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Corrí a toda velocidad, no podía creer que estaba cruzando el campus, subiendo gradas y saltando para poder encontrar al nuevo profesor de música. No podía creer que mi corazón diese brincos, quizás por la adrenalina, era lo más probable.

Aún me costaba procesar todo lo que había estado sintiendo en toda la clase con la profesora Lee. Y es que no importaba cuanta fuerza ponía para concentrarme, la melodía se volvía a repetir en mi cabeza y corazón. Las palabras de Lara golpeaban cada segundo y mis manos no podían ni siquiera tomar nota de algo.

Fue así que terminé saliendo tan rápido como pude y ahora estaba como estúpida en los pasillos buscando una cabellera negra y sonrisa de conejo. Sabía que era tonto darle el gusto a mis impulsos, pero hace mucho que no sentía esa descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Hace mucho no tenía la necesidad de correr por algo tan simple como una respuesta o una mirada y temía que todo esto me llevará a un callejón sin salida.

La curiosidad mato al gato, sabía que yo era quien moriría sino miraba a los costados.

Varios chocaron contra mi y solo me quejaba en voz alta, soltando improperios sin importar si me miraban mal o no. Giraba como un trompo en busca de Jungkook.

—Hola —todo mi cuerpo se tenso horrible cuando sentí su voz detrás mio, pero demasiado cerca, casi en mi oído.

Todo su aliento choco en mi oreja y cuello. Volteo con rapidez, como si así pudiera eliminar de tirón la sensación extraña en mi estómago.

—Espacio personal, hombre —hable dando dos pasos lejos de él.

Las personas aún nos chocaban como si fuéramos invisibles. Aunque la realidad era que para mí ellos se volvían casi nada cuando miraba al pelinegro.

Estaba perdiendo la cabeza.

—Sorry, señorita o...¿Debería decirle alumna? —sonrió mientras movía las cejas arriba y abajo.

Hice mi cabeza hacia atrás cuando quiso darme un abrazo amistoso.

—Quiero mi salida al parque.

Toda acción de su parte quedó en el olvido cuando mis palabras llegaron a sus oídos. Quise sonreír, pero me contuve.

—¿En serio?

—No, es broma, ¿No ves mi sonrisa? —respondí sería.

Blanqueó los ojos al saber que no había remedio conmigo. Entonces sin darme tiempo a protestar, me arrebato mi mochila de mi hombro y se la puso empezando a caminar dejándome atrás.

—¡Eh! ¡Espérame violinista! —grite mientras trate de alcanzarlo.

Este giro para empezar a caminar de espaldas. Empuje algunas personas y trataba de no quitar la mirada de Jungkook. Al parecer le parecía divertido verme ser aplastada por una manada de universitarios con hambre. Lo fulmine con la mirada y casi a un metro de él, estire mi brazo para que me ayudara a salir de entre toda la gente.

—¿Tomaras mi mano? —hablo con fuerza.

—Me moriré aplastada y será tu culpa —unos alumnos pasaron con estuches de guitarras y tuve que bajar la cabeza para no terminar noqueada.

Mi brazo aun seguía estirado, pero no podía ver si Jungkook seguía ahí o me había dejado sola en el mar de gente. Di pasos pequeños, con temor de caer, pero entonces mi mano fue envuelta por una calidez agena. Tiro de mi con tanta fuerza que terminé tropezando hasta que todo mi cuerpo impacto de lleno con Jungkook. Sabía que era él, no necesite levantar la mirada para comprobarlo, solo lo supe.

Aquel aroma a menta me dejó ida. Nuestras manos aún estaban unidas y lo que fue unos segundos, yo lo sentí toda una eternidad parados en mitad del pasillo mientras la gente continuaba con su rutina.

—Tomaste mi mano... —murmure aun sin alejarme.

—Nos tomamos de las manos, los dos íbamos a caer —dijo bajo.

Nos alejamos con lentitud, como si hubiera estado en un profundo sueño.

—Y-yo... —los nervios me atacaron al sentir su mirada sobre mi.

Toda mi valentía, aquella que me caracterizaba se había derretido gracias a su calidez. Me sentía lo suficientemente ida como para necesitar aire, mucho aire.

Me sentía confundida, porque sentía que estaba tocando territorio peligroso. Pero este tenía diamante y me llamaba a explorar. No quería caer de la cuerda, aún no.

—¿Yo? —cuestiono curioso.

Los alumnos por fin había bajado de cantidad y solo algunos caminaban de aquí para allá con tranquilad.

Ya ni siquiera sabía el motivo por el cual lo busqué. No sabía cuál era mi propósito. Si encontraba la respuesta, ¿Qué ganaría yo?

¿Y si la respuesta era nula? ¿Si no existía y sólo era mi mente jugando con mi falta de experiencia en la vida?

Nada me garantizaba que algo bueno saldría de mi patética búsqueda. No podía tirarme de la cuerda por una melodía, por una mirada, por una sonrisa. Pero... ¿Podía tirarme al vacío por un sentimiento? Dejar que mi impulso, puro y sincero actuará sobre la razón.

Fue ahí que la curiosidad se volvió en miedo puro, inseguridad y arrepentimiento. Jungkook no era nada más que un alma misteriosa que se había topado conmigo. Y yo solo era una amargada dedicada a pintar rosas en busca de la felicidad que la realidad no podía brindarme. Debía olvidar todo, pintar hasta dormir y borrar todo lo que me desviará de mi meta, aunque no tuviera una clara aún.

Fue quizás por todo eso que retrocedí. El rostro de Jungkook cambió, sus cejas se elevaron de curiosidad pura y varias palabras quedaron estancadas en su garganta. Mi silencio pareció decirle algo, porque sólo se quedó ahí parado, observando como me alejaba. Y donde en algún momento nuestras manos se tomaron, quedo un gélido frío.

No debí tomar su mano, no debí abrir la puerta, no debí sonreí, no debí preocuparme. Porque ahora me daba cuenta que le tenía miedo a cambiar el rumbo de mi vida, tenía miedo que alguien entrará en ella e hiciera un mínimo cambio.

Necesito pintar muchas rosas de ilusiones.

Necesito borrar la curiosidad.

Necesito entender que no estaba lista para las enormes rocas de realidad. No estaba lista para escarbar en la vida de alguien quien tan solo con una sonrisa había alterado todo mi ser. Necesitaba entender que una melodía no podía significar nada más que eso... Una triste melodía.

...

Fueron segundos eternos donde sostuve tu mano, y fueron tan solo minutos donde me di cuenta que tu tenias la capacidad de destrozar absolutamente todos mis muros.

Solo bastaba segundos para darte cuenta de muchas cosas, pero después de un tiempo me di cuenta tarde que demoraba mucha más que simples segundos escapar de aquello que tu mente entendió.

Porque entendí lo que pasaría si seguía tentandome a tirarme al vacío, pero jamás pude escapar de la atracción de tocar fondo.

Porque entendí lo que pasaría si seguía tentandome a tirarme al vacío, pero jamás pude escapar de la atracción de tocar fondo

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C̴O̴N̴T̴R̴A̴ ̴V̴I̴E̴N̴T̴O̴ ̴Y̴ ̴M̴A̴R̴E̴A̴ || Jjk #1 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora