9

18 7 0
                                    

Matheo

No estoy seguro qué era peor: saber que mi caramelo estaba en algún lugar donde no tenía nada que hacer, o estar celoso de no estar allí con ella.
La verdad era que extrañaba Black Hand. Habíamos estado hablando de regresar allí y tocar a nuestro propio tiempo, pero las cosas estaban aceleradas para nosotros y todo estaba sucediendo muy rápido.
Sin embargo, más que nada, sentía miedo. Sabía lo que sucedía en los rincones oscuros de Black Hand, y también sabía que no quería que Desiree andara sola por ahí. No había pensado en el hecho que las chicas irían allí cuando me dijo que iba a ir a jugar un partido. Desearía haberle pedido que no fuera sola.
Pasé las siguientes tres horas recorriendo la habitación. Traté de drogarme y matar algunos nervios, pero no funcionó. Llamé a su teléfono, una y otra vez, hasta que finalmente recibí su mensaje de voz. Ya había conocido este miedo con Desiree antes. Parecía que estaba constantemente preocupado por ella. No era estúpido, pero parecía que siempre estaba en el lugar equivocado en el maldito momento equivocado. Black Hand siempre sería el lugar equivocado para ella.
Cuando mi teléfono finalmente sonó, no pude responderlo lo suficientemente rápido.
-Hola, Matheo. Soy Eleonor. Estoy llamando de parte de Desiree. Está muy borracha, amigo. Dijo que te llamaría mañana.
Podía escuchar a Desiree hablando en el fondo y sonaba ahogada.
-¿Qué está haciendo?
-Está vomitando junto a mi auto. No te preocupes. Está en buenas manos. La llevaré de vuelta al hotel donde se está quedando y se irá con sus compañeros de equipo por la mañana para regresar. Me aseguraré de que te llame en la mañana.
Pasé mis manos bruscamente por mi cabello.
-No tenían nada que hacer en Black Hand. ¡Ambas saben que tan peligroso puede ser ese lugar! -grité en el teléfono.
No era mi costumbre gritarle a las mujeres, pero estaba tan preocupado y molesto que no pude evitarlo.
-Amigo, ella está bien. Te llamará en la mañana. Y luego el teléfono se quedó en silencio.
Tomé todo de mí no arrojar el teléfono otra vez. Quería lanzarlo contra la pared, pero no podía. Me estaba matando estar tan lejos y no ser capaz de estar ahí para ella. Estaba borracha y enferma, y quien sabía qué más, y yo estaba a horas de distancia, atrapado en un jodido autobús, esperando impotentemente que me devolviera la llamada.
Esa noche no pude dormir una mierda. Cada hora mis emociones cambiaban. Durante una hora, estaba tan molesto que quería patear a alguien en la cara, y la siguiente estaba tan preocupado que quería gritar. Era malditamente jodido.
El sol se asomó a través de las cortinas, el bus paraba y andaba en el tráfico de la mañana, cuando mi teléfono finalmente sonó. Mirando la pantalla, una sonriente foto de caramelo apareció. Presionando mi dedo contra la pantalla, respondí.
-¿Te sientes mejor? -dije rudamente en el teléfono.
Odiaba ser cruel con ella, pero también odiaba que me mantuviera despierto toda la noche preocupado.
-No realmente. Siento como si me hubiera golpeado el bus en el que viajo. Estaré de vuelta en unas tres horas. -Su voz era áspera y seca.
Definitivamente estaba teniendo una seria resaca y por mal que sonara, no pude evitar pensar cuánto se lo merecía.
-Bueno, eso es lo que sucede cuando bebes demasiado. Te enfermas y te sientes como la mierda al día siguiente. Espero que haya valido la pena.-Me senté y tiré mis pies por el lado de mi litera.
-¿Qué te pasa? -preguntó.
Sacudí la cabeza con irritación y respiré profundamente. Las relaciones a larga distancia apestaban.
-¿Qué me pasa? ¿En serio me estás preguntando eso? Fuiste a Black Hand... sola. Cada vez que vas allí te pasa algo. Pasé toda la jodida noche preocupado por ti.
-¡Cállate, hombre! -gritó Max desde la litera al lado de la mía.
-Vete a la mierda y vuélvete a dormir -grité de vuelta. Acerque el teléfono a mi oreja.
-No dormí en toda la noche.
Cuando las palabras salieron supe que sonaba como un cabrón. Mierda, me sentía como uno, pero estaba tan molesto con ella. Era como en los viejos tiempos.
-Estoy bien, Matheo. Así que detente -dijo suavemente en el teléfono.
Era obvio que estaba rodeada de otras personas y no quería tener esta conversación en frente de ellos, pero nunca me importó una mierda lo que los otros pensaran. Igual, nunca me había importado una mierda nada. Pensando en eso ahora, preocuparse por alguien también era una jodida mierda.
