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Lo aprecié por no insistir. No quería hablar. Quería hervir en mi tristeza hasta que estuviera demasiado enojado como para que no me importara una mierda. Quería revolcarme en mis remordimientos y repetir ciertos momentos en mi cabeza una y otra vez hasta que lo único que lo mejorara fuera una cerveza fría o una mujer caliente.

Excepto que nunca sucedió. Todos los días me despertaba pensando que ese día era el día, pero nunca me enojo tanto que no me importara algo y nunca me jodio tanto que quisiera aliviarme con una bebida o sexo rápido. Empeoró cada vez más y pude sentir que me hundía más y más en la depresión.

Me separé de los chicos, aun después de ser liberado por la terapista física e ir a trabajar en el segundo álbum. Vine, hice el trabajo, pero realmente nunca estuve presente. Ya no bromeaba mucho con los chicos; ni siquiera me integraba realmente cuando fumábamos y bebíamos. Daba una calada una o dos veces y luego me iba a resguardar a mi habitación.

Si los chicos notaron que estaba siendo extraño, no dijeron nada al respecto. Creo que simplemente sabían por el hecho que Desiree no había estado a la vista y yo no caminaba por todos lados con mi teléfono en la mano, que algo había sucedido con nosotros. Quería enviar un mensaje y ver cómo estaba. Quería saber si estaba bien, pero no pude hacerlo. Era raro, las cosas se habían terminado, pero quedaron tan sin resolver.

Después de grabar la tercera canción de nuestro nuevo álbum, me salté el viaje de regreso al apartamento con los chicos y decidí caminar a casa.

Necesitaba tiempo alejado de todo solo para respirar. Cuando estaba en el auto, me sentía como si me estuviera asfixiando. Demonios, cuando estaba en el exterior, sentía una cierta falta de oxígeno.

Sabía lo que necesitaba para sentirme mejor, pero regresar por Caramelo no era una opción. Nunca podría confiar de nuevo en ella. Nunca había admitido engañarme con el idiota que después descubrí que se llamaba Phillip. Al menos si lo hubiera admitido, esta relación podría haber tenido algún tipo de cierre.

En el camino a casa, pasé por una joyería y justo en la ventana del frente había un collar con un dije de caramelo. Me recordó a la última vez que estuvimos juntos. Recordé pensar lo mucho que necesitaba un collar para usar con su vestido. Desearía haberle dado algo para que me recordara. Yo tenía tantos recordatorios de ella y quería que tuviera lo mismo.

Aun cuando dudaba que fuera a ver a Desiree de nuevo, entré y compré el costoso collar. Lo guardaría para mí como un recuerdo de las veces que estuvimos juntos, como un recordatorio que algunas veces, aun cuando las cosas son oscuras y jodidas más allá de lo que se creía posible, hay luz. Aun si fuera por un corto tiempo en mi vida, Desiree había sido esa luz para mi, me había iluminado en la más atroz oscuridad, y eso es algo que jamás terminaría de agradecerle.

No mucho después de comprar el collar, Jair me envió un mensaje de texto preguntando si estaba bien. Dijo que él y tía Sarah estaban preocupados por mí. Partes de mí esperaban que Desiree hubiera tenido el valor de enviarme un mensaje, pero era agradable sentirme querido de cualquier forma. Me gustaban Jair y Sarah y por un breve momento, incluso consideré cuán agradable sería cuando también se convirtieran en mi familia.

En la marca de las tres semanas, cuando las cosas deberían estarse haciendo más fáciles, todavía me sentía muy jodido. Podía recordar cuán locos habían estado los meses que estuvimos separados después de la muerte de su padre y esta vez era mucho peor. Al menos antes me perdía en la música, pero ni siquiera mi música me curaba.
Acabábamos de terminar de grabar por el día cuando mi teléfono comenzó a sonar. Bajé mi guitarra y respondí.

—¿Matheo?
La voz no era familiar.

—Soy yo. ¿Quién es? —Levanté mi botella de agua y bebí de ella.

—Soy Sarah, la tía de Desiree. ¿Tienes un minuto para hablar? —Sonaba extraña.

Usualmente era tan expresiva y feliz. Podía escuchar la tensión en su voz a través del teléfono y esa tensión se abrió camino hasta mi estómago.

—Sí, por supuesto que tengo tiempo. ¿Está todo bien? ¿Desiree y Jair están bien? —Supe cuando hice esa pregunta que uno de ellos no lo estaba.

Los chicos estaban diciéndome algo y sólo los despedí con la mano. Salí de la sala de grabación y entré al vestíbulo. Cayendo en un gran sillón frente a la puerta, me abracé, esperando las malas noticias que sabría que vendrían.

—Es Desiree. Está en el hospital.
Sus palabras fueron simples y al grano, pero tomaron un minuto para atravesar la niebla en mi cerebro. Cuando finalmente llegaron a su destino y comprendí completamente lo que acababa de decirme, el suelo debajo de mis pies desapareció y fue como si estuviera cayendo. Al menos así es como lo sentí.

Desiree me necesitaba y no estaba ahí. Repentinamente, cada razón para que nos separáramos y que me fuera ya no parecían tan claras. Nada de eso importó cuando me necesitó. Nada importaba si estaba herida.

Me levanté de un alto del sillón y corrí para salir. Hice la parada a un taxi antes de hablar de nuevo.

—¿Qué sucedió? —pregunté.
Me metí en el primer taxi que se detuvo. El conductor me miró como si estuviera loco, luego encendió el taxímetro. Le dije mi dirección e ignoré todo lo demás excepto a Sarah. Su profunda respiración llenó el silencio y su preocupación de alguna forma atravesó el país y entró en mi corazón.

—Tuvo una sobredosis. Fue accidental, pero aun así sucedió. Aparentemente, ha estado tomando una cantidad obscena de Xanax todos los días. Unas semanas atrás fue golpeada con un balón de futbol soccer y terminó en la sala de emergencia, el doctor le dio algo para el dolor. Mezcló ambas cosas y su amiga April la encontró en su apartamento cuando no apareció para uno de los juegos.

La humedad en mi boca se fue. Entre eso y la conmoción, me tomó un minuto responder.

—¿Se encuentra bien? —Las palabras salieron como un susurro mientras batallaba por que lograran atravesar mis labios.






Hola, soy yo de nuevo

Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora