17 parte

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Alice sonrió para sí misma y sin que nadie lo notase al ver el cuerpo de Light tensarse.

Giró su cabeza hacia la nada y se mantuvo asi por algunos segundos. Podía ver al Shinigami reírse. Le divertía la situación.

Tras esto se acercó a L y posó su mano sobre el brazo del chico, cosa que no pasó desapercibida a los ojos del castaño:

- Me voy, tengo cosas que hacer. Te veo luego Ryuzaki.

Dicho esto y de manera divertida posó sus labios sobre la mejilla del detective mientras miraba al joven universitario.

A Light le hervía la sangre, pudo jurar que sintió unas ganas de arrancar la cabeza de L superiores a sus fuerzas. Sin embargo, se limitó a sonreír.

El pelinegro tocó la zona y simplemente mantuvo su fría mirada fija en la chica mientras está cruzaba la puerta y se marchaba. Sentía que algo se le olvidaba.

Salió de la habitación y al llegar a la calle pidió un taxi, paró en una floristería y cogió el ramo más caro y bonito que tenían allí. Después volvió a montar en el vehículo y le dió la dirección de un cementerio a una hora de allí.

El taxi paró cerca del lugar justo en frente de una tienda de conveniencia, compró un pack de latas de cerveza con el ramo en la mano y salió de allí dejando al hombre que la había atendido completamente sorprendido.

Entró en el cementerio dando un suspiro y avanzó hasta la séptima tumba. Se arrodilló y dejó el ramo de flores mientras se sentaba:

- Han pasado tres años Ryuzaki. Aquí estoy de nuevo, de vuelta en Japón. El lugar que tanto odiabas - rió tristemente ocultando su rostro entre sus rodillas.

Cogió las latas de cerveza y abrió una para beberla de un trago y seguir hablando:

- Siento mucho lo que pasó, si no te hubiese dejado solo esto no habría pasado.

Abrió otra lata mientras continuaba observando la lápida y continuaba hablando:

- Siempre me dijiste que no te gustaba el temperamento tan sentimental que tenía - hizo un pausa comenzando a llorar - demonios, tuviste que dejarme sola en este mundo. Te regalé mis ojos para que pudieses completar tu plan, pero parece que no fue suficiente.

Alice continuó horas hablando con la nada, el cielo comenzaba a oscurecerse y a llenarse de oscuras nubes que amenazaban con empezar a llover. En ese punto ya estaba completamente borracha y sin fuerzas de levantarse, por lo que simplemente se abrazó a si misma y se durmió esperando que las gotas de lluvia la despertaran tiempo después. Se sentía tan sola y miserable en esos momentos que se avergonzaba de ella misma.

La lluvia comenzó a caer y el sonido hizo que se despertara alarmada de no sentir la lluvia tocarla. Al abrir los ojos alzó la mirada hasta notar como alguien la cubría con un paraguas:

- Sabía que se me olvidaba algo.

Alice trató de levantarse sin mucho éxito volviendo y caer. L consiguió recogerla antes de que tocara el suelo:

- Súbete - añadió agachandose para que la rubia pudiese subirse a su espalda

Alice dudó algunos segundos, sin embargo, estaba tan mareada y cansada de llorar que simplemente hizo caso y sin añadir ninguna palabra dejo que el detective la llevase. Llevaba todo el maquillaje corrido y los ojos completamente rojos e hinchados. El pelinegro mantenía una mirada neutral y su postura común aún así la manera en la que se había preocupado por ella hacía que Alice se sintiese extrañamente tranquila. Quería detener el tiempo. Sin darse cuenta acabo rodeando con sus brazos al contrario en un tipo de abrazo extraño y gratificante:

- Gracias - susurró en un tono casi inaudible pero no lo suficiente como para que el pelinegro no la escuchase.

Como Alice se esperaba no contestó sin embargo lo que ella no alcanzó a ver es que una pequeña sonrisa se había posado en su rostro.

Sin nada más que añadir la chica recostó su cabeza en la espalda del contrario y se durmió. Para su sorpresa L tenía una temperatura corporal bastante más alta que la suya.

Al día siguiente amaneció en la cama del hotel. La cabeza le daba vueltas y su cuerpo se encontraba adolorido, " nada que no me haya pasado antes " pensó y avanzó hasta la puerta al oír unos pasos acercarse. Al abrirla se encontró con Watari, quien le traía el desayuno en una bandeja:

- El amo me pidió que le trajese esto - añadió

Alice ladeó la cabeza y se sonrojo al recordar cómo se había aferrado a la espalda de L la noche anterior. Se sentía idiota, se había acostado con la mitad de Los Ángeles pero se avergonzaba de abrazar a un hombre.

Tras coger la bandeja cerró la puerta y comió el desayuno, se pegó una ducha y salió de la habitación para dirigirse a la de L y preguntarle cómo fueron las cosas con Light el día anterior.

Entró en la habitación y observó a L en su silla y dado la vuelta, al acercarse el moreno tenía la misma expresión de siempre mientras removía su café plagado de azúcar sin embargo Alice notaba algo diferente. Se acercó a él y posó su frente sobre la de L:

- Oh dios mio estás quemando

Entonces recordó el día anterior, había llovido y el detective no al haberle dejado su paraguas y después cargar con ella había acabado resfriandose:

- L no puedes trabajar así

El mencionado clavó sus oscuros ojos en ella y se llevó el dedo gordo a la boca:

- Por favor señorita Alice abstengase de sentimentalismos en este momento - dijo sin más

Lo cierto es que era sorprendente, Alice podía asegurar que tenía unos cuarenta grados de fiebre pero seguía como si nada. Si no hubiese tocado su frente nunca lo hubiese sabido. Un pinchazo en el corazón la hizo tragar saliva al darse cuenta de la veces que L habría tenido que soportar ese tipo de situaciones. Estar enfermo sin que nadie te ayude y tener que seguir en con su trabajo. Debía ser horriblemente doloroso y solitario.

Apretó los puños y añadió mirándolo a los ojos y cogiéndole de los hombros:

- Si no me dejas cuidar de ti hasta que tú fiebre baje, abandonaré la investigación.

Los ojos de L se abrieron un poco más ante aquella declaración.

Cigars And Sweets ( Death Note × Oc )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora