Matheo
Estaba contento. La felicidad y el alivio podían encontrarse en los ojos de mi Caramelo. Nunca pensé que podía encontrar esa paz una vez más. Sin embargo allí estaba, haciendo el amor con la única mujer que alguna vez me hizo sentir algo emocional. Estaba sobrecogido por la sensación de emoción que solo había sentido con ella.
Inclinándome hacia arriba, envolví mi brazo bueno alrededor de ella y lo enlacé en su cadera. Jalándola hacia mí y más cerca, bajó su cabeza y descansó sus suaves labios contra los míos. Pequeños ruidos se derramaron de sus labios mientras movía su cuerpo lentamente de ida y vuelta y de arriba abajo. Rompiendo el beso, echó su cabeza hacia atrás de puro placer. Suaves mechones de cabello cubrían mis brazos y hacían cosquillas a mis muslos cuando se inclinó hacia atrás. Era una cosa tan hermosa de observar.
La curva de su delgado cuello atrapó mi atención. Mis ojos siguieron la pendiente de su cuello bajando a sus erectos y suaves pechos. Pasé mi pulgar por su estómago plano, dejando que este se hundiera en su ombligo. Su cuerpo tembló con mi tacto. Amaba cómo ella respondía.
Dejé que tuviera completo control de mí. Era la única persona en el mundo a quien le daba esa libertad. Sería la única persona a quien se lo permitiría por el resto de mi vida.
Su viejo sofá se enterró en mi espalda mientras se presionaba para tomarme una y otra vez. Levanté mis caderas por más. Nunca tendría suficiente de ella. Nunca.
El resto de la noche fue un borrón de miembros entremezclados y los sonidos de Desiree cuando se venía. Era un hermoso sonido, un sonido que intentaba escuchar tanto como fuera posible.
Después de haberse dormido exhausto, me desperté con mi mano latiendo. Echándole un vistazo al reloj, el número uno se iluminó para mí.
Dormir por la noche era una cosa que me estaba costando en los últimos días.
Aparté el brazo de Caramelo de mi pecho y me deslicé de debajo de ella. En un punto, terminamos en su cama. Su departamento era cálido y se sentía como casa, pero eso podía ser porque ella estaba allí. Hogar era donde sea que ella estuviera.Encendí la luz del baño y me miré en el espejo. Había un chupón desvaneciéndose en mi pecho y pasé mis dedos por sobre éste. Le di la espalda al espejo y marcas de arañazos rosados estaban esparcidos en mi espalda. Desiree se estaba volviendo un poco como un gato salvaje en la cama, y amaba cada minuto de ello. Después de orinar, lavé mis manos con algo que olía como a coco, tomé dos de mis pastillas para el dolor que no parecían hacer nada, luego apagué la luz y regresé a la habitación.
El sonido de suaves susurros llenaba la habitación, y no estaba seguro de lo que Desiree me estaba intentando decir.
—¿Qué dijiste, nena? —pregunté en la oscuridad.
No hubo respuesta. Nunca la había escuchado hablar en sus sueños, pero siempre había una primera vez para algo.
Deslizándome de regreso a la cama, jalé las cobijas y presioné mi cuerpo contra el de ella. Estaba tan tibia y dulce. Arrojando mi brazo bueno alrededor de ella, la atraje un poco más en mi abrazo.
En ese momento, todo cambió. Me atacó con sus uñas y las enterró en mi cara y mi pecho. Me eché hacia atrás y sujeté sus brazos lo mejor que pude, pero el yeso y el dolor lo hacían muy difícil.
—¿Qué demonios, Desiree? —pregunté mientras sujetaba sus brazos contra la cama.
Aun así, pateó y meneó su cuerpo como si estuviera tratando de escaparse. Usando mi mano rota, alcancé a encender la lámpara al lado de mi cama. Dolió como en el infierno, pero logré hacerlo. Mirándola, la suave luz iluminó su rostro y todo lo que pude ver fue miedo. Sus ojos aún estaban cerrados, pero se veía tan asustada que me rompió el corazón.
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Basta con pedir un Deseo? (Dark Passion 2)
Roman pour AdolescentsEn ocasiones lo que parece un final feliz es el comienzo de un camino que será realmente difícil. Aunque su hermanito y su tía creen que Desiree debería buscar ayuda profesional para lidiar con los demonios del pasado, ella cree que lo único que nec...