-Lo que sea, Desiree -dije su nombre completo como si fuera un castigo-. Ya estoy más que harto de esta mierda.
Colgué.
En el minuto que lo hice, contemplé devolver la llamada de inmediato, pero también estaba tan soñoliento y molesto. Mi teléfono sonó una y otra vez y por mucho que quisiera responderlo y disculparme por ser un idiota, no quería hablar. Mis chicos estaban empezando a quejarse, así que silencié el teléfono, me di la vuelta y me dormí.
Teníamos una entrevista en un programa de una estación de radio en cuatro horas y estaba llevando un ritmo de no dormir y no comer mucho. Ya estaba siendo bastante malo en esta gira y siendo parte de la banda. Los chicos estaban comenzando a quejarse. Necesitaba ponerme en forma o largarme. Largarme con Desiree, de preferencia.
***
No hablé con Desiree de nuevo hasta un día después. Para ese entonces, había liberado algo del estrés y ella se sentía mejor. No me disculpé por colgarle y no se disculpó por hacer que me preocupara. En cambio, sólo no hablamos sobre eso de nuevo.
Me puso al día con su juego y me dijo que iría a visitar a su tía Sarah y a Jair. Dado que el campus universitario estaba a pocas horas de distancia de la casa de su tía, se quedaba en un pequeño apartamento de una habitación en la universidad. Ideas sobre mudarme allí una vez que las cosas estuvieran definidas con la banda y la gira se terminara, seguían circulando en mi mente, pero las aparté sabiendo que pronto sería capaz de escabullirme para un fin de semana con ella.
Tuvimos una presentación, el día después y no pude hablar mucho con ella al teléfono. Desquité mi molestia con mi música y toqué duramente. Era como los viejos días en que utilizaba mi guitarra para atravesar la mierda en mi casa. Honestamente podía decir que no había tocado tan bien desde que me fui de su lado. Había olvidado lo mucho que amaba lo que hacía.
Hicimos una segunda ronda de nuestra canción final cuando la multitud coreó pidiendo más y para el momento en que estuvimos de vuelta en el autobús y dirigiéndonos hacia la interestatal para regresar, estaba demasiado cansado para levantar mi cabeza. Aun así, llamé para decirle buenas noches a mi caramelo.
-Te extraño tanto -respondió.
-También te extraño, nena -dije mientras me acostaba en mi litera. Hubo un resoplido en la otra línea y me enderecé de nuevo.
-¿Estás llorando?
-No -dijo en voz baja.
-¿Estás mintiendo?
-Sí. -Sus sollozos se volvieron más altos en el otro lado de la línea.
Mi corazón se rompió. Sentí la repentina necesidad de correr hacia ella y sostenerla. Esto nunca funcionaría. Necesitaba estar con ella y ella me necesitaba ahí.
-¿Qué sucedió? ¿Alguien te lastimó? Mataré a quien haya sido. Dime quién te lastimó.
Mi ira me recorrió, ocasionando que el vello en mis brazos se levantara.
Se rio un poco en el otro lado.
-No, nadie me lastimó. Solo la pasé mal el otro día. Fui a la tumba de mi mamá y encima de todo, te extraño.
-Tan pronto como nos bajemos de este autobús, iré contigo. Se supone que toquemos en un lugar local, pero me lo saltaré.
-No. ¿Qué tal si yo voy contigo por algunos días?
Y justo así, mi noche fue un millón de veces mejor.
-Suena perfecto. -Sonreí en el teléfono-. Llamaré al aeropuerto y arreglaré un boleto para ti.
No podía esperar para llamar y darles la información de mi tarjeta de crédito para comprar el vuelo más cercano posible.
-Puedo comprar mi propio boleto, Matheo. Tengo algo de dinero ahorrado. Estaré bien.
Estaba feliz de escuchar que sus lágrimas se habían detenido.
-Por supuesto que no. Tú vienes así que yo pagaré. Además, te debo dinero de cuando pagabas mis multas.
Se quedó callada en la otra línea por un momento.
-¿Sabías acerca de eso? -preguntó.
-Por supuesto que sabía sobre ello. Lo sé todo, nena. Así que voy a llamar al aeropuerto y luego te llamaré de nuevo cuando tenga todo arreglado. ¿Suena bien?
Pude escuchar su sonrisa a través del teléfono y sentí como si hubiera ganado una medalla.
-Suena genial.
-Ah, ¿y caramelo? -Sonreí para mí.
-¿Sí?
-Trae esos pequeños y sexys pantaloncillos cortos de gimnasio que solías ponerte.
Se rio.
-Trato hecho.

Maratón 3/5

Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora