21 parte

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Presa de rabia se sentó fuera en un banco hasta que vió salir a L. La imagen de él tocando el culo de aquella gótica con cara de niña le daba asco.

El pelinegro se sentó junto a ella una vez más sin entender el porqué la rubia estaba enfadada. Después de algunos minutos de silencio y ante la aterradora mirada de Alice añadió:

- Hace un tiempo Watari me obligó a ver una película, la protagonista estaba celosa de que...

Alice cruzó sus piernas y soltó una carcajada sarcástica:

- ¿Creés que estoy celosa? No me hagas reír, no sabía que te gustaban las jovencitas con cara de niña.

El detective la fulminó con la mirada una vez más:

- Por favor, abstente de poner en duda mis acusaciones, no creo que estés celosa. - Alice sonrió triunfal - estoy seguro de que lo estás.

La chica golpeó su brazo y se puso de pie. No podía creer que alguien que había pasado practicamente su vida entera aislado intentase saber algo sobre comportamiento humano:

- No creo ni que sepas que significa estar celoso, no te ha tocado vivirlo así que deja de joder - añadió molesta, sin duda ese no era su día.

Sacó un cigarro frente a la atenta mirada de L. Parecía estar analizando algo pero en ese momento no le apetecía entrar en los juegos mentales del detective:

- Si que lo sé - añadió sin más

Su mirada era la misma de siempre sin embargo, el tono de voz que usó parecía algo triste. Alice no pudo evitar apartar la mirada, como si hubiese perdido algún tipo de batalla.

L se puso de pie al igual que ella y dándola la espalda y con las manos en los bolsillos añadió que deberían marcharse. La chica no tuvo el suficiente valor como para preguntarle por su frase anterior. Pensó que no era de su incumbencia repitiéndose que no le importaba y simplemente le siguió.

Al hacerlo pudo notar que por el bolsillo de los vaqueros del detective asomaba un móvil de color rosa muy diferente a su estilo. Se dió un golpe mentalmente, ahora todo tenia sentido. No pudo evitar que su rostro enrojeciese al recordar cómo había tratado a L y las cosas que le había dicho.

El moreno caminaba uno pasos por delante cuando fue agarrado del brazo por Alice quien se encontraba completamente sonrojada:

- Esto... Yo... Lo siento - dijo al fin

L comprendió a que se refería y no contestó nada simplemente asintió con la cabeza dando a entender que no le importaba:

- Por cierto Alice... ¿Cómo sabías que Misa era la segunda Kira? Encontramos cintas iguales a las que mandó y restos de maquillaje en su casa.

La rubia palideció por un momento sin saber que excusa inventar:

- Simplemente tuve un presentimiento al encontrarme a con Light el día que fui a comprar medicamentos - dijo sonando lo más creíble que pudo.

L frunció en ceño sin terminar de creerse lo que su compañera le decía, aún así, sabía por experiencia que presionarla no tendría ningún sentido ya que la chica no soltaría nada más y seguramente le daría más vueltas a lo que acababa de decir hasta que sonase creíble.

Después de un pequeño viaje en coche en completo silencio, llegaron una vez más al hotel.

Una vez L tomo asiento y todos entraron en la sala, el detective le pidió a Watari que mostrasen a Amane.

Esta se encontraba atada con unos arneses y camisa de fuerza como si fuera Hannibal Lecter. Sus ojos se encontraban tapados y todos miraban la escena horrorizados. Alice simplemente tomó un sorbo del café que se había preparado nada más llegar. A decir verdad, el contener a la joven de aquella manera había sido su idea, había echo cosas peores en el pasado así que esto no la quitaba el sueño. De echo creía que Misa se lo merecía completamente. Quizá con un poco de suerte quizá abandonaría la estúpida idea de estar detrás de Light.

Al día siguiente todos pasaron la noche allí esperando que la chica confesase algo y escuchando las quejas que decían que aquello era cruel. Alice trató de pasar la noche en vela al igual que él detective sin embargo, no lo consiguió y acabó durmiéndose en el sofá a pesar de sus seis tazas de café.

Despertó al día siguiente con una manta. Escuchó como alguien gritaba que la rubia por fin había hablado y como L corría abrir el micrófono y las cámaras del lugar donde estaba Misa.

La rubia gimoteba mientras repetía que no podía más y pedía que la matasen. Como Alice ya suponía la rubia no admitía ser el segundo Kira. Sin embargo, Solo ella entendía a quien iban dirigidas sus súplicas, no era a L si no al Shinigami a su lado.

Cigars And Sweets ( Death Note × Oc )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora