Contra viento y marea se tomaron las manos.
Ella con su pincel y él con su violín. Ella buscando lo que la realidad no podía brindarle y él buscando lo que le fue arrebatado... La felicidad.
[ 3ER PUESTO ES EL CONCURSO "THE SUMPTUOUSNESS AWARDS 2023...
Mis labios se volvieron una fina línea, baje la mirada sin poder sentirme perdida.
—Oh...de verdad siento venir a molestar, pero... —las palabras se quedaron atrapadas en la punta de la lengua.
La señora Jeon suspiro amable, como si fuera su hija. Me tomó del hombro y me adentro a su casa sobando donde tenía puesta su mano.
—Solo fue tu mente con alcohol de más. No te sientas mal —me consoló.
Había despertado en mi sofá a medio día, con un dolor infernal en la cabeza y la garganta destrozada. No recordaba nada, claro, eso hasta que mire al frente y una flash de Jungkook en la puerta de su casa y yo parada en medio de la pista golpeó mi cabeza. Me bañe y peine para estar algo decente y cruce la calle con un sabor amargo en la boca.
Resulta que el jamás había estado en casa, que todo había sido mi tonta imaginación y que se había potenciado gracias al alcohol en mis venas.
—Creo que tomé mucho —. Trato de bromear siendo guiada por la señora Jeon a su cocina.
Tomó asiento en la silla y empiezo a jugar con mis dedos.
—Te entiendo, yo de joven, aunque aún lo estoy —se corrigió ella misma, siguió—:. Solía salir con mis amigas del instituto, varias veces tuve que dormir en casa de mis compañeras para que mis padres no me dejaran si cabeza —hablo con miedo, como si aún fuera una adolescente.
Rei suavemente, Jiyeun ladeo la cabeza y empezó a abrir cajones buscando ingredientes. Acomode mi cabello algo nerviosa.
—Es raro verla sola —confesé queriendo romper el silencio que solo hacía que me concentrará más en el dolor en mi cabeza.
Y curiosamente en mi corazón también...
—Es raro, ¿Verdad? —me miro por unos segundos antes de seguir con su trabajo de cocinar—. Bueno, mis nietos están de viaje, así que no vienen a visitar a la abuela.
Solo había tenido la oportunidad de conocer a Nerea, pero luego sólo veía niños correr por todos lados.
—¿Cuantos hijos tiene? —cuestiono curiosa apoyando los codos en la mesa.
La vi detener sus manos que sostenían una espátula. Se giro y apoyo su cadera en la mesa.
—Dos, Seok Miyeon y Jungkook, el mayor se caso y me dejó. Tiene tres hijos, son un dulce dolor de cabeza —confesó con un brillo en sus ojos.
Se parecía tanto a su hijo.
Debería dejar de pensar en él, ahora casa vez que lo recordaba tenía un sabor amargo en la boca. Quizás era porque no había desayunado.
—Wow, nunca supe lo que era tener un hermano, debe ser...
—Lindo, lo es —confirmo.
Me sentí rara de una forma especial al verla tan alegre al hablar sobre su familia. Mis padres jamás se habían sentido alegres de compartir cosas de mi a la gente, solían evitar mi nombre.
Rea no existía en su vocabulario.
La señora Jeon era como esa madre que siempre quise tener, cariñosa, alegre, carismática, infantil pero madura. Queria agarrar y decir "Cuando sea grande quiero ser como usted" pero me mordí la lengua como la cobarde que era.
No quería compartir mi dolor con la persona que estaba ligada directamente con uno de los causantes.
Pronto una sopa fue puesta sobre la mesa con humo saliendo. Olía exquisito y mi estómago rugio de hambre.
—Wow, se ve delicioso —admito tomando los palillos.
Su risa me detiene, esta sentada en el otro lado del mesón.
—Nunca tuve una hija —pone una mano sobre la mía—, amo a mis hijos, pero siempre deseé alguien con la que pudiera conversar cosas de chicas, ir de compras, cocinar, criticar a las modelos de la tele —rio mirando a la nada.
Algo cálido abrazo mi corazón, pero entonces el miedo también comenzó a crecer con lentitud.
—Y-yo también deseo... Hacer esas cosas —murmuro tímida, buscando las fuerzas para no dejar que el miedo gane—. De verdad, es usted muy gentil conmigo a pesar de... Lo cruel que he sido con usted —mi voz salió a las justas.
Entonces se coloca de pie, rodea la mea y me toma de las manos para que también haga lo mismo, la imito, frente a frente me sentí más cálida pero temerosa.
—Debo admitir que me divertía mucho cuando te molestaba. Me sentía como una niña de nuevo —confesó divertida para luego tornarse seria—. Rea, la vida tiene tantos colores, sonidos, texturas. Una más oscura que la otra, no tengas miedo.
Balbuceo sin saber que decir, cada palabra muere en la punta de mi lengua. Acaricia mi mejilla, por unos segundos fue como ver a mamá, pero no lo era.
—«Es mejor caer y levantarte, aprender, llorar, gritar, reír, cometer errores, tanto como tu corazón decida —. Mis manos temblaron y mi labio también—, la oscuridad está en todos lados, es nuestra decisión como la afrontamos, pero evitarla, ignorarla es lo peor.
Toda mi vida había evitado, ignorado lo nuevo. Lo desconocido era atrayente para mí, pero siempre logré alejarme lo suficiente como para que esas oportunidades se escaparan. Jamás me arriesgue, jamás me sentí libre. Prefería llenar ese vacío con más y más ilusiones, como una droga engañosa y poderosa. Pensando que todo estaba bien, aferrando mi existencia a una felicidad falsa.
Tenía miedo de perderme y no encontrar el camino. De saber que nunca más volvería a mis rosas, que cuando las dejé y vuelva a sentir soledad, no habrá que o quien me salve.
La oscuridad era algo inevitable, aún así la vestí de blanco y rosa ante mis ojos. Fingiendo que estaba bien vivir con un enorme vacío en mi corazón y mente.
Ahogue las oportunidades, aplaste lo nuevo y me encerré en falsas esperanzas, sonrisas, felicidad.
Entonces...¿Que era la felicidad ?
¿De verdad era feliz con mis rosas?
¿Tan envenenada me encontraba?
Me encontraba cayendo al vacío, no había que me frenará, pero el miedo no se iba, buscaba desesperada algo para aferrarme y no encontrar respuestas.
Por primera vez en mi vida desee no encontrar la respuesta a todas las interrogantes que había formulado desde que todo dejó de ser rosas y se convirtieron en rocas, enormes y pesadas rocas de realidad.
...
Estaba tan perdida, el corazón seguía gritando, mi cabeza aún buscaba aquel trozo de recuerdos y mis pies se negaban a correr por ti...
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