamente todos los días a sacarme de casa y llevarme a donde sea menos a estar encerrada.
Mis visitas a Eithan se hacen cada vez mas complicadas pero nada del otro mundo, gracias a Artur se me hace fácil entrar y verlo por lo menos media hora, aunque cada que voy siempre llevo un poco de papel porque se que llorare al verlo dormido como si nada pasara.
Ahora mismo me estoy arreglando para ir a la fiesta de cumpleaños de un perfecto desconocido, posiblemente me parezca a la persona que solo va por la comida, pero algo debo sacar de ese lugar.
Estaba en mi habitación con Nora y Hanna al lado mío contemplando como me veo, algo que por supuesto no me canso de apreciar. ¿No les pasa que cuando se ponen algo que les gusta sienten como si fue hecho solo para ustedes? pues así me siento yo, exactamente así.
- Te ves como una perra maravillosa- exclama Nora.
- Dije exactamente lo mismo.
- Y ni hablar del corte de cabello, te va mejor que el cabello largo.
- ¿Por qué se te ve tan perfecto?- pregunta Hanna.
Las tres nos quedamos calladas a tal pregunta.
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Entre tú y yo: Un cuento de la realeza
Novela JuvenilHabía una vez una chica que... No, así no. Las cosas no son tan simples para ser de un cuento de hadas. Fiesta, príncipe, amanecer loco y contrato. Gracias a esos acontecimientos, la vida pacifica de Stacey Collis cambia tan drásticamente cuando con...