Matheo
Terminamos pasando algo de tiempo en un bar local con los chicos mientras Desiree reía por las chicas que seguían acercándose. Solamente tenía ojos para mi caramelo, pero los chicos parecían pasarla bien coqueteando e intentando ver cuál llevar a casa.
—Entonces, ¿qué hay de ti? ¿Ninguna chica aquí te atrae? —Desiree se giró y echó sus brazos alrededor de mi cuello.
Estaba parada en frente de mi taburete, viéndose como un dulce ángel rodeada por demonios. Probablemente, ella era la única persona sobria en el bar. Me había ofrecido a ser el conductor designado, pero ella no lo había aceptado.
—Sólo tú. De hecho, me estás atrayendo ahora. —La atraje y llevé mis manos a su trasero.
Toda la situación era diferente para mí, pero me gustaba. Era un hombre de una sola mujer por primera vez en mi vida, y ella estaba mostrando abiertamente su afecto por mí. El lugar entero sabía que éramos una pareja y tenía que admitir que era jodidamente maravilloso. Ni siquiera podía recordar el tiempo cuando Desiree era intocable. No podía recordar todas las luchas por las que pasamos. Todo lo que sabía era que ella estaba ahí en mis brazos.
La noche pasó en una bruma de tragos y toques secretos. Bebí mucho (demasiado, de hecho) y estaba casi seguro que pasé toda la noche besuqueándome con Desiree en un rincón. No recordaba el camino de regreso al hotel, pero recordaba echar a Sergio. El resto de la noche era un borrón. Cuando desperté, Desiree estaba desnuda, rodeándome con una suave sonrisa en su rostro durmiente.
Me arrastré de debajo de su brazo, teniendo cuidado de no despertarla, y fui a la ducha. El agua caliente lavó los recuerdos del infierno por el que había pasado los meses anteriores y cuando salí de la ducha al baño lleno de vapor, limpié el espejo empañado y miré a la felicidad que no podía borrarse de mi cara. Las cosas eran más que perfectas.
Envolví una toalla alrededor de mi cintura y abrí la puerta del baño. Caramelo estaba allí de pie, usando una de mis camisetas. Me fascinaba cuando usaba mi ropa. Mis ojos fueron subiendo desde los deditos de sus pies, a sus largas piernas, al dobladillo de mi camiseta. Saber que no tenía puestas bragas hacía que mi vieja camiseta de guitarra se viera mucho mejor en ella. Era un enorme afrodisíaco y casi la arrastré de regreso a la cama.
Caminé lentamente a través del cuarto con una sonrisa en mi cara. La sonrisita desapareció rápidamente cuando ella no me sonrió. En nuestro mundo, las cosas nunca estaban bien por mucho tiempo y una parte de mí esperaba que las cosas fueran cuesta abajo. Esa había sido mi vida por tantos años que era difícil no esperar la caída.
—¿Qué sucede? —pregunté.
—Hugo pasó. Dijo que se iban en una hora. —Bajó la mirada a sus pies mientras clavaba los dedos nerviosamente en la alfombra mullida.
Y así de repente, los buenos sentimientos desaparecieron. ¿Cómo pude haberme olvidado que nos íbamos? Estaba tan atrapado en el momento que no pensé en el mundo afuera del cuarto de hotel. No pensé en la gira o la banda porque nada de eso importaba cuando estábamos juntos.
El hecho era que no iba a irme sin ella. Teníamos una hora hasta que fuera momento de partir, lo que significaba que tenía una hora para asegurarme que ella estaba de acuerdo con irse conmigo.—Ven conmigo —dije a la vez que la acercaba y jalaba a mis brazos.
Encajaba perfectamente y se sentía increíble. Apoyé mi barbilla en lo alto de su cabeza.
—Di que vendrás conmigo. No me iré sin ti. —Me eché hacia atrás para mirarla a los ojos y ahí es cuando lo vi. El pánico. El miedo. Y alguna otra emoción indefinible que me dijo que volveria al infierno.
Negó con la cabeza con ojos tristes.
—No puedo.
Sus suaves palabras fueron como una puñalada a mi pecho. El aire que estaba respirando tan fácilmente se volvió pesado y difícil de inhalar.
—No voy a ir contigo. —Su labio inferior tembló.
—¿A qué te refieres con que no vendrás? Pero pensé... —Ni siquiera pude acabar la oración. Las palabras se quedaron atoradas en alguna parte en mi garganta y estaban comenzando a bloquear todo el oxígeno de mis pulmones.
¿Ella no sabía acaso que no éramos buenos sin el otro? Al menos, yo no valía nada sin ella. Solo la idea de estar sin ella hacía que mi pecho se apretase con ansiedad. Para un tipo como yo, que nunca había tenido miedo de nada, fue como un golpe al vientre. Estaba contemplando seriamente ponerme de rodillas y rogarle que se quedara conmigo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y observé cuando una sola se tambaleó en el borde de sus pestañas. Su pecho jadeó con pesadas respiraciones emocionadas y supe en ese momento que ella estaba sufriendo tanto como yo. Nunca quise que ella sufriera. La había visto sufrir bastante en el tiempo que nos habíamos conocido y preferiría morir que verla pasar a través de cualquier dolor de nuevo.
—Lo siento, Matheo. Creo que tras toda una vida de proteger a Jair, está grabado en mi ADN. No puedo respirar cuando pienso en dejarlo.
La lágrima finalmente escapó de sus pestañas y bajó por su mejilla.
Acercándola hacia mí, usé mi pulgar para limpiarla.
—Pero está a salvo ahora, nena. Dijiste que Sarah estaba cuidando bien de el. Prometo que podemos regresar y visitarlo cada vez que quieras. Todo lo que tienes que hacer es decir las palabras y subiremos a un avión—La presión en mi pecho se expandió cuando más lágrimas corrieron por sus mejillas—. Te necesito, caramelo, y creo que me necesitas también. Por favor... ven conmigo.
Bajó la cabeza y la observé mientras sus lágrimas caían sobre mi pecho y bajaban por mis abdominales. Metí mis manos en su cabello y alcé su rostro al mío.
—Por favor. —La palabra fue brusca y ardió en mi garganta.
Nunca antes había rogado por algo en mi vida, pero tenía que rogar.
Necesitaba que entendiera que no era nada sin ella.
Sus ojos se clavaron en los míos y vi el momento en que la decisión fue tomada.
—Te amo, Matheo, más de lo que puedes imaginar, pero es mi hermanito.
Lo siento, no puedo.Y así sin más, sus lágrimas fluyeron libremente y mi corazón se detuvo, sabiendo la decisión que tendría que tomar.
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Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)
Ficțiune adolescențiEn ocasiones lo que parece un final feliz es el comienzo de un camino que será realmente difícil. Aunque su hermanito y su tía creen que Desiree debería buscar ayuda profesional para lidiar con los demonios del pasado, ella cree que lo único que nec...