Una semana después...
Los lunes no eran mis preferidos, no era lindo tener que despertarse a las seis de la mañana para poder bañarte con agua helada, peinar mi salvaje melena. Buscar algo limpio para ponerme y para empeorar, correr hacia la parada de autobús donde debía soportar a las señoras chismosas. A veces me preguntaba porque era tan amargada, créanme, lo se muy bien, no soy tan idiota como para no darme cuenta de mi forma de ser. Claro, si alguien ajeno me lo decía, era probable que terminara sin unos cuantos dientes. No era mi culpa ver todo lo malo o que muchas cosas por no decir todo, me molestaba y es que mi vida no había sido rosas y es irónico, porque es lo que mas me gustan pintar. Prefería encerrarme en mi mundo, donde aun seguía siendo una niña de mirada inocente que garabateaba todo lo que podía.
¿Acaso hacia daño a la gente por encerrarme? Se que tarde o temprano aquellas enormes rocas de realidad caerán sobre mi y no tendré salida, se que tarde o temprano sufriré, me sumergiré en un dolor. Pero rezo que no sea ahora, quizás cuando tenga cincuenta.
Constantemente prefería leerme los libros de todo una fila de estantes que sentarme a las afueras del campus en espera de que alguien intentara entablar una conversación conmigo. Hundí mi rostro entre las paginas de anatomía, ni siquiera debía estudiar aquello, pero me distraía leyendo cualquier cosa. Bostece sin vergüenza, nadie estaba a estas horas por aquí, era lunes por la tarde, cuando la mayoría estaba almorzando en algún restaurante de los alrededores.
Mis ojos se cerraron y entre murmullos, cuando mi mente estaba en blanco, mis labios empezaron a tararear. Poco a poco, como si estuviera sentada frente a mi lienzo y un pincel entre mis dedos, dibuje trazos. Con seguridad forme unos ojos enormes mientras agregaba brillo a estos, como si miles de fuegos artificiales explotaran ahí dentro. Le di sombra aquel lunar debajo de su labio inferior. Sonreí entre sueños, regrese por su cabello, parecía que siempre se lo despeinaba, con ondas y lo suficientemente largo como para dar sombra a su mirada. Fruncí mi entrecejo al no recordar sus labios, quizás porque la mayor parte del tiempo lo veía sonriendo que solo podía imaginar un conejo vestido de pikachu.
Quizás debía despertar y dejar de pensar en tontearías. Jungkook solo era un tipo que se quedaría todo Diciembre molestando mis noches con su música infernal. Era un sujeto que tocaría mi puerta en las tardes para invitarme a cenar con su madre y nietos. Un joven que tocaría su violín en los atardeceres mientras mira al sol. Quien me habla como si fuera su amiga de años.
Solo diciembre, entonces ¿Por que me dolía el corazón? Creo que debo ir al medico.
Abrí de a poco mis ojos topándome con Lara, quien recién llegaba algo sudada y agitada. Dejo su bolso en el suelo y tomo asiento a mi costado. Luego estiro sus brazos casi al instante.
—No tengo dinero.
—Lo se, niña rica.
—Rica mis tetas, solo que siempre vienes cuando necesitas comprar maquillaje o algo así —. Me enderece por completo cerrando el libro de anatomía.
Cruce mis brazos sobre la mesa y espere que dijera algo.
—No... Bueno si, pero vengo por otra cosa —sonrió insinuante.
Park Lara era uno de los pocos seres que no me causaban rechazo, a pesar de ser una completa loquilla amante de los grupos de idols, fue la primera persona que conocí cuando ingrese a la Universidad. La verdad que ni siquiera la consideraba una amiga, tan solo una compañera de clases con la cual tenia deudas y viceversa. Era mayor por meses y estaba en la misma carrera que yo, aunque ella soñaba con ser famosa y casarse con alguno de sus amores imposibles.
La mayoría del tiempo me buscaba para pedirme dinero, no me negaba, sus monólogos solían ser bastantes graciosos, no podía negar algo tan difícil de tapar. Con sus cabellos rojos y ojos cafés, tenia una obsesión con los tacones altos y medias de mallas, tenia la necesidad de expresar su amor por sus idols usando polos con fotos de ellos.
Si, Park Lara era una loquilla.
—¿Cuánto dinero quieres? Aun me debes lo de la semana pasada —solté mientras me agachaba en busca de mi mochila.
—Si, bueno, la cosa es que me emocione con el maquillaje y termine gastando días después con lo que se supone iba a pagarte —. Rodé los ojos aunque no pudiera verme. Cerré el cierre de mi mochila abriendo el otro en busca de mi billetera.
—¿Por qué será que no me sorprende en lo absoluto?
—Okey, olvida eso, te pagare si o si este fin. Pero venia por otra cosa .
Me golpeo la cabeza cuando quise levantarme. Suelto improperios mientras agarro mi billetera de color rojo. La miro enojada, aunque no tenga la culpa de mi golpe, abro y saco unos billetes.
—Toma y ahora escupe lo que tengas que decir —esta se levanta mientras la miro expectante.
Se muerde el labio quizás ordenando sus palabras, Lara solía trabarse mucho cuando algo le emocionaba o estaba exaltada.
—Un tipo raro esta en el campus.
—¿Y? —cuestiono alzando mis hombros volviendo a buscar mi libro de anatomía con la mirada.
Siento como jala la silla y toma asiento ansiosa.
—Hace unos días me cementantes sobre tu vecino, bueno, en realidad se te salió por error. Pero mencionaste que tenia con el un violín, también que parecía un fingido por sonreír siempre —mi cara giro de golpe hacia ella con la garganta seca.
—¿Q-qué estas insinuando Park? —. Por alguna razón empecé a guardar mis cosas, quizás mi intuición me estaba dando la respuesta antes que Lara lo dijera.
Cuando estaba parada lista para ir ella camino detrás mío.
—Pues creo que él esta afuera, tocando su violín mientras sonríe cada vez que abre los ojos.
Abrí mis ojos enormes aun cuando ya sabia que se trataba de él. La pregunta seria ¿Qué carajos hace aquí? Corrí con la pobre Lara y sus tacones detrás mío. Esquive a todos, baje los miles de pisos y cuando logre salir afuera todo el aire me golpeo logrando que mis cabellos me taparan la vista, el sol tampoco colaboro.
Fui acercándome de a poco para poder ver, pero...escuche.
Aquella triste melodía volvió a tocar mi alma y corazón, frene de golpe llevando mi mano al pecho buscando desesperada la melodía. Lara se coloco a mi costado y señalo hacia un lugar, cuando gire un poco, lo vi. Ahí parado mientras tocaba su violín igual como la primera vez que lo vi. Ahora vestía de blanco con unos lentes de vidrio que le hacían ver mas intelectual. Muchos se habían detenido a su alrededor mientras se dejaban envolver por aquella melodía, corrí como si fuera un imán, pidiendo disculpas y permiso como un robot solo para poder llegar así él.
Mis pasos se hicieron lentos a medida que el espacio entre nosotros se reducía. A tan solo un metro el se detuvo de golpe abriendo los ojos conectando conmigo. Aferre mis manos a las correas de mi mochila mientras el bajaba el violín y el arco girando a verme. Quizás para el resto tan solo paso unos segundos, pero por alguna razón yo sentí como si el reloj se hubiera detenido.
Sonrió dando unos cuantos pasos mas y desordeno mi cabello como si fuera un perro, no podía dejar de verlo.
—La melodía te llamo otra vez...Y otra vez la encontraste...
—Jungkook...
...
Es curioso...me llamo tu melodía, mas bien, tu sonrisa.
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C̴O̴N̴T̴R̴A̴ ̴V̴I̴E̴N̴T̴O̴ ̴Y̴ ̴M̴A̴R̴E̴A̴ || Jjk #1 (COMPLETA)
FanfictionContra viento y marea se tomaron las manos. Ella con su pincel y él con su violín. Ella buscando lo que la realidad no podía brindarle y él buscando lo que le fue arrebatado... La felicidad. [ 3ER PUESTO ES EL CONCURSO "THE SUMPTUOUSNESS AWARDS 2023...