Matheo
No dije nada mientras daba media vuelta y salía del baño. Cerré la puerta detrás de mí y me quedé allí en estado de shock. Sus palabras habían herido mis sentimientos y no me gustaba ni un poco. Los sentimientos eran nuevos para mí en general. Los felices los podía manejar, pero cuando Caramelo me cortó, me dolió mucho más que mi trasero siendo golpeado todos los días por mi padre.
No me molesté en comer. En cambio, salí de la habitación y fui a la sala principal con los chicos. Estaban pasándose un porro y el humo alrededor de la habitación era denso. Me dejé caer en la silla junto a Hugo y, sin hacerme ninguna pregunta, me lo pasó.
Había disminuido mi hábito de fumar desde que volví a encontrar a Desiree. Ella era buena para mí en más de un sentido. No necesitaba sentirme entumecido todo el tiempo cuando la tenía a mi lado. Ese no era el caso en ese momento. Necesitaba relajarme y necesitaba bloquear el dolor que sentía en la boca del estómago al ser alejado de ella.
Di una calada con fuerza y aspiré el humo en mis pulmones. Recostándome en la silla, dejé que la quemazón se deslizara por mi garganta hasta mi pecho antes de exhalar. Di una calada una vez más y se lo pasé a una de las chicas extrañas que probablemente iba a ser uno de los juguetes de los chicos para pasar la noche.
Miré a Sergio que estaba embutiendo su cara con mantequilla de maní, crema agria y chips de cebolla. Comer cosas raras era cosa de Sergio cuando estaba drogado. Se tiró un chip en la boca y luego se lamió la mantequilla de maní de los dedos.
-¿Qué? -preguntó cuándo se dio cuenta de que lo estaba mirando.
-Eso es jodidamente desagradable, hermano. Eso es lo qué digo.
-¿Alguna vez lo has probado? -Inclinó la bolsa de papas fritas y el tarro de mantequilla de maní hacia mí.
-Diablos, no.
-Es como las chicas feas, hombre. No te gusta hasta que lo intentas.
Las chicas feas se esfuerzan más. -Se rio.
Una de las chicas chupó sus dientes y le lanzó un cojín para el sofá a la cara.
-Eso no es muy agradable. -Ella se rio entre dientes-. ¿Estás tratando de decir que una chica fea sería mejor en la cama que yo? - Recorrió con sus manos su cuerpo para hacer una declaración.
-¿Quién dice que no eres una de las chicas feas a las que me refiero?-Levantó una ceja y se metió otra papa en la boca.
El resto de la habitación se rio, incluso su amiga, pero ella estaba enojada.
Ya había tenido suficiente de toda la escena, y quería ir a ver cómo estaba Desiree. Volví a mi habitación, pero las luces estaban apagadas y ella estaba acurrucada en mi cama, durmiendo. En lugar de despertarla y hacer que hablara, me metí una hamburguesa por la garganta, entré a la ducha y me fui a la cama. Dormimos en lados opuestos como una pareja casada. Apestaba.
A la mañana siguiente, después de una noche de sueño de mierda, estaba levantado antes que ella. Ella rodó hacia mí durante la noche y su brazo y pierna estaban cruzados sobre mí. Pasé mis dedos por su cabello y me quedé allí hasta que el sol llenó el cielo.
Su respiración cambió cuando despertó, y esperé a que se alejara de mí. No quería dejarla ir. En cambio, ella me miró y sonrió.
-Buenos días -dijo con voz somnolienta mientras se inclinaba y me besaba suavemente.
La besé y capturé su rostro en mis manos. No estaba seguro qué pasó la noche anterior, pero ya no me importaba. Mientras ella estuviera bien, yo estaba bien. A todos se les permitía tener un momento, especialmente Desiree, considerando lo que ella había pasado. Supuse que la había sorprendido teniendo un momento y que estaba avergonzada.
Parecía enferma más que nada la noche anterior, pero todos se enojan de manera diferente.
-Entonces, ¿podemos ver los sitios de turismo hoy?
