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Tropecé con la entrada, pero eso no me detuvo. Me retire los zapatos y con las pantuflas ya puestas busqué donde dejar mi maleta. Todo mi cabello estaba desordenado gracias a los vientos que solían pasar por el pueblo.

No había podido dormir bien desde que aborde el avión y ahora tenía una enormes ojeras. Muy aparte que me la pasé observando cada dibujo de aquella libreta púrpura que me había arrancado más de una lágrima. Pero no me importó, había algo que quería encontrar. Tenía una corazonada que si podía encontrarla aquí, algo me decía que mamá era lo suficientemente olvidadiza como para haberlo dejado entre algunas cajas viejas.

Me retire el abrigo y lo colgué en el perchero, apoye mi maleta en el sofá y subí escalera arriba en busca de la llave del viejo cuarto que había sido cerrado desde que mi madre dejó la casa.

Dónde todas mis cosas de la infancia fueron desterradas al olvido.

Con el corazón en la garganta me tire de rodillas en el suelo y empecé abrir todos los cajones buscando desesperada aquella bendita llave de color negra. Rebusque entre mi ropa, debajo de la cama, en el botiquín. Bufé cuando no encontré nada.

La cocina.

Deje hecho un desastre mi habitación y baje corriendo los escalones hasta ingresar a mi cocina. Hice lo mismo, empecé a abrir cajones, repisas. Entre los cubiertos, algunos cuchillos y tenedores terminaron en el suelo por culpa de mi impulso.

—Donde, donde, donde, ¡Ya se! —chille girando con fuerza hacia la nevera.

Me puse de puntitas y estire la mano para buscar arriba de este. Palpe arrugando el entrecejo cada vez que fallaba. Hasta que sentí una cosa de metal. La saqué y efectivamente era la llave que estaba algo oxidada por los años que de seguro llevaba ahí esperando que alguien la encontrara.

Sonreí y aquel golpe de adrenalina regresó. Volví a subir los escalones de dos en dos, camine por el pasillo hasta el final, donde una puerta de madera algo vieja tenía un candado.

—Veamos —susurre intentando abrir el candado con la llave.

Pasaron varios minutos donde no pude abrir, claro, cuando metí la llave con fuerza fue que por fin el seguro se abrió.

Y entonces todo mi cuerpo se congelo, aquella adrenalina se esfumó de golpe incluso haciendo que mis piernas temblará. Aquella sensación de frío me invadió sacándome jadeos. Mis dedos temblaron cuando empuje la puerta con lentitud. Lo primero que vi fue nada, la luz estaba apagada, con la palma de mi mano busqué el interruptor en la pared más cercana y donde mi memoria recordaba. Cuando logre acertar, presione y todo tomó claridad.

Una habitación repleta de cajas, cuadros, sacos de ropa vieja. Adornos, árboles de navidad si usar. Sillas rotas y más cosas que me provocaron un revoltijo en el estómago.

Pasé saliva y entonces me puse manos a la obra. Con algo de asco, por el polvo y olor a húmedo y viejo, empecé a mover cajas y cajas. Me tope con ropa que usaba de niña, cuadernos viejos de cursos de primaria. Mi vestido para mi fiesta de cuatro años. Algunos adornos que había realizado en la escuela. Cuadros viejos que seguramente fueron dejados al dejar de ser modernos. Cortinas descoloridas, sillas sin una pata o con la madera sin lijar. Un enorme ropero que tenía los cajones rotos y el espejo roto por completo.

Me distraje por una buena hora buscando aquello que tenía la esperanza que estuviera ahí. Pero mientras avanzaba los minutos, empezaba a creer que no lo encontraría. Seguí moviendo cajas hasta que me tope con una que tenía en uno de los lados escrito:

"J.R"

Al ser casi una de las pocas cajas que me faltaba revisar, la jale hasta un rincón limpio y me senté cruzada de piernas. Con mis uñas retire la cinta que impedía poder abrir. Cuando la retire después de renegar me tope con otras docenas de cuadernos viejos y colores usados. Saqué uno por uno, mirando superficialmente su contenido. No fue hasta el penúltimo cuaderno que me tope con una libreta amarilla.

—Bingo —dije pasando saliva con fuerza.

La saque de la caja temblando. Estaba en buen estado, forrada y con miles de stickers de rosas de varios colores pastel, ¿Qué habría aquí? Solo recordaba que lo use como un diario, pero no recuerdo nada de lo que escribí, ni siquiera recordaba cuando lo dejé de usar. Apoye mejor mi espalda en la fría pared, un miedo desconocido y la curiosidad me obligó a tomar aire antes de siquiera mirar la libreta finamente. Mi labio tembló y fue ahí que la abrí para empezar a leer la primera página.













❦❦❦
Querido diario...

Es raro escribir esto, nunca pensé que estaría usando una libreta de dibujo como un diario para contar mis secretos y día a día. Pero trataré que solo las páginas sean llenadas con momentos importantes, sin importar si son buenas o malas. Mientras que sean sucesos que me marquen, todo estará escrito aquí, porque... Pará eso está un diario, ¿Verdad?

Dejaré solo por un momento mis rosas y seré completamente sincera en estas hojas en blanco, lo más probable es que en el futuro me avergüence de todo lo que escriba aquí, pero como dice mi tía.

"Todo es por algo" 

Al final tengo cinco libretas, usar esta para una buena causa no sería desperdiciar ¿O sí? Bueno, no interesa, tan solo tengo diez años, creo que tengo el derecho de cometer errores y si escribir aquí, donde se supone debo dibujar, es un error pues ya pagaré en el futuro.

Tratare de presentarme o solo colocaré lo principal de mi para que en un futuro lea esto y vea lo patética que era.

Me llamó Jung Rea, tengo diez años recién cumplidos y me gustan las rosas. Eso sería todo, no soy alguien muy interesante o especial. Pronto escribiré aquí mis momentos más importantes y secretos.

!Nos vemos! Se despide Jung Rea.

...
Entre páginas te encontré...

A partir de aquí, todo lo que leerán hasta que yo indique, será Rea leyendo el diario

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A partir de aquí, todo lo que leerán hasta que yo indique, será Rea leyendo el diario.

C̴O̴N̴T̴R̴A̴ ̴V̴I̴E̴N̴T̴O̴ ̴Y̴ ̴M̴A̴R̴E̴A̴ || Jjk #1 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora