A Lord Voldemort lo engañaron acerca de su hija, a Alexandra Riddle le ocultaron sus orígenes.
Cumplidos los 14 años Alexandra descubre que sus padres muggles en realidad no son sus padres, y el mundo en el que creía vivir en realidad es más grande...
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Narra Alexandra
Al despertar me levantó de la cama para irme a bañar pero antes tomo la ropa que Hermione me dejó en el armario, después llegó a la enfermería de nuevo en donde la señorita Pomfrey se encuentra hablando con Cedric.
- ¿Y ella cómo pasó la noche, tuvo algún malestar, mareos? - le preguntó Cedric al parecer ninguno de los dos se había percatado de mi presencia.
- Ella estuvo bien y tranquila, no hubo ningún malestar, así que tranquilo señor Diggory, la señorita Evans está bien - le sonrió dulcemente a Cedric y el sonrió de lado para después alzar su mirada viéndome a mi caminar hasta donde se encontraba la que fue mi cama durante toda la noche.
- Buenos días - dijo acercándose a mi, mientras me daba un beso en la mejilla.
- Buenos días - exclamé yo sonriendo - señorita Pomfrey buenos días a usted también.
- Buenos días señorita, me da gusto el ver que ya está bien, es una persona muy fuerte y sana, ya puede retirarse si es que así usted lo desea.
- Muchas gracias por todo - sonreí mientras tomé mis cosas - ¿me acompañas a dejar esto en mi habitación antes de ir al gran comedor, por favor? - le dije a Cedric.
- Por supuesto, vamos, hasta luego señora Pomfrey y gracias - la señorita Pomfrey levantó su mano despidiéndose de nosotros, salimos de enfermería dirigiéndonos a los dormitorios de Gryffindor - ¿quieres que te ayude a llevarlo? - exclamó Cedric haciendo referencia a mis cosas.
- No, estoy bien pero gracias de todos modos, ¿y cómo estás?
- Bien, ya estoy tranquilo - dijo haciendo una leve sonrisa.
- ¿Algo pasó o qué era lo que te tenía preocupado, fue otro ensayo de Snape?
- No, tranquila - rió - estoy más tranquilo gracias a que según lo que me dijo la señora Pomfrey, anoche no tuviste ningún malestar y hoy al despertar tampoco, ¿está en lo correcto?
- Sí, ya me siento mejor no me he mareado y tampoco he tenido dolores de cabeza.
- Me da gusto saberlo.
Llegamos y la dama gorda nos dejó pasar, así que fuimos hasta mi dormitorio para dejar rápido las cosas e ir al gran comedor a desayunar, tomé mi mochila pero por alguna extraña razón de nuevo no encontraba mi varita, recuerdo que cuando entre a la habitación la puse en mi cama para guardar las cosas en el armario.
- ¿Buscas esto? - murmuró Cedric detrás de mi, sosteniéndola en sus manos, mientras sonreía burlonamente.
- Sí, precisamente buscaba mi varita, ¿me la podrías dar por favor? - me puse de puntitas tratando de alcanzarla ya que Cedric levantó su brazo haciendo que mi varita quedara más arriba.
- ¿Y yo que recibiré a cambio? - entrecerró un poco sus ojos mientras sonreía.
- Con que quieres negociar - él asintió - de acuerdo, tú primero propón ¿que quieres a cambio?