Se puso de rodillas y se sentó a horcajadas sobre mí. Se veía hermosa en el sol de la mañana con una sonrisa soñolienta y su cabello cayendo alrededor de su rostro. Estar con ella nunca se volvería aburrido. Nunca querría a otra mujer por el resto de mi vida.
No me había dado cuenta cuando me acosté la noche anterior, pero ahora podía ver que llevaba mi camiseta y un par de mis bóxers. Nunca necesitaría usar su ropa otra vez si no quisiera. Se veía increíble en mi ropa y algo al respecto se sentía personal. Me gustó.
-Te mostraré algunos lugares-le dije mientras me inclinaba y la besaba de nuevo.
Ella se rio contra mis labios y me empujó hacia atrás.
-No. No me mantendrás atrapada en esta habitación. Por mucho que adoro sentirte entre mis piernas, nunca he estado en esta ciudad y hay tanto que quiero ver. Solo estaré aquí dos días más.
-Lo siento. Todo lo que escuché fue que te gustó la forma en que me siento entre tus piernas -dije mientras la ponía de espaldas y subía encima de ella.
Me encantaba cuando reía. Risa real, no la mierda falsa que solía hacer cuando la conocí. Me hacía sentir bien poder hacer que su cara se ilumine.
La besé más fuerte y gimió contra mi boca, haciendo que mi polla se hinche y palpite. Rompí el beso y la miré de nuevo. Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y jugó con el cabello en la parte posterior de mi cuello.
-Por favor, Matheo, muéstrame la ciudad -suplicó dulcemente.
-Te mostraré el mundo si eso es lo que quieres. Cualquier cosa que ella quisiera.
***
Después de ver las plazas museos y caminar por todo el centro historico, almorzamos en un lindo café de la acera, y luego la llevé a la playa para que pudiera meter los dedos de sus pies en el océano. Parecía una diosa del mar corriendo en el agua lo suficientemente profunda como para cubrir sus tobillos. Su cabello color arena volaba con la brisa y de vez en cuando me miraba y sonreía.
Escribió nuestros nombres en la arena y tomó una foto con su teléfono, y luego la cargué en mi espalda al auto.
-Hoy fue perfecto -dijo mientras le abría la puerta del automóvil.
-Eres perfecta. -Besé la punta de su nariz y esperé a que estuviera sentada para cerrar la puerta.
Ya no sabía quién era yo, pero quienquiera que fuera esta nueva persona, me gustaba, y a Desiree también parecía gustarle. Yo era más feliz de lo que había sido, y no podía evitar la sensación de que algo estaba a punto de precipitarse y destruirlo todo.
Cuando volvimos a mi casa, sorprendimos a Sergio y una de las chicas nuevas haciéndolo en el sofá.
-Maldición, amigo, ¿ahora estás aprovechando eso? -pregunté mientras abría la puerta de la nevera para tomar algo-. Ella ha estado aquí desde anoche. Te estás oxidando, no solías acostarte con la misma chica dos noches, antes.
Le guiñé un ojo a Desiree cuando la chica se enojó y se bajó del sofá.
Se bajó el vestido, tomó sus cosas y cerró la puerta detrás de ella.
-¿Que rayos? ¿Cuándo te convertiste en un bloqueador de sexo? - gritó mientras se abrochaba los vaqueros.
-No soy un bloqueador de sexo. Soy un tipo realista. Haz eso en tu habitación cuando Caramelo esté aquí o mostraré mis habilidades para hacer que no vuelvas a follar jamas. -Le lancé su camiseta y la atrapó en el aire.
Murmuró algo que estoy seguro fue muy grosero, mientras tomaba la mano de Desiree y la llevaba a mi habitación.Hola!
Que les esta pareciendo la historía?
Les amo.
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Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)
Roman pour AdolescentsEn ocasiones lo que parece un final feliz es el comienzo de un camino que será realmente difícil. Aunque su hermanito y su tía creen que Desiree debería buscar ayuda profesional para lidiar con los demonios del pasado, ella cree que lo único que nec...