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El timbre de mi casa no dejó de sonar en los próximos diez minutos, ni siquiera había un segundo entre tocada y tocada, era casi tan irritable como los villancicos en Diciembre. Suspire acomodando mi trasero en la silla y tomando el pincel entre mis dedos.

Hoy pintaría una rosa, pero ya no de ilusiones, ahora era casi tan real como las que encontraba en el jardín de la señora Jeon.

Traté de lucir lo más tranquila a pesar de estar sola, debía estar en paz al momento de hacer los trazos.

¡Din don!

Okey, creo que había esperado suficiente afuera. Me coloco de pie, bajo hasta la primera planta con zancadas largas y abro la puerta de golpe asustando a Jungkook quien estaba a punto de volver a tocar el timbre.

—Pensé que me dejarías afuera más tiempo —confiesa agitado, como si tocar el timbre como niño berrinchudo fuera igual que correr una maraton.

—Vives al frente, tienes a donde ir —. Le recuerdo apoyada en el marco de la puerta.

Quiere pasar, pero me pongo delante de él impidiendo el paso.

—Déjame entrar.

—No, acosador —escupo, la verdad no sabía que hacer luego de nuestro encuentro.

¿Cambiaba algo las cosas?

Jungkook resoplo tomando mis hombros.

—Nos debemos una larga charla, lo sabes Rea, no puedes ignorar esto —. Lo dice firme, sin sonrisas sin brillo, incluso puedo ver una sombra pasar por sus ojos, la tensión me deja sin habla.

Él tiene razón.

—Gracias —pronuncia cuando le doy espacio para que pase.

Cierro la puerta y giro a ver su espalda perderse por mi cocina. Lleno mis pulmones de aire todo lo que puedo.

—Vamos, tu puedes —. Me animo con pobreza.

Siguo el mismo camino que tomo él, al adentrarme a la cocina, lo veo abrir la nevera con una confianza abrumadora para luego sacar una caja de leche, saca un vaso y se sirve.

Mis ojos no dejan de verlo, cada movimiento es grabado en mi retina. Camino sigilosa hasta tomar asiento en la silla frente a la mesa.

—¿Quieres leche? —pregunta al darse cuenta de mi mirar.

Niego.

—Creo que yo debería preguntar eso —comentó sin ánimo.

No tenía ánimo de tocar temas que sabía que me dolería o quizás no, tenía miedo. De verdad juro que respiraba profundo para disipar esa sensación tan pesada.

—Mm...

Nos quedamos en silencio, no sabía que decir y por lo visto el tampoco. Dejo el vaso vacío en el fregadero.

—¿Desde cuando vives sola?

La pregunta me toma por sorpresa, aclaro mi garganta algo incomoda.

—Desde hace cuatro años, mi abuela me dejó su casa para irse al extranjero —. Levantó la mirada, no sabía en qué momento la había bajado.

Estaba sentado en frente mío, jugaba nervioso con sus dedos, un gesto que me pareció tierno.

—Wow, toda una chica independiente.

—No, aún mis padres me dan dinero. Así que no soy totalmente independiente —. Me molesta recordar que lo único que recibí de mis padres fue dinero.

C̴O̴N̴T̴R̴A̴ ̴V̴I̴E̴N̴T̴O̴ ̴Y̴ ̴M̴A̴R̴E̴A̴ || Jjk #1 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora