Desiree
El olor a hule quemado entró en mi nariz.
No estaba segura de cuándo recibí la habilidad para moverme a la velocidad de la luz, pero un minuto estaba parada en la acera observando a una gran camioneta dirigirse directamente hacia Matheo y al siguiente minuto estaba cayendo sobre mis rodillas junto a él y gritando su nombre. Mis gritos fueron agudos, tan agudos que lastimaron mis oídos.
Su rostro estaba cubierto con sangre y no se estaba moviendo. Su brazo no estaba derecho y su mano ya estaba morada y obviamente había sido aplastada.
Brazos vinieron a mi alrededor y me estiré hacia atrás de mí, golpeando a ciegas a quien fuera que estuviera intentando alejarme de él. La voz Sergio atravesó mis gritos.
—Tienes que moverte, Desiree. Necesitan ayudarlo —dijo una y otra vez.
O tal vez solo lo dijo una vez, pero sus palabras sonaron en mi mente mil veces en un minuto. Aun así, no comprendía lo que estaba diciendo y seguí peleando.
Me incliné sobre el cuerpo inmóvil de Matheo y lloré. Le rogué que no me dejara una y otra vez, pero aun así se negó a moverse. Entonces hubo muchas manos sobre mí y aun cuando continué peleando, fui levantada y alejada del único hombre que había amado alguna vez.
—¡Desiree, mírame! —gritó Hugo en mi rostro—. Deja de pelear contra mí. Los paramédicos necesitan ayudarlo. No pueden hacerlo si te interpones en su camino. —Sus ojos estaba inundados con lágrimas y pude ver la preocupación grabada en ellos.
Dejé de pelear y cuando miré de nuevo hacia Matheo, mis piernas dejaron de funcionar. Si no hubiera sido por Hugo sosteniéndome, habría golpeado el asfalto con seguridad.
Los sonidos de las sirenas estaban a mi alrededor y había luces destellando, iluminando el cielo de rojo y azul. Los paramédicos trabajaban en él y desde lejos pude escuchar a uno de ellos dando órdenes. Luego fue movido hacia una camilla y puesto en la parte trasera de una ambulancia.
Salté hacia las puertas y golpeé las manos de Hugo para que me soltara. Cuando un paramédico intentó detenerme, lo empujé.
—¡Voy con él! —grité.
El paramédico se hizo a un lado y me permitió entrar en la parte trasera de la ambulancia con Matheo.
Lucía terrible. Ningún parecido con el oscuro y sexy hombre que capturó mi corazón tantos meses atrás. Me estiré y coloqué mis dedos ligeramente sobre su pierna. No podía perderlo. Ya había perdido demasiado en mi vida. Me negaba a dejarlo ir. No podía hacerlo.
Ruidos sonaron altos en la parte trasera de la ambulancia y los paramédicos prácticamente me empujaron hacia un lado mientras se ponían a trabajar en él. Uno utilizó un aparato para introducir oxígeno en él mientras los otros revisaban su pulso y procedían a hacer RCP.
No podía moverme. Era mi culpa. Si no hubiera hecho un berrinche y salido corriendo del bar, no hubiera corrido tras de mí. No hubiera sido golpeado por la camioneta. Estaríamos regresando al apartamento de los chicos donde Matheo habría pasado toda la noche mostrándome lo mucho que me amaba.
En cambio, estaba acostado ahí frío y su cuerpo contenía lo último de vida que tenía. No podía llorar. No podía respirar. Era como si mi cuerpo estuviera dándose por vencido junto con el suyo. No quería vivir en un mundo donde no estaba Matheo. Además de Jair, era la única cosa buena que me quedaba. Lo era todo para mí.
Me incliné en su oído y suavemente aparté de su rostro su cabello impregnado con sangre.
—Te amo demasiado, Matheo. Por favor, no me dejes.
Sabía en mi corazón que no podía escucharme, pero era todo lo que podía hacer.
Cuando llegamos al hospital, los paramédicos lo metieron rápidamente y me dejaron parada ahí bajo la marquesina de concreto, cubierta en sangre. No pude hacer que mis piernas se movieran. Tanto como quería seguirlo al interior de hospital y estar ahí hasta el final, no pude.
¿Cuán egoísta era eso? Era una perra egoísta y era la razón por la que él peleaba por su vida.
El tiempo voló y todavía permanecía pegada al duro concreto debajo de mis sandalias. En algún punto, Hugo y Sergio me estaba hablando, pero no pude responder. Ni siquiera peleé contra Hugo cuando me levantó y me cargó hasta la sala de espera del hospital.
Una vez le disparé al hombre que conocía como mi padre y pensé que conocía la conmoción, pero nada podría haberme preparado para esto. Estaba conmocionada. La gente se movía a mi alrededor. Alguien me entregó una taza de café y la sostuve ahí hasta que el calor de la taza se fue y el líquido negro en el interior estuvo frío. Todo se había detenido y acelerado al mismo tiempo, y tanto como quería rendirme y dejar que un enorme ataque de pánico me tomara, los sistemas de respuesta de mi cuerpo no se activaban.
Horas después, el doctor salió. La sombría mirada en su rostro me dijo lo que ya supe en mi corazón durante todo este tiempo. Matheo se había ido. Nunca iba a regresar. Nunca escucharía su profunda risa y sentiría sus brazos protectores a mi alrededor de nuevo. Moriría. En el minuto que el doctor dijera lo que sabía que iba a decir, sería la siguiente en irme.
—Estoy buscando por la familia de Matheo Diaz.
Hugo se levantó junto a mí. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba conmigo.
—Somos la única familia que tiene. Prácticamente es mi hermano y ella es su prometida. —Hugo tocó mi hombro.
No era su prometida. Nunca sería su prometida. Me había perdido de todo eso con Matheo y era mi culpa.
Me levanté junto a Hugo y mis piernas se sentían como de gelatina.
Miré hacia los profundos ojos verdes del doctor y anhelé que dijera algo más a que Matheo estaba muerto. Contempló no decirnos nada dado que técnicamente no éramos su familia. No podía pasar otro segundo sin saber.
—Por favor —susurré—. Necesito saber. ¿Está…? —No podía decir la palabra. La palabra “muerto” absorbió toda la humedad en mi boca y me hizo sentir náuseas.
Metiendo sus manos en los bolsillos de su larga bata blanca de laboratorio, el doctor se balanceó en sus talones antes de finalmente ceder.
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Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)
Novela JuvenilEn ocasiones lo que parece un final feliz es el comienzo de un camino que será realmente difícil. Aunque su hermanito y su tía creen que Desiree debería buscar ayuda profesional para lidiar con los demonios del pasado, ella cree que lo único que nec...